Cine

‘Presence’: el fantasma es el director

“¡No, no puedo soportarlo!” Hace un año, llegaban noticias desde el festival de Sundance diciendo que algunos espectadores habían salido huyendo de la sala donde proyectaban ‘Presence’ al grito de “I cannot take this stress”. En una película de terror esto siempre resulta sospechoso: hype a la vista. Pero, claro, si el filme viene firmado por un director como Steven Soderbergh y un guionista tan afín al género como David Koepp (‘El último escalón’, ‘La ventana secreta’), y además es elegido para inaugurar el festival de Sitges, uno piensa que, oye, por qué no: a lo mejor estamos ante una de las películas de terror del año.

Pues no. Es cierto que ‘Presence’ parte de una premisa formal y narrativa bastante sugestiva: un relato de casa encantada rodado enteramente en primera persona y desde el punto de vista del espectro. A través del uso de la cámara subjetiva -en modo steadicam, no al hombro-, Soderbergh narra el día a día de un fantasma tras la llegada a “su casa” de una familia. La particular sensibilidad de la hija adolescente, traumatizada por un suceso luctuoso, es el recurso dramático que se utiliza en el guion para hacer avanzar la acción.

La puesta en escena y el trabajo de cámara de Soderbergh (la lleva él mismo, el director “hace” de fantasma) es impecable. El filme está articulado a través de una sucesión de planos secuencia cortados a negro. Dependiendo del tiempo que pasa entre corte y corte así será la duración de la elipsis. El montaje es mínimo. La acción de cada escena se desarrolla en tiempo real, facilitando la inmersión del espectador y enfatizando el protagonismo de la “presencia”.

Hasta aquí todo estupendo. El problema de ‘Presence’ es su dramaturgia. Ni los personajes, bastante planos y superficiales, ni la trama, convencional y muy predecible, están a la altura de su dispositivo formal. Recuerda un poco al caso de la reciente ‘De naturaleza violenta’: la forma narrativa es muy original, un sorprendente slow-slasher, pero eso no significa que funcione desde un punto de vista dramático, terrorífico.

Desde esa perspectiva, ‘Presence’ parece más un ejercicio gimnástico que artístico. Una exhibición de fuerza de la puesta en escena con resultados poco satisfactorios. Conceptualmente, es un experimento digno de aplauso. Narrar lo mismo de siempre de otra manera, darle “otra vuelta de tuerca” -ya que hablamos de fantasmas- siempre es de agradecer. Pero en esta ocasión no termina de funcionar como debería, ni siquiera como drama sobrenatural a lo ‘A Ghost Story’ (2017). ¿Y si los espectadores de Sundance huyeron por otra razón…?

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Joric
Tags: presence