Pues estoy bastante de acuerdo con lo que dice. Ser un gilipollas, un descerebrado o un progre energúmeno no me parece suficiente para meterte en la cárcel. En el caso del enaltecimiento de ETA, lo cual implica una humillación para las familias de las víctimas, ya me parece un terreno más pantonoso y difícil de delimitar.