El tema de la raza/nacionalidad de los agresores me parece irrelevante y creo que no debería trascender. Al contrario, de tratarse de inmigrantes, lo único que conseguimos son dos cosas: justificar su agresión porque en su país los derechos LGTB aún tienen muchas carencias y alimentar el racismo que tanto nos han vendido algunos partidos.
La conclusión a la que se debería llegar es que nadie, ni nacional ni extranjero, tiene derecho a matar a nadie por su condición sexual (ni por cualquier otro motivo, por supuesto). Lo mismo que el ir borracho o drogado, debería ser un agravante y no un atenuante.