¿Ha inventado Austra el «disco post-ruptura bailable»? Seguro que no. Hay precedentes o al menos indicios en las carreras de Robyn, Lorde o, en España, recientemente, Miss Caffeina. Pero un vistazo a los álbumes de desamor más populares de la historia evidencia que la mayoría se compone de baladas (Adele), soul (Amy Winehouse), folk americano (Bob Dylan), pop-rock (Fleetwood Mac) o pop a secas (ABBA). Eso sin ponernos exquisitos, porque hay supuestos discos de ruptura que no lo son absoluto (Alanis, No Doubt, Radiohead).
‘Chin Up Buttercup’, el quinto álbum de Austra, sí se inspira casi únicamente en el desengaño que ha sufrido su líder Katie Stelmanis tras 3 años de relación. Y la novedad es esa, que con sus altibajos y sus momentos meditativos, Katie ha salido de ella de una manera muy clara: bailando con los brazos en alto.
La toxicidad campa a sus anchas en los textos del álbum. La frase más citada de ‘Chin Up Buttercup’ procede del single ‘Math Equation‘, que pide a gritos un mash-up con el gran hit de Kylie Minogue. Es aquel de «dijiste que necesitaba tener mis propios amigos, los encontré, y les jodiste». Spoiler: hay más. ‘Amnesia’ se desespera por tratar de averiguar qué es lo que espera la otra persona que hagamos. Y hay un momento en ‘Fallen Cloud’ en el que no tienes ni idea de en qué lado de las dos partes reside el problema: «quiero que seas diferente / viviríamos la perfección total / si pudieras cambiar, tan solo un poquito…» Suena mal.
No así el disco, en absoluto. En contraste a la tristeza de algunos textos, y a otras sensaciones similares, como la necesidad de conexión de ‘Siren Song’ o el hastío de llorar de ‘Look Me in the Eye’, las canciones se levantan. Los ejemplos más palmarios serían ‘Amnesia’, que pasa de depender del piano a depender del beat, y esa ‘The Hopefulness of Dawn’ -de 6 minutos- que pasa de la balada a un trance al modo de ‘Vocal’ de Pet Shop Boys. El clímax de ‘Fallen Cloud’ es como si lo hubiera ideado David Lynch.
‘Chin Up Buttercup’, cuya traducción libre sería «Alegra esa cara», es como el tercer disco que este año se inspira en ‘Ray of Light’ de Madonna. Bebe de la música electrónica y de cierto clasicismo también: hay pianos, flautas y recursos operísticos, los habituales en la carrera de Katie. Hay tantos acercamientos a la new-age como al synth-pop de los 80. El tema más divertido y ácido del álbum, ‘Think Twice’, habría colado en la era electroclash: «Por favor, Adonis, tan tímido y humilde / Qué fácil te resulta mantener el control de la narrativa».
Hot Chip podrían haber estado detrás de esa canción o de la final ‘Good Riddance’. Tan cerca de Enya como de Moby, Austra nos ha entregado un álbum navideño que invita al recogimiento, solo que recordando que este no lo tenemos que pasar pegados a una silla ni tapados por una manta.