Boleros, techno, salsa, tango, power ballad, cumbia, trip-hop, reggaeton… ‘Autopoiética‘ era una prueba de que a Mon Laferte (que, recordemos, también es metalera declarada y tiene un dueto navideño con Gwen Stefani) no se la puede encasillar en un sitio concreto. Hablamos sobre este estupendo disco con Mon Laferte, que está estos días presentándolo en España dentro de su gira europea, y que recientemente ha lanzado otro temazo, ‘Obra de Dios’, considerado un “cierre” al proyecto. Ésta es mi tercera entrevista a la artista (las otras fueron en Mondosonoro), y vuelve a ser un gustazo: por un lado, porque Mon impone, pero en absoluto va de diva, y se muestra siempre educada y a la vez cercana. Por otro, porque las charlas con ella siempre son interesantísimas: hoy hablamos de su proceso de creación, de las novedades en su gira o de aspectos técnicos de la producción, pero también de la “felicidad obligada”, del miedo/desprecio a envejecer, de la necesidad de aceptación o de la polarización en redes. Y de una colaboración que puede sorprender pero tiene mucho sentido: Arca.
Es común decir, al empezar una entrevista, eso de “enhorabuena por tu disco”, pero en este caso no puedo no decírtelo, porque ‘Autopoiética’ me parece uno de los mejores discos del año pasado, a nivel internacional…
¡Ay, muchas gracias!
…y, aunque cada uno tendrá su favorito, me parece tu mejor disco. No sé si tú tienes esta misma opinión, o prefieres otro. También entiendo que es muy complicado elegir entre ellos si son como tus bebés.
[sonríe Sí, pero… yo sí creo que lo es, que es mi mejor disco. De hecho, cuando empecé a hacer el álbum, me propuse hacer mi mejor disco. Es mi bebé, sí, lo amo.
Precisamente uno de los mejores discos que he escuchado este año, ‘Grasa‘ de Nathy Peluso, me parece que tiene un punto en común con ‘Autopoiética’, pese a lo distintos que son. Siento que hay mucha versatilidad en ellos, muchos géneros, muchos tonos… pero notas la personalidad de la artista en cada una de las canciones del tracklist.
Sí, a mí me gustó mucho el disco de Nathy también, lo escuché y entiendo perfecto eso que dices, convivo con eso. Nathy es una artista muy bonita, siento que hay artistas que son así, que tienen mucha personalidad y que se nota cuándo están presentes. En cada cosa que hacen.
Uno de esos estilos que vemos en ‘Autopoiética’ es el acercamiento al trip-hop en ‘Tenochtitlán‘. Había un pequeño precedente en ‘Amado Mío’ de ‘Seis‘, pero aquí ya fue una entrega total, a la que luego se ha vuelto de manera distinta en ‘Obra de Dios’.
A mí el trip-hop me gusta mucho, lo escuchaba desde muy chiquitita. Y me pareció que vestía muy bien la historia que quería contar. Antes de tener canciones, tenía el concepto del álbum, pero no tenía ninguna canción. Tenía el concepto, quería que fuera un álbum más oscuro y experimental. Escuchando música me armé mi playlist de trip-hop, y me atrapó totalmente. Después seguí con esto en ‘Obra de Dios’, una canción que no está en ‘Autopoiética’ pero podría haberlo estado totalmente. Es muy loca esta manera de trabajar, no tener canciones pero saber cómo quieres que suene el álbum y qué quieres decir, tener el concepto visual, el imaginario. En este caso yo quería usar todo el imaginario religioso en el disco, eso lo tenía claro.
Cuando salió ‘Tenochtitlán’ se bromeó mucho con que parecía que Mon Laferte había hecho un tema de 007, como cuando Lana del Rey sacó ’24’.
Tengo varias canciones que tienen esa onda a lo James Bond. ‘Aunque te mueras por volver’, de ‘Seis’, podría ser perfectamente el soundtrack de la película también. Me gusta mucho esa estética. Amo el tema de la cuerda, que sea muy dramática y oscura, y siento que mi música… más que músico, una artista de música, yo me siento artista y performer, una artista a la que le gusta explorar lo visual, lo plástico y lo teatral, todo lo escénico. Me gusta mucho la estética sonora de James Bond porque funciona muy bien para lo teatral, para el escenario.
