Antes era guapo.
En otro orden de cosas: ya está. Ya me he convertido en una persona de esas que odio tanto. Dando saltitos para no enfriarme cuando los semáforos se ponen en rojo y estorbando por las aceras y mirando con mala cara cuando la gente va mirando el móvil y no me dejan seguir el ritmo. Y eso que he tratado de hacerlo todo por el Paseo del Prado pero oye, la gente que ganas de ir andando tranquila tiene.