A mí me inquietan los ya clásicos efectos colaterales de la homonormatividad. Copio/pego un fragmento de un artículo de Pau López Clavel, que plantea algunas cuestiones interesantes con respecto al matrimonio gay:
"La crítica antinormativista afirma que el matrimonio entre personas del mismo sexo no redunda en mayor diversidad familiar y no sería opción libre, desde el momento en que es requisito sine qua non para acceder a determinados derechos y privilegios (Polikoff, 2008). Partiendo de que una relación matrimonial está más protegida y por tanto goza de mayores privilegios por parte del Estado que otro tipo de unión (Warner, 2000), regulada o no, incluso sin tener en cuenta la mayor valoración social y cultural, se alega que la aceptación de las parejas del mismo sexo en el seno de la institución matrimonial es parte de la estrategia neoliberal para desactivar el componente políticamente radical de la lucha por la liberación sexual. ¿Cómo? Mediante la inclusión de aquellos sujetos susceptibles de ser integrados en el régimen hetero (monogamia, amor romántico, consumismo, refuerzo de la división de esferas...) y cuya marginación se debe únicamente a su orientación sexual. Ofreciendo la normalidad a las personas LGB, se acaba con una lucha(...) En un interesante paralelismo, Warner (2000) explica que el matrimonio igualitario consolida la norma del matrimonio, aunque no sea intencionadamente, (...) por la insistencia en que gays sean iguales a heteros"