No son buenos tiempos para la comedia televisiva en Estados Unidos. Desterrado prácticamente el formato sitcom y recién finalizados grandes clásicos modernos como ‘Curb Your Enthusiasm’ o ‘La maravillosa Sra. Maisel’, hay tanta escasez de buenas series cómicas que acaban ganando premios Emmy y Globos de Oro comedias que en realidad no lo son, como de ‘The Bear’. El panorama es tan desolador que ha propiciado el regreso de ilustres veteranos como ‘Frasier’ o Jerry Seinfeld (‘Sin edulcorar’), con resultados bastante discretos.
Menos mal que nos queda ‘Hacks’ (Max). La tercera temporada de nuestra serie preferida de 2022 sigue rayando a un nivel altísimo. La pareja, sentimental y creativa, formada por Lucia Aniello y Paul W. Downs (él también actúa, es el manager Jimmy) ha encontrado un hilo narrativo del cual tirar tras haber dejado la segunda temporada aparentemente cerrada: la espina clavada que tenía el personaje de Deborah Vance por haber fracasado de joven como presentadora de late night, un formato dominado desde siempre por los hombres. Ahora el reto es doble: por ser mujer y por ser mayor.
El peso cómico y dramático de la serie sigue sustentado en la relación entre los personajes de Deborah y Ava. Sin embargo, no se repite la misma dinámica basada en el antagonismo, en el choque cultural y generacional. La relación ha evolucionado. Es más compleja: una mezcla de amistad, sororidad, conexión humorística, admiración mutua e interés profesional. Una complejidad que pone de manifiesto uno de los puntos fuertes de la serie: Deborah y Ava son dos de los personajes mejor escritos de la ficción televisiva actual. Y tanto Jean Smart como Hannah Einbinder (quien acaba de estrenar en Max el especial de stand up ‘A tomar viento’) lo siguen bordando.
Esta tercera temporada comienza adoptando los códigos de la comedia romántica: el resquebrajamiento de un amor y el redescubrimiento de una amistad, la ruptura y el reencuentro. Luego, evoluciona hacia la comedia de corte social y político, con ramificaciones hacia lo familiar: las tensiones dramáticas y humorísticas generadas por la ambición profesional, por los intentos de una cómica septuagenaria de romper el techo de cristal.
A partir de esos dos impulsos narrativos, la serie ironiza con gran ingenio sobre temas como la meritocracia, la competitividad o la fama (de la iconicidad gay a la cultura del sí), reflexiona con agudeza y frases para enmarcar sobre la vejez, las relaciones sentimentales o la responsabilidad moral del humorista, explora los entresijos y las cloacas glamurosas de la industria del entretenimiento, y lanza una batería de gags, sobre todo verbales, más brillantes que todas las joyas que se quita Deborah en el quinto episodio.
La serie incluye la aparición de actores invitados como Helen Hunt, Christopher Lloyd o una divertidísima Christina Hendricks, un signo evidente de la consolidación de la serie, cuya cuarta temporada ya está confirmada. ¿Se llevará este año por fin el Emmy?