El año pasado, después de que ‘Nonsense‘ empezara a viralizarse, Sabrina Carpenter acudió a la BBC para hacer un acústico. Allí, decidió cambiar el final de la letra del que hasta entonces era su gran éxito: «Soy americana, no británica, así que para mí BBC significa otra cosa», entonaba en referencia al acrónimo de «big black cock». En aquel preciso momento, moría una chica Disney y nacía una superestrella del pop.
Como sexto disco de una estrella del pop y ciñéndonos a lo musical, ‘Short n’ Sweet’ es a todas luces decepcionante. No hay en él nada de brillo en una producción predecible, aburrida y pálida, tras el engañoso éxito de ‘Espresso’, una de las canciones del verano en el mundo anglo. Y sí, de la falta total de sorpresa tenemos que culpar a un Jack Antonoff al que no le vendría nada mal un largo descanso.
Varias de las mejores pistas de este disco corresponden al más desconocido Julian Bunetta, como el mismo disco sensual de ‘Espresso’, la ambiental ‘Don’t Smile’ que ejerce de cierre o esa ‘Good Graces’ que se queda a punto de explotar en un drum&bass. Pero si algo hace a ‘Short n’ Sweet’ funcionar es la composición, la creación de buenos «middle-eights», puentes y outros, como ese que repite seis veces “I won’t give a fuck about you” en la misma ‘Good Graces’.
También unas letras de marcado carácter feminista y autosuficiente, que constantemente bromean sobre celos y sexo, con el mejor de los humores. Sobre el tamaño, sobre ser malo en la cama, sobre la adicción al mismo, siendo ‘Bed Chem’ el ejemplo más explícito pero en absoluto el único. «Estoy tan jodidamente horny» podría ser el título de este álbum, aunque solo sea una frase de ‘Juno’, un tema ochentero sobre el deseo de ser madre inspirado en la homónima película, que incluye frases como «no puedo evitarlo, mis hormonas están por las nubes» o «dame algo que no sean mariposas». Igualmente, en un número acústico como es ‘Dumb & Poetic’, resuena la voz de Carpenter, poco menos que chillando «te masturbas con letras de Leonard Cohen».
No es el único número minimalista de un disco generoso en baladas, como la country ‘Slim Pickins’ o la R&B ‘Lie to Girls’. La mejor de ese paquete es la desenfadada ‘Coincidence’, una canción de hoguera en la que la cantante ironiza sobre alguien que no puede parar de romper relaciones. A fin de cuentas, si ‘Espresso’ es la mejor producción, por mucho, quizá demasiado, merced a sus guitarras disco, su French touch, y su aire chill, ‘Please Please Please‘ es en verdad un single más representativo de lo que encontramos en ‘Short n’ Sweet’. Una canción bastante retorcida llena de ironía y medias verdades, en la que Sabrina Carpenter se avergüenza de sentirse atraída por la masculinidad tóxica.
«No me hagas llorar, que me acabo de maquillar» es una de las grandes frases del año, acompañada de uno de los grandes vídeos del año, y además se corresponde con un viral absurdo maravilloso de TikTok en el que Sabrina explica cómo llorar sin perjudicar tu maquillaje: es tan sencillo como inclinar la cabeza. Una de esas estupideces que construyen desde la red un mundo mejor, como también consiguen finalmente estas coquetas composiciones.