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‘Rivales’: el espectacular “winner” de Zendaya y Guadagnino

A lo largo de toda su filmografía, Luca Guadagnino ha indagado, de una forma u otra, en los impulsos del deseo, en cómo este mueve a las personas y cómo prácticamente todo gira alrededor de él. En sus últimas obras, el cineasta italiano proponía historias iniciáticas sobre el despertar al placer, ya fuera mediante un adolescente en una base militar estadounidense en Italia (‘We Are Who We Are’) o a través del romance entre dos caníbales en los áridos paisajes de la América profunda (‘Hasta los Huesos’).

En ‘Rivales’, no se centra tanto en esos primeros descubrimientos -aunque también están presentes-, como en explorar las dinámicas de poder que se establecen en un triángulo amoroso entre tres tenistas a lo largo de los años. Guadagnino plantea la película desde un partido de tenis, concretamente en la final de un torneo challenger (una categoría inferior del circuito ATP), donde el ganador de seis grand slams Art Donaldson (Mike Faist), participa para volver a ganar confianza de cara al US Open, ya que está pasando por una mala racha deportiva, enfrentándose a Patrick Zweig (Josh O’Connor), a quien conoce muy bien. En medio de todo esto está la entrenadora de Art, Tashi Duncan (Zendaya), quien fue una prometedora estrella del tenis junior que tuvo que retirarse por culpa de una lesión.

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A través de ese partido, el cineasta y su guionista Justin Kuritzkes, van construyendo los enigmas sobre la relación entre los tres, utilizando flashbacks desordenados en distintos momentos de sus respectivas carreras profesionales. El concepto es realmente brillante, pues esquiva a toda costa el molde de película deportiva y de superación personal que uno podría esperarse para convertirse en algo que solo su autor podría filmar. El mundo del tenis es el escenario perfecto para que Guadagnino dé rienda suelta a todas sus obsesiones temáticas y a explorar las relaciones amorosas y sexuales desde un prisma de máxima competitividad en el que se establecen dinámicas tóxicas y donde se vuelcan todas las frustraciones profesionales.

Como en todo su cine, los personajes no son personas particularmente admirables, sino más bien lo contrario: son antipáticos y se comportan de forma poco ética. Es precisamente en esa descripción con tan pocos filtros donde Guadagnino extrae oro no posicionándose nunca a favor de ninguno de los tres, dejando que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones y quien decida cuál de los tres está en el lado bueno de la historia, si es que hay lado bueno de la historia. Si dichos personajes ya sobre el papel son jugosos, la perfecta elección de casting los convierte en puro carisma. Zendaya -que también es productora- nunca ha estado mejor, interpretando a una tenista destrozada por dentro porque nunca tuvo la oportunidad de cumplir su sueño pero que de cara a la galería se muestra implacable. Mike Faist y Josh O’Connor, además de su química explosiva, también muestran su enorme talento interpretativo.

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El ritmo endiablado de la narración y la tensión sexual que sobrevuela todo el metraje hacen de ‘Rivales’ una película entretenidísima para el gran público sin dejar nunca de ser una obra completamente de autor. Por si todo lo anterior no hubiera sido ya de por sí un recital de diversión, erotismo e intrigas sentimentales, el director se reserva para el final un clímax absolutamente original y memorable acompañado de la frenética música electrónica de Trent Reznor y Atticus Ross, que deja al espectador clavado a la butaca y sin tiempo de reaccionar. Juego, set y partido, Guadagnino.

A lo largo de toda su filmografía, Luca Guadagnino ha indagado, de una forma u otra, en los impulsos del deseo, en cómo este mueve a las personas y cómo prácticamente todo gira alrededor de él. En sus últimas obras, el cineasta italiano proponía...'Rivales': el espectacular “winner” de Zendaya y Guadagnino