El de Sampha es uno de los casos más curiosos del pop reciente. Un artista capaz de colaborar con superestrellas del tamaño de Kendrick Lamar, Alicia Keys, Travis Scott, Stormzy, Frank Ocean o Solange, pero aún tan esquivo que puede pasarse más de un lustro sin publicar nuevo disco, a pesar de que el anterior, ‘Process’, publicado en 2017, le hizo ganador de un Mercury Prize. Sampha Lahai Sisay es una de las personas mejor conectadas de la industria, pero aún su figura es un enigma.
El misterio que rodea a Sampha da una dimensión diferente a su música, tan espiritual. ‘Lahai’ es efectivamente su segundo nombre, también el nombre de su abuelo, y ahora da título a esta ambiciosa obra que gira en torno a la conexión humana y sus diferentes expresiones, iluminada además por la paternidad de Sampha, que ha dado al músico una nueva visión de la vida.
El duelo de ‘Process’ (dedicado a la muerte de su madre) no ha desaparecido del todo en ‘Lahai’, como Sampha ha contado en una entrevista a este medio, porque el duelo siempre forma parte de la vida. Pero Sampha ahora se centra en el amor, el que le “eleva” en el neo-soul cósmico de ‘Suspended’, el que ve a través de los ojos de su hija en la contemplativa ‘Satellite Business’, o el que siente a lo largo del disco, arropado por sus seres queridos.
‘Lahai’ llega repleto de una musicalidad rica y arrebatadora. Con su habitual mezcla de soul, pop y electrónica, Sampha crea pequeñas cápsulas de magia que hipnotizan tanto como la portada del disco. Con la ayuda principalmente de El Guincho, hace rato ya convertido en un productor de primerísima categoría, pero también de Kwes o, a la instrumentación, de Owen Pallett, Sampha entrega una obra hermosa que no renuncia a los contrastes.
Es curioso que varios temas de ‘Lahai’ se apoyan en una composición a piano contemplativa, pero incluyen un fondo de percusión nerviosa, como mostrando dos caras de una misma moneda. Es el caso del primer single ‘Spirit 2.0’, que eleva el alma cuando Sampha canta precisamente que puede tocar el “cielo abierto” y sentir “menos miedo”. ‘Stereo Color Cloud (Shaman’s Dream)’ abre el elepé utilizando una fórmula parecida, combinando la maravillosa melodía de Sampha con un beat próximo al drum n’ bass, y ‘What If You Hypnotise Me?’ es otro ejemplo, aunque la composición no iguala el estándar de las mejores, algo de lo que ‘Lahai’ no escapa.
A lo largo de ‘Lahai’ Sampha exhibe un gusto musical excelente acompañado de sus diferentes colaboradores. Con una producción electrónica brillante a cargo de Pablo Díaz-Reixa, ‘Only’ es una de las mejores canciones de 2023. ‘Dancing Circles’, que llega antes, se basa en una saltarina melodía de piano que recuerda al minimalismo de Meredith Monk y Steve Reich. Y ‘Jonathan S. Leagull’, aparentemente la segunda canción de 2023 que se titula con el nombre de esta fábula escrita por Richard Bach (la primera fue de Ralphie Choo) sabe conmover con una mezcla perfectamente equilibrada de góspel y trip-hop.
Aún haciendo gala de una cohesión y un sentido de la dirección y la fluidez excelentes, ‘Lahai’ no evita caer en algún que otro momento de tedio con composiciones que producen un impacto menor. Es el caso de ‘Can’t Go Back’, que ni la colaboración de Owen Pallett logra levantar, o la influencia vagamente cabaretera de ‘Evidence’. Canciones menores que se suman a una serie de interludios o pistas instrumentales que pueden aportar más (‘Satellite Business’) o menos (‘Wave Therapy’). ‘Rose Tint’ pone el cálido y agradecido punto final.
Pero son pocos inconvenientes los que se pueden rascar en este trabajo que se percibe creado con un gran amor por el oficio, en el que Sampha se entrega emocionalmente como nunca, permaneciendo en tierra y a la vez anhelando en todo momento volar. Su voz sigue arropando tanto como sus allegados le arropan a él. Seis años después de ‘Process’, puede que se haya perdido gente por el camino, o puede que no, pero lo seguro es que la espera ha valido la pena.