Perfume Genius lleva más de una década construyendo un universo musical único que le ha convertido en un nombre imprescindible en el indie contemporáneo. Tres años después del experimental ‘Ugly Season’, Mike Hadreas regresa con ‘Glory’, un álbum rebosante de personalidad e ideas. Hablamos con él en su visita a Madrid sobre cómo ha sido su proceso creativo en esta ocasión, el auge del country en la música actual o la alarmante situación a la que se enfrentan ahora mismo las personas trans en Estados Unidos, entre otras cosas.
Este es tu séptimo álbum. Han pasado 15 años desde tu debut, ¿qué has aprendido de ti mismo como artista en este tiempo?
Muchas cosas. Casi todo según lo iba haciendo. En mi primer álbum están las primeras canciones que había escrito nunca, todas las grabé en casa y nunca había cantado delante de alguien antes. En esa gira fue la primera vez que actué delante de gente y no sabía ni cómo usar un micrófono. Recuerdo que en mi primer concierto estaba cantando y vino alguien [del equipo técnico] y me lo puso delante de mí. [risas] Con el segundo disco, era la primera vez que estaba en un estudio y empecé a pensar en cómo podía perderle el miedo a mirar al público. Me deshice del piano, empecé a moverme más en el escenario… Han sido muchas cosas.
Se puede ver en tu música. Tus dos primeros álbumes eran más íntimos, después hay una especie de explosión con ‘Too Bright’.
Sí, y es una locura hacer ese cambio delante de gente. Me resultó muy intenso, porque hasta ese primer disco, nunca había escrito una canción, todo pasó muy rápido. Y con este álbum en concreto he pensado un poco en eso. Me encanta mi primer disco, estoy muy orgulloso de las letras y quería escribir de esa forma otra vez. Creo que lo necesitaba para las cosas de las que quería hablar.
Es curioso que digas esto, porque escuchando el disco me vino a la cabeza tu canción ‘Mr. Peterson’, esa manera tan poética y esquemática de escribir.
Buscaba eso, porque en mis dos últimos álbumes había mucho sentimiento a flor de piel. En los primeros dos discos había una especie de distancia en la escritura, parecía que estaba observando desde lejos, tomando referencias de diferentes lugares. Había cierta elegancia en esa forma de escribir, pero dejó de inspirarme tanto. Por eso los últimos dos álbumes tenían una energía más visceral, me inspiraba estar en el centro de las cosas. En este sigue habiendo muchas emociones catárticas e intensas, aunque con un tono más reflexivo, más sereno. De alguna manera, volví a la forma en que solía escribir, que creo que estaba muy influenciada por la lectura. Cuando comencé a escribir canciones, leía muchísimo, historias cortas sobre todo. Pero dejé de leer durante unos diez años, y quería retomarlo porque siento que escribo mejor cuando leo. De la misma forma que creo que mi música es mejor gracias a que escucho muchísima música.
¿Qué has leído últimamente?
No demasiado [risas]. He leído ‘Lapvona’. Siempre tiendo a leer cosas bastante sombrías… No sé por qué lo hago, pero me gustan los textos que son muy concisos y llenos de sentimiento. No diría que son fríos, pero sí están escritos de manera directa y precisa. Leí ‘Rejection’, una colección de cuentos cortos que era bastante jodida. También he pasado años leyendo mucha fantasía y ciencia ficción. Así que, en realidad, nunca dejé de leer, pero cuando era más joven solo quería leer cosas difíciles, como si tuviera más resistencia o algo así. Lo mismo me pasó con la televisión y el cine. He estado mucho tiempo viendo mucha basura. Pero siento que para este disco era importante aprovechar todo lo que he aprendido y todo lo que tengo a mi alcance. La gente que conozco y quiero, las personas con las que hice estos discos… sé que somos capaces de cualquier cosa. Podemos hacer algo pequeño y minimalista si fuera adecuado, pero también podríamos llevarlo completamente al otro extremo si quisiéramos. Y creo que en cada etapa de este proceso fui mucho más consciente de esto.
«Cuando empecé a escribir este álbum pensaba: «¿Qué más tengo que decir? ¿Qué me queda por decir que realmente importe?»»
¿Dirías que has ganado confianza como artista?
En cierto modo, sí, confianza, pero también sentí [haciendo ‘Glory’] que era difícil porque he pasado por esto muchas veces. Recuerdo que cuando empecé a escribir este álbum pensaba: «¿Qué más tengo que decir? ¿Qué me queda por decir que realmente importe?». Llevo diciendo cosas mucho tiempo, así que me preguntaba qué podía decir que se sintiera inspirado y diferente de lo que ya había dicho antes. Hacer un disco en el que usara todo lo que he aprendido pero que no sonase a nada que ya hubiera hecho, que tuviera conexión con todo, pero que aún se sintiera nuevo e importante.
¿Cómo fue el proceso de crear ‘Glory’?
