Música

Björk cumple 60 en el número 1… y maravillosamente a su bola

Contaba Björk, en una de sus rarísimas apariciones mediáticas durante una entrevista con Zane Lowe para Apple Music, que actualmente goza de un considerable anonimato que le permite salir a comprar al supermercado en Islandia sin que nadie la pare por la calle. Añade que sus fans saben que le molesta cuando se acercan a ella para saludarla o pedirle una foto, y que respetan su privacidad. Normal: nadie quiere que Björk le dedique su dedo corazón, como hizo hace años.

Se da la irónica casualidad de que Björk tiene ahora mismo un éxito en las listas, por supuesto gracias a Rosalía. ‘Berghain‘ ha sido número 1 en España y ha recordado a muchos la vez en que ‘Hidden Place’ lo fue… hace más de veinte años, y gracias a las ventas de aquella cosa llamada «CD single». ‘Berghain’ cae ya al 45 del global de Spotify, pero no sin haber duplicado los oyentes mensuales de Björk en la polémica plataforma, denostada por la islandesa.

Justo cuando Björk es más anónima, después de haber pasado una década portando máscaras en entrevistas y conciertos para protegerse de la atención mediática (memorable fue aquel DJ set en Barcelona donde apareció vestida de momia; sabíamos que era ella porque nos lo habían dicho, pero desde luego no la vimos), le llega lo que pronto se convertirá en el mayor éxito de su carrera, muy por encima de ‘Oral‘, su primera colaboración con Rosalía. No es casualidad que en el vídeo no aparezca y sea reemplazada por un pajarito.

Pero si ‘Berghain’ ha demostrado algo es que las nuevas generaciones necesitan que Noemí Galera les explique quién es Björk, porque ellos no lo saben. ¿Por qué iban a hacerlo? Björk, que cumple 60 años este 21 de noviembre, ya no es ese personaje mediático que recorría los programas de televisión a principios de siglo y daba las gracias, eufórica, al recibir un premio. Mientras ella ha decidido seguir haciendo discos más experimentales, la vida ha seguido, y el resultado es que Björk ha perdido el contacto con la realidad, y la realidad con ella. Hasta el punto que 20 Minutos saca un artículo explicando quién es, usando un, digamos, desacertado titular que se viraliza de forma inmediata.

Uno de los secretos del éxito en la música -es posible que sea la clave principal- es hacer discos accesibles, y los de Björk hace tiempo que no lo son. ‘Medúlla’ (2004), ‘Utopia‘ (2017) o ‘Fossora‘ (2022) eran obras interesantes pero exigentes, mientras que ‘Post’ (1995) o ‘Vespertine’ (2001) lograban ser artísticamente fascinantes y, al mismo tiempo, asequibles. Como fan de Björk, sigo escuchando ‘Fossora’, descubriendo matices dentro de su universo, pero es improbable que el álbum le haya ganado a Guđmunsdóttir nuevos fans. No digo que sea imposible, sino que es muy difícil.

Por eso es tan surrealista y, a la vez, tan afirmativo, ver a Björk de repente en el número 1 de las listas oficiales, aunque solo sea la de España por defecto, porque Rosalía es española y este es su principal mercado (después ‘Berghain’ sí ha sido top 5 o top 10 en varios territorios). Que una artista con el alcance comercial de Rosalía ponga en valor para las nuevas generaciones el legado de Björk, Kate Bush

o Patti Smith no tiene precio, y menos que esta admiración se refleje en el contenido musical de un disco cuyo éxito es global.

Se están leyendo comparaciones entre ‘LUX‘ y ‘Homogenic’ (1997), acertadas, aunque desde mi punto de vista ‘Vulnicura’ parece ser realmente la referencia en el disco de Vila Tobella, porque ‘LUX’ es particularmente orquestal. Pero lo importante es que Rosalía alumbre con este lanzamiento, aunque sea de forma sutil, la importancia de la discografía de Björk, una de las mejores de la historia por su carácter experimental e innovador, reflejado desde el ‘Debut‘ (1993) hasta hoy.

Da igual si prefieres el color de ‘Post‘, la intimidad de ‘Vespertine’ o el aire cósmico de ese ‘Biophilia’ (2011) que reivindicaba Maria Arnal hace años; en cada disco encontrarás una propuesta imposible de confundir con ninguna otra. Desde su primer disco, Björk ha creado desde la vanguardia, encarnando la modernidad misma, o en casos como ‘Medúlla’, la radicalidad artística absoluta. Es lógico que haya inspirado a tantos artistas que crean sin miedo a arriesgar.

Rosalía ni siquiera ha señalado un disco favorito de Björk, ni tiene por qué tenerlo: en las entrevistas habla mayormente de su admiración artística hacia la islandesa, llamándola su «mujer favorita». Estoy seguro de que le fascinan sus experimentos vocales en ‘Medúlla’ (2004) tanto como los complejos arreglos de ‘Vulnicura’ o las influencias globales en ‘Volta‘ (2007), que ya apuntaban hacia China o África del Norte antes que ‘LUX’. Siempre pensé que ‘Pienso en tu mirá‘ se parecía un poquito a ‘Innocence’, aunque fuera casualidad. O porque El Guincho ha trabajado con ambas.

Que Björk haya abandonado por completo al pueblo es positivo para aquellos que escuchan obsesivamente la obra de Arvo Pärt o Karlheinz Stockhausen, dos compositores a los que Björk admira (al primero le entrevistó, por cierto, en Barcelona). Pero también es complicado para quienes pensamos que ‘Crystalline’ era un temazo pop que se prestaba a ser escuchado en bucle tanto como ‘Human Behaviour’. Que Björk se haya convertido en un objeto que exponer en un museo -literalmente, ahí está el Björk Digital- es una victoria para el arte y la vanguardia, pero no para las personas nacidas después del año 2000 que no la ubican en su mapa musical.

Tampoco es que Björk haya huido completamente de lo popular en los últimos años: ahí está ‘Atopos’, que era prácticamente una canción de reguetón, o por supuesto ‘Oral’, que partía del dancehall, para Björk la «madre del reguetón». Sus colaboraciones con Arca, Sega Bodega y Shygirl demuestran que hay algo que no ha cambiado, y es el interés de Björk por la modernidad, por el ahora. El pasado, la nostalgia, para ella nunca es una opción. Si cabe desear que en sus discos fuera un poquito más fácil entrar que en ‘Berghain’ (la discoteca, me refiero), nunca será a costa de que defraude su propia expresión e intuición artística. La seguimos necesitando como es, aunque no la veamos detrás de su máscara.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: bjork