Corría el año 2006 cuando escuchamos por primera vez el nombre de Corinne Bailey Rae. Su single ‘Put Your Records On’ se convertía en uno de los mayores éxitos de ese año y hoy es un clásico que ha renacido en listas gracias a una insospechada versión. El debut homónimo de Corinne Bailey Rae, centrado en una agradable y dulzona mezcla de pop, soul y jazz, vendía 4 millones de copias en los tiempos inmediatamente previos al fenómeno Amy Winehouse.
Después, la carrera de Corinne tomaría rumbos inesperados. La muerte de su marido inspiraba -en parte- su segundo disco, ‘The Sea’ (2010), publicado 4 años después del primero, y la cantante británica no volvería a sacar un álbum hasta 7 años después, el colorido ‘The Heart Speaks in Whispers’ (2017).
‘Black Rainbows’, el nuevo álbum de Bailey Rae, se ha hecho esperar más de un lustro, pero plantea un curioso escenario, pues es a la vez una reinvención total y una vuelta a los orígenes. Porque antes de que lanzara su primer single, ‘Like a Star’, Corinne formaba parte de una banda de guitarras llamada Helen que tomaba inspiración de formaciones -también integradas por mujeres- como L7 o Veruca Salt. Y si hay algo en ‘Black Rainbows’ son guitarras.
El cuarto disco de Corinne Bailey Rae (en 17 años) nace de una visita que la artista hace al museo Arts Bank de Chicago que le cambia la vida. Allí descubre numerosos objetos relacionados con la historia negra de Estados Unidos que le hacen reflexionar sobre el racismo sistémico y la memoria histórica. Así, en lugar de letras personales y autobiográficas, en ‘Black Rainbows’ encontramos recuerdos a figuras pioneras que pueden haber sido olvidadas por la historia como la escritora abolicionista, y previamente esclava, Harriet Jacobs, que inspira ‘Put it Down’; o la modelo y maestra de ceremonias Aubrey Smaltz, la ‘New York Transit Queen’ que tanto abogó por la inclusión en las pasarelas, y que ha inspirado el primer single del disco.
‘New York Transit Queen’ es toda una declaración de intenciones: dos minutos le bastan a Bailey Rae para hacer una canción de punk tan convincente como lo pueden ser sus mejores baladas. Guitarras y palmas suenan robustas bajo la producción de la propia Corinne y de su marido, Steve Brown.
El punk es solo uno de varios estilos de rock que en ‘Black Rainbows’ se exploran de manera muy hábil y sorprendente. Porque sigue habiendo algo de la gran sensibilidad melódica de Corinne en la épica introducción prog-rock de ‘A Spell, a Prayer’, pero la artista también es capaz de hacer que ‘Erasure’ suene a más que un mero disfraz de la primera PJ Harvey. En el tema titular hasta sale airosa de entregar una canción meramente instrumental, un pequeño espectáculo de rock psicodélico y free-jazz que pocos esperarían de su autora.
La ambición de ‘Black Rainbows’ -siempre apoyada en las guitarras- deriva hacia otras cosas en el disco. Y puede resultar en una maravilla como ‘Peach Velvet Sky’, que recuerda a la Kate Bush de los 70. Pero la segunda mitad de ‘Black Rainbows’ deja resultados desiguales. Algunos cambios de estilo son fallidos: es el caso del bolero mutante ‘He Will Follow You with His Eyes’, que denuncia las presiones estéticas a las que se enfrentan las mujeres negras. Y, sobre todo, el de ‘Put it Down’, 8 minutos algo atropellados, sobre todo cuando el tema deriva de repente en una base clubera desencajada. Cuando intentas hacer una canción ambiciosa pero suena a eso, a intento.
En el disco más político y guitarrero de Corinne Bailey Rae, las historias se suceden hablando del “borrado” de la infancia negra (‘Erasure’), de una necesaria “utopía” (‘Earthlings’) o de la necesidad de honrar a nuestros antepasados (‘A Spell, a Prayer’). Pero, en medio de esta reinvención total, Corinne aún incluye otra de sus preciosas baladas: ‘Red Horse’ es, ni más ni menos, una canción de amor, una balada estremecedora que aporta luz y melodía dentro de este paisaje poblado de “arcoíris negros” a los que Bailey Rae brinda su homenaje e indispensable recuerdo.