Meticulosos, detallistas y al mismo tiempo pasionales, The xx han sido uno de los grandes grupos de culto de nuestro siglo. Fuera de la banda, desarrollando proyectos paralelos en solitario, cada miembro ha seguido su propia vía de expresión. En principio pensamos que Jamie xx iba a desarrollar la faceta más electrónica del trío, pues a eso apuntaba su disco ‘In Colour’ y temas como ‘Gosh’. Después, hemos ido comprobando que a todos les interesaba explorar ese camino de maneras diferentes.
De hecho, ha sido Romy Madley Croft quien ha llevado el tema de lo bailable hasta el extremo, lo que se explica por varios motivos. El primero es que la idea inicial de juntarse con el productor Fred again.. era escribir para otros artistas. Sin embargo, al dar con esa sensibilidad especial que tiene este artista, y que ha hecho de él un DJ tan masivo que hasta Pedro Sánchez le cita entre sus favoritos, decidió desarrollar temas propios con él. Y algo parecido le pasó cuando se puso a colaborar con King Princess. Verla escribir sus composiciones dedicadas a otras chicas, siendo tan joven, le hizo darse cuenta de que ella ni había tenido el coraje necesario a su edad, ni lo estaba haciendo todavía a día de hoy.
Por tanto, ‘Mid Air’ es las dos cosas a la vez. Por un lado, es un álbum de música electrónica -no sé si me atrevería a decir EDM- algo básico, zapatillero y rudimentario. El detalle en pistas como ‘One Last Try’ es ninguno. Stuart Price, otro de los productores del álbum, definitivamente carente de nuevas ideas desde hace una década o dos, reproduce lo que hizo con Pet Shop Boys en ‘Vocal’ en ‘Twice’.
Por otro, estamos ante un disco emocional y profundo, en el que Romy Madley Croft se entrega revelando de sí misma todo aquello a lo que no se había atrevido. ‘Mid Air’ se abre con ‘Loveher‘, una canción que nos sirve para adentrarnos en su corazón, a medida que escuchamos un bombo competir con un piano. Sus ganas de decir la verdad -que ama a una chica- enfrentándose con el miedo («no me avergonzaré, no puedo esperar para decírselo»). Es muy significativo que un momento dado repita un verso utilizando otro tono: es como si Romy fuera una persona antes de empezar el álbum, y otra al terminarlo.
Eso es lo que sentimos cuando escuchamos que el disco avanza sin descanso hacia la liberación. ‘The Sea’, inspirada en un viaje a Ibiza realizado junto a su compañero Oliver Sim, es la más The xx del conjunto; también una celebración de conocer «a la chica de sus sueños». A medio camino, ‘Strong’ es el gran «banger» del álbum, fruto de haberle puesto a Fred again.. un montón de temas de trance previos a los 2000. ‘Twice’ y ‘Did I’, casi unidas como si en una sesión estuviéramos, van armando una segunda mitad que ya es puro hedonismo en la pista de baile, antes de la explosión final.
Si Oliver también aprovechaba su disco en solitario para traer al presente a figuras legendarias LGTB+ (Jimmy Somerville en su caso), Romy ha optado por samplear a Beverly Glenn-Copeland. Tras publicar un par de discos como cantante femenina de impresionante voz a principios de los 70, Beverly salió del armario en 2002 como hombre trans y en 2004 realizó una grabación llamada ‘La Vita‘ que ha conmovido profundamente a la co-líder de The xx. El tema, absolutamente impresionante, es la base de ‘Enjoy Your Life‘ y de su intro. El mensaje es de nuevo muy sencillo, si bien Romy cuenta que elaborar este tema y trabajar su progresión ha sido un dolor de cabeza.
A través de esa intro o del otro interludio que hay, puras «confesiones en la pista de baile», pues ‘DMC’ hace referencia a las «conversaciones profundas y llenas de significado» que se tienen en un rincón de la discoteca; la artista da cuerpo a lo que parecía una obra más de música dance. El cierre lo dice todo: entre posibles referencias a ‘Love Is in the Air’ y ‘Ritmo de la Noche’, ‘She’s On My Mind’ es la «revolución sexual» de Romy Madley Croft.