Jack White contribuyó a la creación de este inesperado clásico de una artista inicialmente imposible de ubicar en el country-pop o en el mundo alternativo.
Un par de melómanos aficionados al folk-pop psicodélico -uno de ellos satanista- publicó en 1993 en Mute este imprescindible disco de versiones de temática mortuoria.
Descatalogado durante los 80, el disco enfrenta la depresión social mostrando la propia inseguridad como artista de Neil Young, que siempre lo miró reticente.