Maestro Espada: «El folclore de Murcia no es transversal ni está reivindicado»

Maestro Espada acaba de publicar uno de los debuts destacados de 2024. En su álbum homónimo, los hermanos Álex y Víctor Hernández hurgan en el cancionero popular de Murcia y lo hacen relucir en un contexto electrónico y contemporáneo. ‘Lirio’ y ‘Estrellica’ son las canciones por las que empezar a descubrir su rico universo. ‘Maestro Espada‘ es un disco guiado por la exploración, por la improvisación incluso, trabajado junto al capitán de la renovación folclórica actual, Raül Fernández «Refree», que ha producido el disco junto al dúo. Es el Disco de la Semana.

Nacidos en cuna musical, pues son hijos del cantautor Gabriel Hernández, Álex y Víctor ya habían desarrollado sus carreras paralelas antes de juntarse en un proyecto en común. Les apetecía hermanarse en el sentido musical y, después de curtirse en directo durante años por ejemplo tocando en la banda de Guitarricadelafuente, publican un primer disco del que tienen mucho que contar. Nos reunimos con ellos en un bar del Poblenou para comentar ‘Maestro Espada’, folclore, vanguardia… y esa maravillosa portada.

Las letras del disco se acreditan a «tradicional». ¿Exactamente qué autores habéis trabajado? ¿Cómo ha sido el proceso de investigación?
Álex: Hay un poco de todo en el balance de letras. En ‘Murciana’, por ejemplo, un verso popular sirve de disparador para escribir versos propios, sin salir estilísticamente del imaginario murciano, porque sigue siendo una cuarteta octosilábica. A partir de ahí, en ‘Murciana’, intentamos encontrar un ancla emocional que esté en nuestro tiempo presente. Del otro lado, ‘Tres gotas de rocío’ es totalmente tradicional, parte de una grabación de Alan Lomax de los años 50, preciosa, y el ejercicio con Refree ha sido encontrarle un paisaje sonoro que fuera acorde a ella. Las letras del disco se basan en el cancionero popular; la mayoría de letras las hemos escrito nosotros partiendo de un verso tradicional.

No sabía que Alan Lomax había grabado en España.
Álex: Sí, aunque en Murcia no grabó tanto como en otros territorios, como Valencia o Galicia. En el caso de ‘Tres gotas de rocío’, grabó en La Parroquia, una pequeña pedanía de Lorca, allá por 1952, creo que en una casa, porque en la grabación se escucha una cosa muy espontánea, de una señora diciendo «¡nena, es que yo no recuerdo ninguna copla!». Y empiezan a cantar de golpe.

Las letras tienen esa estética tradicional, los campos semánticos apuntan al mundo botánico, al amor romántico, al luto, ‘Mayos’ tiene que ver con la Alhama de Murcia… ¿Qué une temáticamente estas canciones para vosotros?
Álex: En todas las canciones hay un aire de anhelo que tiene que ver con mirar a Murcia, nuestro lugar de origen, desde la distancia. Hay un tono de amor no físico que atraviesa el disco, marcado por esa distancia. Está en ‘Murciana‘, ‘Granaíco’ o ‘Yo en deshacerme’. No ha sido intencionado, nos hemos dado cuenta después de acabar el disco. Nosotros nos acercamos al folclore de Murcia sin conocerlo profundamente.
Víctor: Somos unos intrusos del folclore.
Álex: Nosotros venimos de otros estilos. Y el disco atraviesa ese amor no físico en la distancia, casi soñado e imaginado. El disco lo sostiene nuestra memoria y la de otros, la de esas personas que nos cuentan historias que se han perdido. Y también la imaginación porque, cuando leemos sobre un vergel, sobre una huerta inmensa, esa Murcia ya no existe, porque ya no quedan casi huertas. Esa raíz se convierte para nosotros en un lugar soñado.

