Música

Take That / This Life

Dicen Take That que “nosotros somos los primeros sorprendidos de seguir aquí”. No conocen el secreto de su éxito. ‘This Life’, su nuevo disco, ha vendido más de 100.000 CDs y varios miles de vinilos solo en Reino Unido. No es ninguna sorpresa: ‘Wonderland’ (2017) vendió lo mismo. Take That se han mantenido gracias a la reinvención, y también a que la nostalgia vende millones ofreciendo un lugar seguro, una zona de confort a la que volver una y otra vez.

La enésima reinvención de Take That se traduce en un álbum grabado en Savannah, en el sur de Estados Unidos, con la ayuda del productor Dave Cobb; un disco que, sin embargo, se sumerge de lleno en el sonido californiano de los años 70 (y más allá). El sonido es clásico, tanto como unas letras que sin demasiada imaginación sirven optimismo mil veces escuchado.

El buen single ‘Windows’ hace patente la influencia de gente como Glen Campbell, ubicada a medio camino entre el country y el easy-listening; ‘This Life’ recuerda más bien al piano pop de Billy Joel y suena contenta y feliz como una perdiz, y ‘The Champion’, inspirada en las palabras sobre masculinidad y suicidio del artista marcial Paddy Pimblett, se atreve con el pop acústico vagamente espiritual que asociamos a Sheryl Crow o últimamente a Lorde. Después, las armonías pueden ser tan ricas como las de ‘We Got All Day’.

Las canciones cumplen sin ser realmente canónicas. Y eso que ‘Windows’ tenía potencial, pero no es deslumbrante. El disco se abre con una canción muy emotiva, ‘Keep Your Head Up’, que entrega la composición melódica más inspirada del disco: la base de piano parece de Nils Frahm. ’Brand New Sun’ hace brillar a Mark Owen tanto como lo hacía en -redoble- ‘Shine’. Y ‘One More World’ es bonita de verdad, pues tanto la melodía vocal como el arreglo de cuerdas están especialmente inspirados.

Pero que Take That hagan bien los deberes es una cosa, y que aporten ideas interesantes es otra. La esperanza de ‘This Life’ suena extremadamente calculada a estas alturas, recalentada en el microondas como un plato de pasta cocinado hace dos días. Y no solo porque las letras recuerden que “aprendemos solo cuando nos mantenemos unidos, y perdemos cuando nos separamos” o que “la vida no es un camino de rosas”. Ese elemento calculado resta frescura al pop-rock tipicote de ‘Days I Hate Myself’, y lo más interesante que se puede decir de ‘Mind Full of Madness’ es que fusila el riff de ‘Edge of Seventeen’ de Stevie Nicks. Un cliché en sí mismo.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: take that