Cuenta Mala Rodríguez que su nuevo disco ‘UN MUNDO RARO’ es un proceso de «liberación en tres actos». A través de él ha realizado un viaje interior, y considera el lanzamiento «la historia de una crisis con final feliz». Ese proceso de lucha explica los muchos sobresaltos en su desarrollo, las partes más fieras e indomables, incluso feístas, en contraste con otras que suenan más vulnerables y bonitas.
Una parte del álbum habla de libertad, desafío y «hate», quizá en referencia a sus muchas polémicas en las redes, quizá a otros asuntos desconocidos de su vida personal. ‘QUIÉN ERES TÚ’ se pregunta «quién eres tú pa hablar de mí» y se burla: «si traicionaron a Cristo, cómo no me van a traicionar a mí». ‘PAGANI’ recuerda que «a los que me tiran la Mala les rebota, no saben que estoy bendecida». En la balada a piano que cierra el disco, plantea que «lo que digan de nosotros no le importa casi nada». Subrayemos el «casi», que aparece hasta en el título.
En cuanto a libertad e independencia, el estribillo de ‘BRAVA’ es «no te pido que me salves». El tema llamado ‘UN MUNDO RARO’ parece hablar de cómo las mujeres no son bien vistas ni cuando van demasiado vestidas ni demasiado desnudas («Las visten para hacerlas desaparecer / A mí que me desnudo, no me ven»). En ‘PELIGROSA’ dice que «no hay forma que permita que un hombre quiera sentirse superior, la próxima vez que vuelva y me toque voy a mostrarle quién soy yo». Y continúa, por si quedaba alguna duda: «cogí clases de karate, un cuchillo, guardé un bate».
Musicalmente el disco continúa la senda de esa Mala Rodríguez seducida por el trap y el pop (‘No molestar’, con Polimá Westcoast), sin renunciar a su origen hip hop (‘VALOR’). En los créditos encontramos a gente como Bull Nene, Santto, Gabo y Tuny D. Aunque esta vez no son las canciones más raperas las que mejor relucen. ‘ROMPIENDO’ con JC Reyes tiene cierto flow, pero las barras de ‘BRAVA’ deberían remover tantas tripas como sus beats, Stories y entrevistas, y no es el caso. Por ahí, esta vez a la artista no le ha salido un hitazo como ‘La Niña’.
Por el contrario, luce bastante cómoda en las canciones que han buscado un poso más tribal o espiritual. Ahora que subasta una cita y show con ella misma en un hotel en lo que se va a considerar la «edición física» del disco, y que además va a donar lo obtenido a Save the Children; parece que hay un intento de reconciliación con el mundo. ‘YA NOS CONOCEMOS’ quiere ser más poética: «qué triste sería en el mar pasar la noche sin luna / pero más triste es vivir sin esperanza ninguna». Y ‘FLY GLÚ’, una especie de producción electropop, dembow y tropical… se construye en torno a una locución de ‘David El Gnomo‘. Comenzaba la serie explicando que los gnomos no entienden algunas costumbres de los humanos. Por ejemplo la de «prohibir, prohibir, prohibir» y «producir basuras». Hay que reconocer que, aunque no comulgues con sus ideas, lo recóndito de la cita tiene su gracia.
Y alguna cosa la sigue bordando. Es el caso del trip hop de ‘ÁNGEL’. Su toma vocal más desgarrada nos está confesando: «yo no soy un ángel, no puedo con todo este peso / las manos me arden, intento mirarte a los ojos pero soy cobarde». La Mala canta «la voz se me parte» y de hecho se le parte. Pero a continuación, cambia radicalmente de tono y no sabes si te ha estado tomando totalmente el pelo: «papi, se te ve demasiado bueno / yo tengo más trucos que los videojuegos». ¿Puro teatro?