Música

Taylor Swift hace historia en Madrid con un Eras Tour que la afianza entre las grandes

Una marea de purpurina y lentejuelas recorría el Paseo de la Castellana horas previas a que comenzara la segunda fecha -la única que se anunció al principio- de Taylor Swift en el estadio Santiago Bernabéu en Madrid. Hacía trece años desde la última vez que la cantante pisaba España para dar un concierto, un dato que quizá sorprenda a juzgar por la demografía de un gran número de los asistentes que peregrinaron a la sede del Real Madrid para ver a su ídolo: muchos de ellos eran entonces demasiado pequeños incluso para tener recuerdos.

Swift lleva casi 20 años en la industria musical, pero sus seguidores no están ahí por el factor nostalgia, sino porque su música es intergeneracional y no cesa de ganar nuevos adeptos a cada paso que da. Sus canciones tienen algo especial que cala muy hondo en el público adolescente de cualquier generación, pero además, aquellos que crecieron escuchando el CD de ‘Fearless’ en bucle tampoco se han desenganchado. En 2024, el techo para la artista es el mismísimo cielo, ya que lleva años batiendo récords que solo son superados por ella misma. Uno de ellos relacionado con el tema que nos ocupa, la gira con mayor recaudación de la historia: The Eras Tour.

Como no podría ser de otra manera, los “teloneros” de este mastodóntico espectáculo, no son ningunos novatos, ni tampoco un grupo que necesite una gira para obtener reconocimiento, sino una banda ya muy consolidada. Paramore llevan haciendo música desde que eran adolescentes en Nashville y no tardaron en saltar al estrellato. Swift también comenzó su carrera en la ciudad de Tennessee, su edad es similar a la de Hayley Williams y, al igual que ella, conoció la fama muy pronto. Los paralelismos acaban ahí, pero la amistad entre ambas ha llevado a los autores de ‘Riot’ a tener el privilegio de mostrar su música a un tipo de público distinto al que acostumbran.

El aperitivo antes del plato principal venía así en forma de un set de 9 canciones donde los de Hayley Williams repasaron algunas canciones que han marcado toda su trayectoria, especialmente del cuarto disco en adelante, incluyendo también un homenaje a Talking Heads versionando ‘Burning Down the House’. Con su energía característica, Paramore demostró que todas ellas están hechas para ser coreadas en los escenarios más grandes del mundo. Si abrir para Taylor Swift funciona como una puerta a nuevas audiencias, bienvenido sea.

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Tan solo media hora después de que la banda cerrara con ‘This Is Why’, llegó la hora de la verdad. A las 20:00, un gigante cronómetro indicaba los minutos que quedaban para que The Eras Tour diera comienzo. Los músicos se alineaban a los bordes de las pantallas dejando así todo el inmenso escenario libre para Taylor Swift y sus bailarines. El nerviosismo general es palpable, las expectativas son máximas. Al entrar, a cada asistente se le dio una pulsera con un pequeño dispositivo luminoso y se le indicó que tirara de la pequeña etiqueta que traía consigo cuando empezara el show, y así se hizo. Con las primeras notas de ‘Miss Americana and the Heartbreak Prince’ la gente enloqueció y aparecieron esas pequeñas luces de colores bañando la pista y la grada, esta vez de color rosa indicando que estábamos ante la era ‘Lover’, de la que la artista cantó ‘Cruel Summer’, ‘You Need To Calm Down’ y ‘Lover’.

Tras esa inauguración, Swift no tardó en dirigirse al público, muy agradecida del calor y cariño con el que le había recibido Madrid, y presentó su show: “vamos a iniciar una aventura, one era at a time”. Y si algo es The Eras Tour, es precisamente eso, una aventura fascinante que recorre una de las carreras más exitosas de la historia de la música. Es una forma preciosa de ver todas las versiones de la cantante a lo largo de los años, cómo ha ido evolucionando hasta llegar a convertirse en la artista que es hoy. Si todos los conciertos pueden considerarse regalos para los fans, lo que hace Taylor Swift aquí es directamente una carta de amor a todos ellos, con 3 horas y 20 minutos en las que repasa más de cuarenta canciones. A estas alturas, no se trata de intentar convencer a nadie, sino más bien de darle a su público todo lo que quiera y un poco más.

