Al más puro estilo telecinquero -es decir, con más de treinta minutos de retraso en los que han mantenido a la audiencia viendo al insoportable ‘Frank de la Jungla’ y terminando a las tantas- se ha estrenado la nueva edición de ‘Pekín Express’, esta vez en África y con Jesús Vázquez como Director de Carrera. Y pese a que ha estado bastante contenido, las cosas como son, algunos hemos echado de menos a Raquel Sánchez Silva, o incluso a Paula Vázquez. Pero bueno, como segundas partes nunca fueron buenas y esto no va a cambiar de ninguna manera, es momento de comentar el programa.
Parece que el reality ha perdido parte del dinamismo que lo caracterizaba (‘Pekín Express’ siempre ha emitido un programa tirando a corto, que duraba poco más de una hora), motivo por el que se hace un poco pesado. A mitad de etapa, por poner un ejemplo, había parejas que todavía estaban sin presentar, ha terminado a una hora imposible, muchas veces sabías lo que iba a pasar con antelación y no han tenido cuidado de explicar bien algunas dinámicas de carrera (pruebas, eliminaciones, etc). Además, el programa tiene un manifiesto problema de ritmo, y por momentos el televidente pierde el interés, algo que más vale solucionar si quieren que la gente se enganche.
Pero si hay algo en lo que Telecinco es buena, no es en cumplir los horarios, sino en hacer castings. Y en esta nueva edición de ‘Pekín Express’, eso se nota. Para empezar, pretendían repetir el exitazo de Meritxell y Alazne en 2009 a través de Paula y Luisa, una jugadora de poker (a.k.a. pokera) y su madre, que ya desde la primera etapa han tenido su momento «Go, go, no pay, no pay!» e incluso su buen ataque de ansiedad, como manda la tradición. La cosa ha ido mal, eso sí, porque han terminado pirándose a casa.
Afortunadamente, el resto tampoco van mal. Tenemos a la familia disfuncional (Javi y Santiago), a unos ejecutivos bastante pereza (Ezequiel y Mónica), a unos fans de Michael Jackson (David y CUQUI, cuyo nombre nos resulta fascinante), dos universitarias bastante chungas de las típicas que no paran de quejarse porque les da asco la comida (Sara y María), dos hermanos flipadillos (Chinto y Pablo), dos hermanas martamariliescas (Mar y Vanesa) y dos panes sin sal (Inés y Pedro).
Pero lo mejor del casting se reparte entre Chimo y Vane, un repartidor de Alicante que es absolutamente DE TRACA y su cuñada, que tienen expresiones de esas para el recuerdo, y Jota y Freire, un pizzero y un aspirante a diplomático (más divertido que Josie, el de Supermodelo) que, como bien han comentado en el foro, van a dejar cientos de frases para la posteridad.
Calificación: 6/10
Destacamos: que, por vez primera, Jesús Vázquez está medio contenido. Y que no es un programa para la hora de la cena: hoy hemos visto potar a dos personas, en primer plano y con sonido Dolby Surround.
Te gustará si te gusta: viendo en lo que se ha convertido, los realities de Telecinco.
Predictor: se dice, se comenta, se rumorea, que el mal rollo crece al tiempo que van pasando los programas. Ahí lo dejamos, pero nosotros fijo que lo comprobamos.