Cada vez que hago un disco, el proceso es más o menos el mismo. Paso mucho tiempo haciendo un montón de cosas y luego mi cerebro necesita vaciarse por completo. No hago nada, solo juego videojuegos. Alan, mi novio, se enfada mucho conmigo por eso. Y yo le digo: «Alan, ten un poco de fe en mí». Porque realmente estoy vaciando mi mente para que pueda entrar algo nuevo. Él cree que es una excusa, pero no lo es. De verdad es importante, porque si no, acabaría repitiéndome.
Necesito ese vacío para poder descubrir qué hay ahí dentro. No quiero hacer lo mismo de siempre, quiero llegar a un nivel en el que no haya estado antes. Quizás sí me estoy excusando, no lo sé. Pero hasta ahora, este método me ha funcionado. Me encanta este nuevo disco y ya he hecho muchos antes, así que debe haber algo en mi proceso que realmente funcione.
Esta vez has incluido a más gente en ese proceso de lo habitual, ¿no?
Sí. Alan es muy bueno ayudándome a enlazar ideas. A veces tengo una canción que me encanta pero que no siento terminada, y él me dice: «¿Te acuerdas de esa otra demo? Podría funcionar como el estribillo de esta canción». Es mucho más meticuloso, más riguroso que yo. Tuvo una educación musical clásica, le encanta ensayar y repetir las cosas una y otra vez. Y yo no soy así, no me gusta, pero lo necesito. Entonces encontramos un punto de equilibrio. Lo mismo pasa con Blake [Mills] y la banda. Todos nos complementamos, nos ayudamos a potenciar las ideas del otro. Y aunque esta vez fue más colaborativo, se siente más mío también.
Canciones como ‘It’s a Mirror’ o ‘No Front Teeth’ tienen cierto toque country. Me parece muy interesante lo que está pasando con el género últimamente, con tantos artistas acercándose a él de formas tan diversas, ¿por qué crees que ahora mismo resulta tan atractivo explorarlo?
No sé, creo que hay algo de sinceridad en ello. Las canciones country siempre han sido muy directas, todo está sobre la mesa. Explican el problema completamente, tipo «Ella me engañó, así que la maté» [risas]. Hay algo muy satisfactorio en eso, quizá porque por un tiempo no fue así, porque la sinceridad ha estado en segundo plano. Creo que la gente estaba antes obsesionada con que todo pareciera distante, como en aparentar, en “servir”, en cierto sentido. Pero eso ya no me interesa. Con este disco, le dije a Cody, el fotógrafo: «No quiero servir en absoluto». O sea, no quiero… pero sí, quiero servir no sirviendo. ¿Me entiendes? [risas]
¡Lo de esa portada es “servir”!
¡Lo es! Pero no estaba intentando «servir». No sé cómo explicarlo. Pero eso, creo que el country ha sido un género muy excluyente, poco accesible si no encajabas en su demografía. Así que hay algo muy satisfactorio en romper con eso. También, yo crecí escuchando country, sobre todo el más antiguo. No tanto el country moderno, aunque hay algunas canciones geniales. No sé realmente por qué me atrae. Tal vez haya algo en el ambiente.
«Ya no me interesa «servir»»
Me encanta ‘Me and Angel’, me recuerda a las baladas de ‘Put Your Back N2 It’.
A mí también. Me emociona muchísimo. Estoy muy orgulloso de ella porque, cuando la escribí, todavía no tenía todas las líneas. Sentía que, para que funcionara, la letra tenía que ser muy buena. Tenía que ser muy sincera. Y eso es difícil. Es muy difícil sentarse y decir: «Voy a escribir algo sincero y real». Si fuera solo para mí, quizá sería más fácil, pero sé que voy a tener que llevarla al estudio, compartirla con todos, y después la escuchará mucha gente. Así que despojarme de todo eso y llegar a un lugar más humilde, donde solo escribo mi primer pensamiento, lo que realmente siento, se vuelve complicado. Pero cuando lo consigues, es muy especial. Estoy muy orgulloso de esa canción.
Para mí tus canciones son muy cinematográficas, ¿hay algún director o alguna película cuyo estilo te inspire?
Totalmente. Hasta las referencias para la portada eran escenas de películas. Le envié a Cody una web que hice con todas estas escenas, no por lo visual, sino por cómo se sentían. Creo que he estado hablando mucho de David Lynch hoy, y con razón. Es una gran influencia para mí. Las partituras de Angelo Badalamenti, son muy importantes para mí, al igual que Julee Cruise.
