Casadas con Miami

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Casadas con Miami

El docu-reality se ha puesto claramente de moda. La realidad -o al menos la porción de ella que quieren mostrarnos los guionistas en pantalla- vende en nuestro país (a ver si no de qué tenemos en España tantas ediciones de un programa como Gran Hermano). Es patente por tanto que un formato como este, importado directamente desde Estados Unidos, iba a triunfar como la Coca-Cola en un país en el que el cotilleo y la crítica despiadada copan gran parte de la parrilla televisiva.

Tras la decente aceptación de ‘Casadas Con Hollywood’ por parte de la audiencia, Cuatro ha decidido lanzarse a una suerte de spin-off y producir ‘Casadas Con Miami’, manteniendo a María Bravo entre el plantel de mujeres seleccionadas para formar parte de este programa que pretende mostrar cómo viven estas señoras que (a ojos de muchos) parecen tenerlo todo. María Bravo se mantiene como una de las caras más amables del programa, frente a las que son sus compañeras de reparto, que rápidamente dan rienda suelta a sus excentricidades. Victoria Amory es, literalmente, de lo más aburrido, pretencioso y rancio que nos hemos echado a la cara; Marta Vila es un cliché en sí misma -y la constatación de que hay mujeres profundamente machistas- y Esther Porto no se sabe muy bien qué hace en todo esto, cuando hemos sido testigos de que tiene un armario más pequeño que los de nuestras propias casas.

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María Bravo se salva, y lo mismo pasa con Renata Black que, totalmente ajena a todo, se dedica a disfrutar de la panoja de su marido sin hacerse demasiadas preguntas y aparentemente manteniéndolo dominado. El programa en sí no difiere mucho de su hermano mayor, pero sigue notándose la guionización continua de todo tipo de situaciones y momentos (¿de verdad a María Bravo le da por divorciarse e irse a vivir a Miami porque sí? No hay quien se lo crea). Está divertido para verlo con amigos y echarse unas risas comentando la cantidad de frases para la posteridad que sueltan por la boca («No tendría un Ferrari ni muerta», «Me dan más pena los perros que los niños pobres», «El perro no me reconoce, y eso que lo he parido yo» y un largo etcétera). Ahora bien: el programa, como hecho aislado, es un rollo. Mención aparte merece la selección musical, donde aparecieron desde Sleigh Bells hasta Damien Rice, y que fue bastante decente (todo hay que decirlo).

Calificación: 5,5/10
Destacamos: a María Bravo. Y a los fistros de los maridos de las susodichas. ¿No hay millonarios guapos?
Te gustará si te gusta: ‘Casadas con Hollywood’, ‘Mujeres ricas’ y ‘Princesas de barrio’, que para tener tres casas, algunas son más ordinarias que las poligoneras.
Predictor: se mantendrá en parrilla casi seguro, aunque sea por pura inercia.

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