En 2010 se produjo un encuentro que marcaría la historia reciente de la televisión británica: el guionista Jack Thorne, que venía de trabajar en la serie de adolescentes ‘Skins’ (2007), coincidió con el actor Stephen Graham -secundario de lujo en filmes como ‘Snatch. Cerdos y diamantes’ (2000) o ‘Gangs of New York’ (2002)- en la trilogía ‘This is England’, una de las grandes series inglesas de la pasada década, también sobre adolescentes. Posteriormente, colaboraron en la impactante ‘The Virtues’ (2019), una joya absoluta (está disponible en Filmin), y el estupendo telefilme sobre el covid Help (2021).
A este tándem se ha sumado ahora el director Philip Barantini, quien ya había trabajado con Graham en la celebrada Hierve (2021), luego ampliada a miniserie en ‘Boiling Point’ (2023). Esta película es un claro precedente estilístico de ‘Adolescencia’ (Netflix): está rodada en un único plano secuencia, al igual que los cuatro capítulos de la serie. En este sentido, el virtuosismo técnico de Barantini es apabullante, yendo más allá de la reciente ‘El colapso’ a través de un uso combinado de steadicam y dron que te deja con la boca abierta (el final del segundo capítulo es un prodigio coreográfico).
Eso sí, a diferencia de otras películas rodadas en un único plano secuencia, que tienen más de alarde formal que de recurso narrativo (‘Victoria’ es un buen ejemplo), en ‘Adolescencia’ esta decisión está totalmente justificada desde un punto de vista dramático: contribuye a una inmersión total del espectador, potenciando aspectos de la trama como el naturalismo (el procedimiento de la detención en la comisaria), la tensión emocional (la evaluación psicológica del chico), el desarrollo de las emociones de los personajes (el capítulo dedicado a la familia)…
La serie (un inesperado exitazo de Netflix a la altura de lo ocurrido con la también británica ‘Mi reno de peluche’) no solo funciona técnicamente, también dramáticamente. Como es habitual en las producciones británicas, el nivel de los intérpretes es altísimo. Sobresale, obviamente, Stephen Graham, pero también el debutante Owen Cooper, quien encarna al adolescente protagonista. Su actuación en el tercer capítulo es asombrosa.
Y, en cuanto al guion de Thorne y Graham, no revelaré detalles de la trama. Únicamente destacar su capacidad para radiografiar el presente y generar debates -sobre la educación y el sistema educativo, la responsabilidad familiar, las brechas generacionales e ideológicas, el impacto social de la manosfera- sin caer en dogmatismos, didactismos ni moralinas.
‘Adolescencia’ es un crudo drama criminal y humano, con reminiscencias de películas como ‘Tenemos que hablar de Kevin’ (2011) o ‘Mass’ (2021), que no juega al “quién lo hizo”, sino al “por qué lo hizo”. No busca culpables ni ofrece respuestas simplistas: solo formula las preguntas adecuadas.