También me atrae ese estilo frío y minimalista, como en las películas de Michael Haneke, ‘La pianista’, por ejemplo. Ese tipo de cine perturbador, con actuaciones como la de Isabelle Huppert. Pero, por ejemplo, puedes poner la banda sonora de Twin Peaks en una habitación y, de inmediato, se siente inquietante y extraña. Pienso en la música de esa manera. Casi físicamente. Pienso en cómo cambiaría una canción la atmósfera en un espacio, o cómo afectaría la forma en que alguien se siente en su cuerpo. Es parecido a lo que sucede con las películas. Cuando las ves, te sumerges completamente en ellas. No suelo llorar en mi día a día, pero lloro muy fácilmente con la música y el cine. Me afectan de inmediato. Puedo estar en el coche riéndome con Alan y, de repente, una canción empieza a sonar y me pongo a llorar. Cuando veo una película de terror, Alan se burla de mí porque dice que las veo con los ojos bien abiertos, completamente inmerso. Creo que cuando hago música, intento crear algo así, algo tridimensional. No solo una idea intelectual, sino algo que lo abarque todo.
Los vídeos de ‘No Front Teeth’ e ‘It’s a Mirror’ parecen cortometrajes, ¿qué me puedes decir de la representación del género, la sexualidad y el cuerpo en ellos?
Es curioso porque no es que lo haga con una intención política o deliberada. Es solo lo que quiero hacer. Y supongo que, al hacerlo, termina convirtiéndose en una elección o en una declaración de algún tipo.
Sobre el género… Recuerdo que en la época de ‘Too Bright’, sí era muy intencionado, muy rebelde. Estaba muy interesado en desafiar las normas y en confrontarlas. Pero ahora creo que ya no lo pienso tanto, tal vez porque sé que, de todas formas, voy a seguir haciéndolo, así que no necesito preocuparme por ello. Creo que, más que nada, cuanto más mayor me hago, menos me obsesiona descubrir mi identidad. Ya no me importa tanto. Pero justamente porque ya no me importa, todo se ha vuelto mucho más abierto. Tal vez la gente más joven que yo llegó a esta conclusión antes, pero yo ya no me siento tan atado a nada. Mis ideas sobre mí mismo son mucho más flexibles. Me reía con Alan porque le decía que me siento no binario en todo, incluso con mi edad, con todo en general. No siento que haya nada binario. Pero, al mismo tiempo, cuando lo hay, tampoco me importa. Es como si existiera y no existiera a la vez, y ya no intento reconciliar esas ideas. Antes pensaba en mi masculinidad como algo que funcionaba en una escala, como si al aumentar una parte, la otra tuviera que disminuir. Ahora simplemente siento que ambas cosas están ahí juntas, en un nivel alto. Y eso me ha liberado de preocuparme por ello. Solo hago lo que quiero.
«Cuanto más mayor me hago, menos me obsesiona descubrir mi identidad»
Estados Unidos atraviesa un momento preocupante para la gente LGTB, especialmente para las personas trans, ¿crees que la música puede, en cierta medida, aliviar ese miedo?
Creo que sí y también sirve como un recordatorio de que existen, de que no puedes deshacerte de las personas trans, de que no puedes borrarlas. Es un documento de su existencia.
Sinceramente, no tengo ninguna fe en ningún sistema ni en ninguna persona con poder para cambiar las cosas. No creo que eso vaya a mejorar, creo que solo va a empeorar. Tampoco soy una persona activa en el sentido de organizar movimientos, creo que el activismo es una verdadera habilidad. Hay personas que tienen una gran capacidad para organizar, y yo no la tengo en absoluto. Puedo hacer cosas que sé que serán esperanzadoras, pero no sé si eso realmente cambia mucho. Lo que he estado pensando últimamente es en mis amigos, en lo que puedo hacer por las personas que conozco. Y también lo que puedo hacer a mayor escala. Siento que es muy importante cuidar a los demás, especialmente porque los sistemas grandes no lo harán por ti. Todo el mundo está asustado. La gente no sabe cómo reaccionar, no sabe qué hacer. El mundo nunca ha sido seguro para las personas trans, pero cuando cada día en las noticias hay algo aún más aterrador, no sé cómo uno puede seguir adelante. Se hace cada vez más difícil seguir viviendo en un lugar donde constantemente tratan de hacerte sentir que no deberías existir.
Completamente. Aunque la visibilidad creo que ha aportado muchas cosas buenas, y sigue haciéndolo. Cuando lanzaste ‘Too Bright’ el tema del nobinarismo era muy nuevo, ahora se ve muchísimo más. Hay algo esperanzador ahí, ¿no?
Por supuesto. Y también se siente más orgánico. He conocido a mucha gente joven que no tiene el mismo apego a esas ideas [antiguas], al bagaje que conllevan. Esas ideas fueron difíciles de alcanzar para mucha gente, requiere mucho esfuerzo llegar a ellas colectivamente. Y seguro que todavía hay muchas dificultades, pero también siento que ahora es algo más integrado, algo que está en el tejido mismo de las cosas para la gente. Simplemente, un hecho reconocido. Creo que también por eso quitar la «T» de LGBT y cosas por el estilo es tan aterrador, porque parecía que las cosas se estaban acercando a ser un hecho establecido, a algo que simplemente forma parte de la existencia.
Para terminar, una pregunta más ligera: ¿Cómo describirías ‘Glory’ en tres palabras?
Asustado, tierno y dispuesto.