¿Cómo llegáis a dedicaros a la música? Sé que cada uno tenía su proyecto, Álex Juárez y Rey Lobo, pero os pregunto por antes de eso.
Víctor: En casa se escuchaba mucha canción de autor, y nuestro padre, Gabriel Hernández, que era cantautor, nos cantaba sus propias composiciones. Ahora, de hecho, le hemos reeditado un disco. Esa manera de conectar con la guitarra española, con la canción de autor, nos llamó la atención primero. Después cada uno tuvo su camino por separado, pero la raíz de nuestro interés por la música está en escuchar a artistas como Silvio Rodríguez, gente así.
Álex: El primer contacto fue con nuestro padre, que venía de ese universo de la canción de autor, y después nos empezamos a interesar por otras cosas como el rock duro o la electrónica, sin especializarnos en ninguna, pero saltando con curiosidad de un estilo a otro.

¿En qué momento dos hermanos deciden emprender un proyecto musical juntos?
Víctor: Nosotros llevábamos tiempo queriendo hacer un proyecto juntos, pero no encontrábamos el camino. Cada uno tenía sus proyectos en una onda más folk y anglosajona. No fue hasta que dimos con la idea de poner la mirada en las canciones tradicionales de Murcia que sentimos que había algo ahí sobre lo que formar un proyecto, sobre todo porque ninguno de los dos dominaba eso. Y en ese lugar de no pisar tierra firme quisimos explorar juntos.
Álex: Son canciones que apelan a un paisaje que conocemos, cantadas en un acento que reconocemos como propio, pero nosotros durante años habíamos vivido de espaldas a esa tradición. La tradición de Murcia no es transversal ni está tan reivindicada. Nosotros no sentimos que estemos reivindicando el folclore de Murcia porque nos sentimos unos intrusos, lo estamos explorando, entramos desde otro sitio. El disco se ha forjado en base a esa curiosidad y las canciones están abiertas a interpretaciones. ‘Lirio‘, por ejemplo, parte de una melodía de jota pero no es una jota, el ritmo es otra cosa.

Explorando el folclore murciano, ¿habéis descubierto que se solapa con otras músicas tradicionales?
Víctor: Sí, incluso versos que se repiten en otros folclores. La jota está en Aragón pero también en otras partes de la península. Lo que diferencia el folclor murciano de otros, en mi opinión, es su carácter humilde en cuanto a instrumentación, y por supuesto el acento.
Álex: La melodía de guitarra de ‘Lirio’ parte de la jota, pero Júlia Colom, que es de Mallorca, me contó que esa misma melodía también la usan allí.
También se diferencia en lo colectivo. En Asturias te puedes encontrar a una señora sola cantando una melodía, pero en Murcia es más colectivo. Las cuadrillas se juntan mucho. Se van pasando la voz. Hay una cosa más colectiva y festiva que se da bastante allí.

Al trabajar con Refree, ¿os preocupaba que vuestro sonido se homogeneizara con el de otros proyectos que ha producido?
Víctor: A nosotros nos interesaba Refree sobre todo por los otros discos que ha hecho que no son de folclore. Íbamos al estudio con la máxima de no repetir lo ya hecho, porque es cierto que este nuevo folclore ya se ha explorado en otros territorios. Trabajar con él ha sido muy grato porque sabíamos que íbamos a hacer algo diferente.
Álex: Nosotros compartimos con Refree su espíritu curioso, que ha guiado mucho las sesiones de estudio. En ocasiones la espina dorsal de la canción estaba clara y, después de la sesión de estudio, acabábamos en un lugar inesperado. Nos hemos guiado mucho por ese destello brillante en el estudio que nos ha emocionado a los tres pero que sucede muy poco. Raúl ha transitado muchos folclores pero sabíamos que su espíritu curioso nos iba a garantizar no solaparnos con ese otro folclore reciente, que él no iba a hacer el mismo disco dos veces. Muchas cosas que traíamos al estudio trabajadas se compensaban con otras cosas más espontáneas de su lado. Muchos arreglos del disco están anclados en cosas que podrían ser descartes.

«Aunque este nuevo folclore ya se ha explorado en otros territorios, sabíamos que Refree no iba a hacer el mismo disco dos veces»

¿Esa parte espontánea viene más de la parte electrónica o de la composición?
Víctor: Viene más de la parte de producción, de instrumentación, de vestir letras y canciones. Nos hemos tomado trabajar en el estudio como un juego, a ver qué sale. Había momentos en que una guitarra no acoplaba o una nota no encajaba y eso lo veíamos como una curiosidad a explorar, pensando «pues igual esto mola», porque contrastaba con la parte más pensada.
Álex: Encontrábamos una belleza extraña en ese contraste entre las cosas que llevamos años pensando y que hemos rodado ya en directo, y esas otras cosas que han surgido en el momento desde la improvisación. Sobre todo las sesiones de estudio eran eso, un proceso de exploración.