La preparación física y mental para exponerse delante de decenas de miles de personas cada día durante un año entero es absolutamente admirable. En The Eras Tour, Taylor es una presencia poderosísima en el escenario, por mucho que a lo largo de su carrera haya sido criticada por “no bailar bien”, “no tener una voz potente” o cualquier otra cosa. Este tour muestra con creces su valor como artista y debería servir para acabar de una vez por todas con esos discursos, ya que sin dejar de moverse ni un instante de las más de tres horas de espectáculo -prácticamente cada canción tiene una coreografía propia- su control de la voz es total.

La puesta en escena es, sin duda, otro de los puntos fuertes. Siendo una superproducción llena de efectos que te dejan sin palabras (como cuando Taylor se lanza a “la piscina” y aparece en el lugar opuesto del escenario), la escenografía no está recargada, sino que se compone de ideas y conceptos simples reforzados por las proyecciones en pantalla. En cada era, el escenario cambia en función al estilo de esta: en ‘folklore’ y ‘evermore’ aparecen unos pinos y una cabaña de madera, en ‘Red’ una gran caja de música roja, en ‘reputation’ se proyecta una enorme serpiente, etc.

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1989’, uno de sus discos más celebrados, sirvió de contrapunto perfecto tras el meditativo paseo por el bosque de sus álbumes pandémicos. Taylor iniciaba esta era vestida con un crop top rosa y una falda morada cantando la enérgica ‘Style’ rodeada de bailarines. Tras ella, ‘Blank Space’ ofreció un gran espectáculo con la irrupción en el escenario unas bicicletas con luces fluorescentes que después usaría para ‘Shake It Off’.

También hay mucha influencia del teatro musical durante todo el concierto, especialmente en las dos últimas partes con ‘Midnights’ (el baile de los paraguas de ‘Midnight Rain’, las nubes de ‘Lavender Haze’) y ‘The Tortured Poets Department’ (el principio de ‘I Can Do It With a Broken Heart’, cuando dos de sus bailarines la llevan a un sofá rojo y le cambian de ropa; la cama giratoria de ‘Fortnight’). A estas dos últimas eras es a las que más tiempo dedica, lo cual no deja de tener sentido ya que serán las que más representan quién es hoy.

En medio de todo esto, hay varios momentos donde Taylor se dirige al público con gran calidez y cariño. Su profesionalidad es máxima en todo momento, y su emoción genuina cuando tras cantar a piano ‘champagne problems’ el sobrecogedor estallido de aplausos invade el estadio. En las canciones sorpresa -una pequeña sección dentro del concierto que va variando en cada fecha-, nos dice que va a empezar por el principio, ya que en España siempre la hemos apoyado, antes de cantar ‘Our Song’ de su primer disco, un momento de increíble euforia colectiva, sobre todo cuando de ella pasa a ‘Jump Then Fall’, combinando ambas con la guitarra. La otra sorpresa vino con la versión a piano del “deep-cut” de ‘reputation’, ‘King Of My Heart’.

Viendo la grada y la pista iluminadas con puntos de color (la idea de las pulseras con luces es brillante) y a todo el mundo cantando todas las letras de todas las canciones creó una atmósfera acogedora y una sensación de unidad con una fuerza que rara vez se ve en un concierto. Sus canciones significan tanto para tanta gente que ese vínculo ya no solo entre artista y público, sino entre los propios fans es algo muy especial de presenciar. La sensación final que deja The Eras Tour es la de haber asistido a algo realmente grande e inolvidable, a una gira que pasará a la historia del pop. Todos los que allí estuvimos, cuando nos hagamos mayores, podremos decir con orgullo y una sonrisa en la cara: “I was there, I remember it all too well”.

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Publicado por
Fernando García