Música

«Madonna en Rio» ha sido otro hito en su carrera… ¿y ahora qué?

Nadie daba un duro por una nueva gira de estadios de Madonna, sobre todo después de aquella noche de 2022 en Medellín junto a Maluma, donde lució como ida, y el ‘Celebration Tour‘ no ha podido cerrar más bocas definitivamente a su paso por Río de Janeiro. «Madonna, come to Brazil» era casi un meme, y vaya si al final ha ido. Récords de asistencia aparte -tengo serias dudas de que en Copacabana hubiese 1,6 millones de personas, y me parece fascinante que parezca dar igual 100.000 personas arriba que 15.000 abajo-, la cantante ha sacado todo el partido posible a la que ya era una de sus más impresionantes producciones y direcciones artísticas.

Este tour que más que sus grandes éxitos repasa la historia de su vida desde su llegada a Nueva York (‘Everybody’) hasta su reivindicación de envejecer como le dé la real gana (‘Bitch I’m Madonna’), pasará a la historia como uno de los mejores que ha hecho, realzado por el marco incomparable de la playa de Río de Janeiro y un público que recibió extasiado hasta el hit más modesto de la cantante.

Madonna ha vuelto a escoger ‘Nothing Really Matters’, una canción que no pasó del puesto 93 en las listas y hoy en día presenta streams paupérrimos, para comenzar su concierto. En Copacabana fue recibida en cambio como la segunda venida de Cristo. La gente la cantaba como si fuera el hit del momento. Uno esperaría que los temas más celebrados del set fueran ‘Hung Up’, ‘Like a Prayer’ y ‘La Isla Bonita’, que de hecho coronan ahora mismo las listas de Apple Music Brasil. Pero no que una pareja cantara ‘Bad Girl’ a voz en grito como si no hubiera mañana, o que un chaval se derrumbara durante ‘Live to Tell’, llorando en frente del mundo entero.

Anitta -algo desaprovechada en ‘Vogue’, lástima que no tuviera tiempo de ensayar el eterno hit en potencia ‘Faz gostoso’- y un Pabllo Vittar imparable en la versión «samba» de ‘Music’, se han llevado los titulares como invitados especiales, pero aquí la noticia es el impresionante estado de forma en que se ha visto a Madonna, cuando no hace ni un año se temió por su vida, por culpa de una infección bacteriana.

En algún momento aislado del tour la hemos visto derrumbada, llorando al hablar de la pérdida de su madre, reconociendo que ha estado a punto de morir, o simplemente comentando que no se encontraba bien. Hace poco dijo haber incluso pensado en tirarse por la ventana de su hotel en Atlanta, probablemente exhausta. Pero finalmente ha conseguido realizar los 81 conciertos de su tour sin cancelar ni uno solo. Tan cierto es que no fue puntual ni un solo día, ni siquiera el de la retransmisión en vivo de Brasil -¿de verdad le da igual salir en prime time que no?-, como que no ha fallado al público ni una sola cita, a diferencia de lo que ocurrió durante la gira anterior, cuando una lesión de rodilla y cadera que la obligaba a tener largas sesiones de fisioterapia antes y después de cada show le impidió realizar el 25% de los conciertos de 2019 y 2020. Nada de eso ha ocurrido esta vez.

Otra diferencia con la gira anterior, de teatros, es que esta la podremos disfrutar sin la habitual sobredosis de post-producción. Se han grabado todos los shows, con especial apego a los 5 de México, por lo que seguramente tendremos una versión espídica del concierto con los habituales errores de racord y récord de filtros por plano, pero este directo realizado desde Brasil por Jonas Åkerlund será el favorito para volver, como antes lo hicimos con el concierto de Barcelona en ‘Blonde Ambition’ o el «Confessions Tour» de Londres. Y lo haremos porque el show ha estado lleno de momentos mágicos, como ese en el que la audiencia corea el nombre de su hija Mercy o cuando Madonna finge hacer una mamada como si siguiera en ‘Truth or Dare’. A sumar a los que ya vimos en Europa: el guiño a Chic de ‘Holiday’ ejecutado con una coreografía impecable, el modo en que se come la cámara en ‘Open Your Heart’ mientras recrea su icónico vídeo de Mondino, el impresionante paso de ‘Erotica’ a ‘Papa Don’t Preach’ o el de ‘Human Nature’ a ‘Crazy for You’. Lo bien rodada y pensada que está la parte de la orgía. Lo feliz que se la ha visto en esta última cita.

Madonna ha vuelto a hacer que parezca fácil lo que no lo es en absoluto. Cada gesto del show ha sido medido al milímetro, como lo era cada incursión minúscula de un tema. Algunas elecciones pueden ser más obvias, como ‘Don’t Tell Me’ o ‘Express Yourself’, ahora defendibles como pioneros himnos feministas contra el mansplaining; y otras más sutiles, como los 30 segundos de ‘Living for Love’ como manera de resucitar cuando las fuerzas fallan o la suerte no acompaña. O la emoción contenida en ese fragmento de ‘In This Life’, otra canción olvidada de uno de sus discos más impopulares, que escribió para un amigo fallecido por complicaciones derivadas del sida. Nunca pensé que me emocionaría tanto escuchar unas líneas de este tema, o con la recuperación de ‘Rain’, ‘Bedtime Story’ o la galáctica ‘Ray of Light’. A veces despreciada por la prensa y otras por el público, Madonna ha vuelto a ser la Reina del Pop con este evento que será estudiado e imitado por sucesoras y sucesores. Si fue ella quien devolvió todo el foco mediático mundial -no solo el estadounidense- al intermedio musical de la Super Bowl, veremos qué influencia tiene este nuevo paso.

Ahora la pregunta del millón es qué viene después. ¿Es una opción un regreso al hastío y al mamarrachismo que hemos llegado a conocerle en Instagram y TikTok? Un rumor infundado decía que la artista quería financiar la película sobre su vida con esta gira. Julia Gardner sigue revoloteando como posible protagonista. De alguna manera sigue figurando en su agenda. El proyecto quedó congelado por un desacuerdo con Universal sobre la duración de la cinta, pero sigue sonando como la mejor opción para que sus números de la era streaming se equiparen a los de Elton John, Queen o Michael Jackson. También podría presentar nueva música. Nada se sabe sobre lo que ha grabado en el estudio con Max Martin o Honey Dijon. Ni lo que opina de dicho material tras haber rozado la muerte. Quizá es momento de recuperar las reediciones de las que Warner habló hace ya casi un lustro y de las que nadie sabe nada. O quizá de preparar algo con The Weeknd tras los buenos resultados comerciales de ‘Popular’.

Madonna se ha metido en una gira mundial de 7 meses demasiado poco tiempo después de haber pasado por la UVI y la opción lógica sería que descansara una buena temporada. Pero hace demasiados años de su último disco y parece poco probable que pare. La intérprete de «Don’t tell me to stop» ha asegurado que jamás se retirará. Ni intentes proponérselo.

Podcast: desgranamos Celebration Tour

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: madonna