Russian Red estaba trabajando en su gran disco de regreso, su primer álbum de estudio de canciones originales en 10 años, cuando se dio cuenta de que tenía entre manos algo complejo. Un trabajo audiovisual que incluso barajaba firmar como Lourdes Hernández. Actualmente continúa desarrollando ese proyecto, pero en un momento dado dio con una idea más ligera que sí le apetecía firmar como Russian Red.
Esa idea es este ‘Volverme a enamorar’ que desde hoy tenemos entre manos. Un álbum de liberación sexual, liviano y lascivo, cantado en Spanglish y con unas influencias muy particulares. De un lado, la música de la era del destape, con gente como Susana Estrada a la cabeza. De otro, el post-indie de personajes tan peculiares como Mac DeMarco. Luichi Boy de Cupido y Carlos René son los encargados de dar forma a todo eso.
Porque el disco, pese a contar con algo menos de 20 minutos de duración, tiene una forma muy determinada. La portada del sencillo ‘No entiendo nada’ es un culo en primer plano visto desde abajo a través de una silla transparente; el focus track del día de salida es una tórrida canción llamada ‘Intelectual sexual’ en la que parece hablar la protagonista de ‘Ramona‘; otra se llama casi, casi ‘Soy una fresca sin sentido’ y se revuelca en su punto kitsch; y el álbum se abre con una especie de bossa nova que piensa en un montón de «chicos solos en su habitación». ‘Me gustan todos los chicos’, se titula.
La artista no ha abandonado su característico estilo, por completo. En su gran clásico ‘Fuerteventura’, había una canción llamada ‘The Sun, The Trees’ inspirada en ‘We Are the Sleepyheads’. Prácticamente triplicó en streamings a la composición original de Belle & Sebastian y ahora recupera aquellos maravillosos coros para preguntarse por qué algo se acabó en ‘No entiendo nada’: «No es verdad, me gustas igual que siempre», dice la misma letra que contrapone «si yo soy tan guapa» a «tú eres un melón».
Hay algo de amor en estas canciones que a veces ni siquiera llegan a los 2 minutos de duración. El mejor ejemplo -la canción más larga, 2 minutos y 59 segundos- es ‘La última vez’, con su «estaba escrito en las estrellas que nos íbamos a encontrar». Pero la gracia de ‘Volverme a enamorar’ es que debería llamarse «Volver a follar». El single principal lo dice claro, incluso sonando tristón: «This is not a love song. This is un volcán».
Esta «obsesión que quiere break my heart» no es sino un retrato, bastante inusual, de lo triste que es no poder follar con alguien que deseas. Suena mal en boca de Dani Martín, pero es más novedoso que una artista femenina verbalice ese anhelo con su puño y letra. «No me da miedo» es la última frase de ‘Intelectual sexual’. Quizá en unos años la Lourdes del futuro no tenga que cubrirse la cara en la portada.