Norah Jones dejó los estudios de música después de suspender su examen de Piano. Se fue de Texas a Nueva York y empezó a tocar (precisamente) el piano en un restaurante, cantando versiones de jazz, y no se planteaba escribir sus propios temas porque “¿cómo vas a escribir algo que suene tan bien como algo de Harold Arlen?”, según cuenta. En casa intentaba aprender a tocar la guitarra, y, quizás por ser un instrumento que no dominaba, ahí sí se atrevió a componer una canción, con los tres acordes que se sabía, y con el aroma de country que ahora echaba en falta al estar lejos de su tierra. Esa canción era ‘Come Away With Me‘, y el disco homónimo, que supuso su debut, se acabó convirtiendo en el disco de jazz más vendido de la historia, y el tercer disco más vendido del siglo XXI (le superan solo ‘21‘ y ‘The Eminem Show’).
Norah Jones ha vendido más de 50 millones de discos y posee 9 Grammys, pero su impacto se ha ido diluyendo cada vez más. ‘Feels Like Home‘, sin llegar a los 27 millones de copias de su debut, se quedó con unos igualmente impresionantes 12 millones, y tanto ‘Not Too Late’ como ‘The Fall’ fueron igualmente discos de platino. Pero la cosa se empezó a torcer con ‘Little Broken Hearts‘ (irónicamente, su mejor disco para quien esto escribe): el cambio de sonido junto a Danger Mouse no terminó de convencer al público general, y el intento de volver a sus orígenes en ‘Day Breaks‘ no fue la solución, bajando más las ventas. De ‘Pick Me Up Off The Floor‘ poca gente se acuerda, y menos aún de ‘I Dream of Christmas’, el disco navideño que sacó un año después. ‘Visions’, que es su noveno álbum de estudio y según la artista se basa en “ideas que se me ocurrieron en mitad de meditaciones, pequeños flashes de canciones que eran como visiones”, da algunas razones para que ese paradigma cambie. Pero es bastante probable que no lo haga.
Algunos medios hablaban de ‘Visions’ en sus primeras críticas como “el disco psicodélico de Norah Jones”, y la portada parece apuntar por ahí, así como la estética del videoclip de su single de presentación, ‘Running’. Pero esa psicodelia no está tan presente en la música, más allá de algún tímido arreglo (como en ‘I’m Awake’), alguna letra que va un poco en esa dirección (“how do you know what is real?” en la misma ‘I’m Awake’, “let’s try a test through space and through time” en ‘Alone with My Thoughts’, “somewhere in the mist / there’s a place where we don’t exist” en ‘Swept up in the Night’) o la atmósfera de ‘I Just Wanna Dance’, con Norah repitiendo la misma frase una y otra vez. Sí es cierto que hay un giro de sonido, más uptempo que el de ‘Pick Me Up Off The Floor’ y ‘Day Breaks’, y que existe un regusto al pop sesentero en muchas canciones, como de haber estado escuchando mucho a The Shangri-Las o a los primeros Beatles.
Por ejemplo tenemos ‘Paradise’, cuyos “uhhh” del final recuerdan un poco a ‘Creep’ (o, teniendo en cuenta el aroma clásico del tema, quizás es ‘The Air That I Breathe’… habrá que preguntarle a Lana del Rey) o la antes mencionada ‘Running’, especialmente sus autocoros (aquí se me viene a la cabeza otra canción, pero no consigo dilucidar cuál, así que bienvenidas sean las teorías en los comentarios). Por su parte, la estupenda ‘Queen of the Sea’ podría servir como “canción de baile de boda” si no fuese por esa letra, y a ‘That’s Life’, tontorrona pero efectiva, nos la podemos imaginar como BSO en una comedia romántica noventera.
Leon Michels, que ha trabajado para Sharon Jones & The Dap-Kings pero también para Kali Uchis o Jay-Z, y que llegó a formar parte de The Black Keys como banda de gira, es el elegido por Norah para producir este ‘Visions’, y ambos demuestran un buen gusto con el soul, pero se quedan a medias en el intento de adentrarse en esas melodías más sixties, y no digamos ya en los arreglos psicodélicos. Por desgracia, Norah tampoco ha vuelto a llamar a Danger Mouse para producir un disco (lo más cercano es la cover de ‘Unchained Melody’ que hicieron en 2017 para la BSO de ‘The Man in the High Castle’), ni ha querido aventurarse de nuevo por sonidos así, aunque la interesante ‘Staring at the Wall’ sí parece acercarse por momentos (en mi mente aparece ‘Travelin’ On’).
En definitiva, ¿podría Norah Jones recuperar público con ‘Visions’? Sí. Evidentemente sin llegar a las cotas de sus primeros discos (tampoco creo que ella lo pretenda), pero sí. Pero para eso, ese “nuevo” público tendría que acercarse a escucharlo, y quizás ‘Visions’ no presenta un giro tan marcado como para que el álbum salga más allá de quienes hemos nos hemos quedado siguiendo sus pasos estos años. Pero ojalá me equivoque, porque, sin llegar al nivel de ‘Little Broken Hearts’, es un buen disco, y quizás el más interesante que ha sacado Norah en la década que nos separa de aquél.