Dua Lipa llevaba más de un año advirtiéndonos de que su tercer disco iba a ser «ecléctico» y ni por esas parece que nos hayamos querido enterar. Desde luego no es algo que hayamos podido asumir con las pistas que teníamos. ¿Por qué iba a presentar un single tan marciano -tan ajeno a las modas- como ‘Houdini’ lo que ha terminado siendo un disco de pop más bien amable, sencillo y veraniego? ¿Cómo iba a ser «ecléctico» ‘Radical Optimism’ si el sonido de ‘Houdini’ casaba perfectamente con el del segundo single ‘Training Season’? ¿Cómo iba a ser tan variado el álbum si lo iba a conectar la producción de Kevin Parker y Danny L Harle, en lugar de una batería de 250 co-autores?
Et voilà. ‘Radical Optimism’, que al final sí es «el difícil tercer disco» de Dua Lipa, ha llegado a nuestros hogares marcado por la división de opiniones que ha generado en cada uno de sus movimientos estratégicos, y ahogado por sus muchas contradicciones. No tiene demasiado sentido llamar a Kevin Parker y Danny L Harle –este Danny L Harle– si lo que quieres es sonar a Texas. Y mira que me gustan Texas. Es simplemente que este trabajo ni nos da lo que esperábamos como sucesor de una obra de pop mayúscula como fue ‘Future Nostalgia’, ni tampoco nos conmociona precisamente por su innovación o radicalidad. ¿Dónde exactamente se siente la cacareada influencia de Oasis y Primal Scream? ¿Y lo de la rave? ¿Y lo del trip hop?
Las cosas empezaron de manera inmejorable con los singles principales, de lo mejor de 2023 el primero y de lo mejor de 2024 el segundo. ‘Houdini’ y ‘Training Season’ ofrecían un sonido diferente y excitante. Ambos atrapaban por su uso de la psicodelia, de la guitarra eléctrica, de los teclados. ‘Houdini’ terminaba sonando a Daft Punk, como ‘Training Season’ derretía con su caída de acordes tan ABBA. Los años 70 parecían una inspiración, y no desde la obviedad de la música disco más sobada. Es como si cogieran las influencias de ‘Future Nostalgia’ para retorcerlas hacia un entorno más underground.
‘Radical Optimism’ no va por ahí sino que indistintamente se inspira en -sí- la música disco (‘Whatcha Doing’), pero también Brasil (‘End of an Era’), el R&B (‘French Exit’), o el pop ochentoso más kitsch: no sé si ‘Falling Forever’ y su estribillo me lleva más a ‘La historia interminable’ o a ‘Braveheart’.
Cada vez estamos más acostumbrados a que los discos sean como playlists y a artistas que hacen de la versatilidad su seña de identidad. Pero ‘Radical Optimism’ a veces no parece ni siquiera un disco en absoluto. En él funcionan mejor las canciones por separado. ‘These Walls’ tiene una melodía preciosa, sobre la que Dua Lipa nos habla de una ruptura, de una casa que se le cae encima a una pareja. «Si las paredes hablaran, nos dirían que rompiéramos», solloza con tristeza. Y el disco se reconduce en el último minuto después de un interludio extendido llamado ‘Anything for Love’. ‘Maria’ tiene una bella rueda de acordes a la guitarra acústica y además es bailable. Podrían haberla escrito los mejores Moloko (los de ‘The Time Is Now’). Su riff de flauta deja uno de los momentos más llamativos y resultones, y Dua podría hacer por ese instrumento lo que Caroline Polachek hizo por las gaitas.
Finalmente, ‘Happy for You’ es un buen cierre para un álbum que habla del amor con cierta decepción, no con tanto optimismo después de todo. Esta canción capta ese carácter agridulce, despidiendo al ser querido que ya no forma parte de nuestras vidas con deportividad. «He visto tus fotos, parecías feliz y ella es muy guapa», empieza diciendo el que podría ser otro de los típicos sleepers de Dua. Funcionarán más o menos individualmente las nuevas canciones de la artista, pero la indecisión estilística, y más con semejantes productores y referencias, deja cierto sabor a oportunidad perdida. ¿Cómo es posible con las buenísimas ideas de las que partía?