Salgo de ver Parthenope. Lo que en La grande bellezza era afilada ironía y estetismo y en È stata la mano di Dio entrañable costumbrismo autobiográfico, aquí hay un tono pretencioso y un guión excesivamente vago. Una película no es solo una sucesión de escenas, por mucho que algunas sean destacables o directamente preciosas, porque a Sorrentino le sobra talento para crear verdadera magia, pero es que falta NARRATIVA. Celeste Dalla Porta es maravillosa, está bellísima en cada plano y se come la pantalla cada vez que sale, pero no entiendes lo que vive, lo que piensa, lo que hace y, sobre todo, por qué la peli está centrada en un personaje que es todo monería, carantoña seductora y modelazo de Saint Laurent (produce la peli, como el western de Pedro) pero con muy poco carácter más allá de estar muy buena y ser bastante redicha.