En algunos puntos la carga de producción ahoga las letras, y no sé si os preocupa que la gente pueda conectar menos con ellas, porque las letras en realidad son muy emocionales. Evidentemente ha sido deliberado, si no, no lo habríais hecho.
Víctor: No nos preocupa, la producción en este disco tiene también algo que decir, es una voz más, viene de un lado experimental que nos interesa mucho.
Álex: Aunque en el álbum hay un ejercicio minimalista de buscar la emoción, hay una cosa que lo aleja del folclore más tradicional y vocal, y es que la mirada parte de otro sitio, que en muchos casos tiene que ver con la distorsión y la electrónica. Nosotros miramos a la raíz a partir de ese lugar.

Me han llamado la atención las percusiones de ‘Peretas del tío Vicente’, me suenan africanas, ¿de dónde salen?
Víctor: Es una caja de batería procesada al extremo, no es un sample. En este disco, una cosa que hemos hecho mucho ha sido grabar la fuente directa y después procesarla a tope para que parezca un sample. En este caso ha sido así.
Álex: También ha habido intención de degradar la fuente original, que es lo que pasa cuando escuchas una grabación de Alan Lomax: se escucha una especie de «field recording» de fondo en sus grabaciones, casi parece música ambient porque llega de otro tiempo, es como una cita rota. Hay un juego de tiempos muy marcado en la producción, no queda claro qué instrumento es o si es un sample o una grabación de campo, o si está grabado en 2024 o en otro año. Esta cosa nebulosa de la confusión nos interesa mucho.

Habéis querido subrayar la condición de grabación del disco.
Álex: Por ejemplo, ‘Lirio’ está sostenida sobre samples vocales toda la canción, pero está tratada de manera que los samples parecen salidos de otro tiempo.

‘Estrellica’ lleva más de medio millón de escuchas, ¿os lo esperabais?
Víctor: Para nada, pensábamos que iba a ser la menos escuchada, porque es lánguida… Le tengo un poco de manía ahora (ríe). ‘La despedida’ tampoco pensamos que iba a conectar tanto y es una de las canciones que más cariño recibe del público.
Álex: Nos daba miedo sacar ‘Estrellica’ porque como single tiene un reverso cursi, en comparación con los otros. Después de ‘Lirio’ y ‘Mayos’, que tienen un estilo más vanguardista, de collage de estilos, con ‘Estrellica’ dimos el paso de sacar una canción más desnuda. Curiosamente, la gente que prefiere el estilo más extremo del disco ha conectado también con esta canción, a pesar de que está más en los huesos y es más preciosista. Por otro lado, ‘Estrellica’ habla de la muerte con bastante ternura y, quizá, nuestros amigos más oscuros han conectado con ella por ahí.

Mencionas la palabra vanguardia, ¿cuál es vuestra posición en este discurso sobre la renovación del folclore, su intención vanguardista? ¿Para vosotros qué es la vanguardia? ¿Os posicionáis dentro de ella o no?
Víctor: Nos resulta difícil delimitar todo y posicionarnos en un sitio u otro. Nos da pudor decir que estamos renovando el folclore o que lo estamos reivindicando porque, para nosotros, acercarnos a la tradición ha sido una excusa para hacer música juntos como hermanos; las etiquetas que puedan salir de ahí nos sobrepasan un poco.
Álex: Durante la composición y grabación del álbum, el objeto principal ha sido anclar una emoción, encontrar un lugar emocionante. En el caso de usar elementos electrónicos entiendo que se pueda entender como vanguardia pero, en otros casos, el ejercicio ha consistido en quitar cosas, en dejar las voces solas y llegar a un lugar más austero y puro. El disco se ha grabado en un lapso de tres años porque en este tiempo hemos perseguido la curiosidad de huir de los lugares comunes del folclore. Es cierto que en el disco hay cosas que tienen que ver con las guitarras, el ruidismo y la influencia de los noventa. Ese polo esta ahí también pero parte de la búsqueda de lo que nos parece emocionante en el momento.