(NdE: pese a haber establecido un tiempo de veinte minutos, me indican aquí que tengo que ir terminando, así que en las siguientes preguntas intento unir varias a la vez) ‘Mew Shiny’ es como una power ballad de los ochenta y ‘No+SAD’ es un reggaeton oscuro, pero luego llega ‘Casta Diva’, que es ópera pero de repente salen unos beats de reggaeton… Al final en todo ‘Autopoiética’ se te ve caminando por distintos territorios.
Sí, era lo que yo quería. Sé que hoy es muy difícil crear algo nuevo, porque todo está ya influenciado, ya todo se hizo. Pero yo decía, bueno, dentro de mi mundo estético nunca he hecho algo así, nunca he hecho una pieza clásica de ópera, además electrónica y con una base de dembow.. todo esto era algo que no existía dentro de mi mundo. Así que tomé riesgos conscientes, pero quería jugármela.
También ‘Mew Shiny’ es como un baladón ochentero; quise meter un solo de guitarra porque amo esos solos donde a los guitarristas les vuela el pelo (se ríe mientras toca muy intensa una guitarra imaginaria), pero también quise vestir ‘Mew Shiny’ de otra manera, buscando que fuera mucho más contemporánea y que tuviera sentido con mi universo. También la música que yo escucho está impregnada de eso; yo me armé una playlist que publiqué con todas mis influencias para este disco.
Quizás es una idea un poco loca o quizás a ti también se te ha pasado por la cabeza, pero escuchando el disco pensé que sería muy interesante si hicierais algo Arca y tú.
La amo. Empecé a seguirla hace mucho tiempo, cuando vi que trabajaba con Björk, porque siempre he sido muy, muy, fan de Björk. Diría que Björk es una de mis máximas influencias. A raíz de Björk empecé a escuchar a Arca y, desde aquel momento, he querido trabajar con ella. Pero no sé cómo acceder a ella. Es cierto que soy muy ermitaña, soy muy de quedarme en mi casa y hacer álbumes en mi casa y, quizás, eso me limita a la hora de trabajar con otras personas. Me encantaría trabajar con Arca, pero cuando empiezo a hacer un disco me encierro en mi casa y no salgo. Pero sí, siento que tenemos que hacer algo juntas, sería hermoso.
Ahora que has hablado de trabajar en tu casa, en otra entrevista comentabas que habías empezado a usar mucho bibliotecas de sonido. ¿De qué manera lo has ido usando?
Me gustó mucho trabajar el álbum así, porque me posibilitó hacer mucho sample de cosas que ya ni se parecen al original que tomamos. Hay mucho sampleo, usé mucho las bibliotecas de sonido, y amé trabajar así porque me permitía tener mucho más control. Yo soy una persona bastante controladora, creo (ríe). Cuando me toca ir al estudio y alguien más tiene el poder de hacer sonar la batería o lo que sea, me empiezo a desesperar. Tengo muy poca paciencia y sufro de ansiedad, así que cuando están otras personas manejando la computadora, me desespero. Así que lo hice todo yo; todas las bases rítmicas, todos los samples, tenía yo el poder de armarlos en mi computadora. El álbum lo hice con dos de mis mejores amigos. Uno es productor y el otro es ingeniero, e hicimos un equipo de tres donde nos pasábamos tareas: “este audio necesito que lo samplees y que armemos esto, y tú Jalil (NdE: Manú Jalil), necesito un arreglo de cuerda”. Después fuimos a un estudio a grabar los instrumentos reales, pero fue muy rico trabajar en computadora. De hecho, quiero hacer ahora todos los discos así. No quiero volver a grabar una batería en mi vida (ríe)
¿Para ‘Obra de Dios’ has repetido con ellos, ha sido con otras personas, o tú sola?
Dano, mi amigo ingeniero, ya no estaba, pero Jalil sí, aunque sobre todo la hice yo solita en la computadora.
«Tengo claro el concepto de mi próximo disco y ya sé cómo se va a llamar»
¿Puede considerarse un añadido de ‘Autopoiética’ o es el inicio de otro proyecto nuevo?
Es un añadido, es como un cierre del álbum, y también como un cierre del discurso. ‘Autopoiética’ es un disco que habla de la auto-reparación, y también aborda muchos temas religiosos, porque me di cuenta de que la religión había afectado mucho a mi vida, a mi infancia… Mi abuela y mi madre eran muy religiosas, y siempre crecí con estas ideas del perdón y del castigo, y de que tengo la culpa. La conclusión de esta autopoiesis es que soy perfecta, así como soy, porque soy una obra de Dios. Tomando a Dios como algo mágico, no como este Dios religioso que tenemos en mente. Que todas las personas somos obras de Dios y somos perfectas con nuestras virtudes, nuestros errores y nuestros pecados. No hay nadie que te pueda señalar. Me acepto tal como soy.
