En cuanto ha acabado el concurso el ganador se ha mojado (quien de supone tendría “más que perder”) y ha mencionado a Israel por su nombre. No me creo que sea tan ingenua que no sepa lo que pone en su contrato, claramente era una excusa.
El motivo por el que no basta con estar en contra de “cualquier guerra” y hay que llamar a las cosas por su nombre en el contexto ESC es porque precisamente el certamen se ha usado como parte de la batalla cultural, legitimación de un estado y de borrado del genocidio que está perpetrando un país en concreto. Aquí las palabras importan.
Lo decepcionante no es tanto que no se quiera meter en un jardín (que también, porque si quisiera pronunciarse a favor de Palestina contaría con el apoyo de RTVE, y es una posición privilegiada comparando con otros participantes), si no que estuviera tan cabreada y que el motivo real sea su mala posición o que no le gustaba su PE… en serio, chica, read the room y revísate tus prioridades.
Decir esto no es hate, si hubiera mantenido la compostura, habría tenido su oportunidad de ser neutral entendida dentro de cierta inercia profesional de bienquedismo. Lo feo es pillar un berrinche, desparecer (no dice nada su contrato de sus obligaciones post festival?) y luego decir que es que la cortina ha afectado a su salud mental.