Yo escucho cosas de Sigur Rós, no solo en ‘Mayos’ que tiene una estructura muy post-rock, sino también en algunos de efectos de producción, pero no sé si esa influencia es real.
Víctor: Sí, es una referencia. Me flipa Sigur Rós.
Álex: Nos inspiran sus directos sobre todo, el sonido de sus guitarras.

«Nos da pudor decir que renovamos el folclore. Para nosotros, acercarnos a la tradición ha sido una excusa para hacer música juntos como hermanos»

La nota de prensa cuenta que en el disco usáis «castañetas y laúdes». ¿Cómo ubicarlos en el disco? ¿Qué otros instrumentos hay?
Víctor: Hay una pandereta murciana, que es mucho más grande que la normal; hay una guitarra mayor… Sobre todo la castañeta nos ha flipado mucho porque emite un sonido súper seco, parece un snare creado de manera electrónica, parece un sample. En el contexto murciano está todo en el medio agudo, es todo muy agresivo, y cuando aíslas el sonido, como hacemos en el final de ‘Estrellica’, en que las castañetas están práticamente solas, parece sampleado. Y cuando sacas este instrumento de su ambiente festivo habitual, y lo metes en una contexto más oscuro, como es nuestra música, resulta que tiene un sonido súper violento y potente. Un sonido que, al mismo tiempo, parte del instrumento más primario y humilde que existe, que es la caña de río, que es el instrumento mas fácil de hacer y no cuesta nada. Por cierto, estos instrumentos no los encuentras en las tiendas de Murcia…

¿Dónde los habéis comprado?
Álex: Teníamos que irnos al último lutier de Lorca que lo fabrica artesanalmente.
Víctor: Íbamos a casas de artesanos. En nuestra pandereta por detrás pone el nombre del fabricante, «Joaquín el Pandereta», y el año. Está firmada.
Álex: En otras zonas de la península hay más sustrato de folclore, el acceso es más fácil. Hemos sentido la generosidad admirable de muchos folcloristas que nos han ayudado, porque no hay mucha gente interesándose por el folclore murciano que vengan de otros estilos.

Ahora la pregunta de la industria: ¿Ha sido fácil el paso a una multinacional? ¿Os lo pensasteis acaso?
Álex: Ha sido fácil porque, aunque Sony es una multinacional, en su catálogo hay gente a la que admiramos mucho como Niño de Elche, Maria Arnal o Rita Payés. Lo cierto es que el disco se ha creado con total independencia artística. Es la apuesta por un producto trabajado con mimo, pero también hay una ambición de que no sea una cosa de nicho, que pueda llegar a la mayor cantidad de gente posible. Todo lo que queremos hacer no lo podemos conseguir solos.

¿Qué significa la portada?
Víctor: La portada es obra de Albert Romagosa, un diseñador de Barcelona con el que hemos trabajado desde el principio. Cuando le contamos que el título del disco iba a ser homónimo, pensó que la portada tenía que ilustrar el significado de nuestro nombre, contar la historia de por qué nos llamamos Maestro Espada. El Maestro Espada introdujo la primera banda de música municipal en el pueblo de nuestros abuelos, Librillo; por su contribución al pueblo le pusieron su nombre a una calle, en esa calle se criaron nuestros abuelos, y nuestro abuelo aprendió a tocar el laúd en la banda del Maestro…. La portada cuenta esa historia en el sentido de las agujas del reloj: el maestro a la izquierda sostiene una rama que simboliza la música, y cede el testigo a nuestro abuelo, quien a su vez se lo pasa a nuestro padre. Al final salimos nuestro padre, nuestra madre y nosotros ahí de bebés en un árbol.
Álex: También sale representado el pueblo; la tradición musical son esos frutos y plantas. Por ahí aparece también la figura del demonio simbolizando la ortodoxia o el olvido de esa tradición. La historia culmina en nosotros, en nuestro nacimiento.

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Publicado por
Jordi Bardají