Entiendo que hay un mensaje de cuidarse y quererse a una misma, también por frases como “otra vez estoy llorando, pero esta vez estoy mejor” o “sé perder, pero ahora voy a reinar”.
Siento que vivimos en una sociedad que todo el tiempo está obligándote a ser esta idea de la perfección, la felicidad… y la juventud. Como una “viejofobia” y una “tristezofobia”, no sé. “¡Vaaamos arriba! ¡Hay que ser feliz!”. Somos súuper capitalistas también porque, claro, “¡hay que ser feliz!” porque “¡hay que salir a trabajar!”, “¡hay que producir!”. «¡Y hay que inyectarse la cara! ¡Hay que verse joven! ¡Vamos arriba!» Y es como “espérate, eso está cool, pero también hay que darle espacio a la melancolía, permitirnos aceptar esa oscuridad, ese dolor, no temerle. Vamos a experimentar todo, vamos a aceptar también que estamos envejeciendo. Yo decido abrazar esto y ver que, dentro de esa oscuridad, también estoy bien, que voy a reinar desde ese lugar. Algunos días voy a estar vestida de rosal, voy a saltar, y el Sol es maravilloso. Y otros días voy a estar en cama leyendo el libro más deprimente mientras llueve, y está bien.
Hay una frase que me gusta mucho de una entrevista que te hicieron: “Nunca he encajado en ninguna parte, pero es que tampoco quiero”. Hablas ahí de géneros musicales o incluso de arte, porque no te dedicas a un único tipo de arte. Pero no sé si también sientes que te representa a nivel personal, a la hora de encajar en grupos.
Sí, totalmente. Es que… (piensa) siempre soy demasiado para algo, ¿no? Era demasiado rara para ser la más cool, y tampoco era tan rara o tan nerd para estar dentro de los nerds. Parece que no encajo en ningún estereotipo. Pero tal vez es algo que le pasa a todo el mundo en cierto sentido, porque lo que más queremos los seres humanos es encajar. Queremos que nos amen, queremos ser parte de algo. Creo, de hecho, que de ahí vienen muchos problemas actuales, de tan polarizado que están el mundo y las redes sociales. Queremos que nos acepten, mientras ponemos posts incendiarios acerca de una ideología, porque son posts que acumulan más likes y se comparten más. Y todo tiene que ver con la aceptación, con que los demás te acepten.
A la hora de trasladar ‘Autopoiética’ a los directos, ¿cómo has ido planteando llevar al escenario esa mezcla que hay en el disco? No sé si también habrá una novedad para tu parte europea ahora.
Estoy muy emocionada con ir a Europa. Es cierto que las giras europeas son más sufridas, son más pequeñas. Fui muy feliz en Latinoamérica y Estados Unidos, tuve mi concierto más masivo en Los Ángeles con 15.000 personas, que para mí es brutal. Por un lado veo que tengo que llevar este álbum y esta propuesta estética a algo mucho más humilde en cuanto a asistentes. Armé un escenario mucho más teatral, más pequeño, pero a la vez la gira europea me ha permitido algo distinto. Porque el show ya tenía toda esta estética un poco religiosa, un poco queer, pero ahora hay unos tintes mucho más carabaretescos, por decirlo así; más burlesque, más sexuales, algo de bondage también. Estoy muy emocionada, porque siento que Europa es más abierta de mente, así que veamos cómo nos va con esta versión autopoiética más adulta.
Me dicen que termine ya, así que solo darte las gracias, desearte mucha suerte en la gira… y por supuesto preguntarte si hay algo que estés pensando ya sobre el siguiente disco, y si se puede decir el qué.
Sí que hay, de hecho tengo la idea del álbum, y eso es muy emocionante porque a veces tengo canciones sueltas pero no tengo concepto, lo que te comentaba antes… y ahora tengo muy claro el concepto. No tengo ninguna canción, pero ya sé cómo se va a llamar y cómo se va a ver. (sonríe) Pero no te puedo decir, no podemos matar la sorpresa aún.
Mon Laferte actúa hoy 25 de julio y mañana 26 de julio en La Riviera de Madrid, el 28 de julio en el festival Pirineos Sur de Aragón y el 29 de julio en Jardins del Real de Valencia.