El otro día comentaba uno de nuestros lectores lo siguiente: «Tengo claro que nunca había escuchado tres discos consecutivos tan buenos de ningún grupo». Hipérboles para «haters» aparte, Klaus & Kinski, que estaban en la cima del pop español ya con sus dos primeros álbumes, han confirmado en ‘Herreros y fatigas‘ que lo suyo va para largo. Hablamos con Alejandro y Marina en Madrid el pasado viernes sobre este lanzamiento. Una segunda parte de la entrevista, sobre ‘Ojo por diente’, se publicará próximamente en nuestra sección «el hit». Para fechas de Klaus & Kinski por toda España, visitad su Facebook.
Normalmente el tercer disco es el más difícil para un grupo, en el que se suele plantear un cambio, pero para vosotros que sois tan eclécticos, ¿ha sido igual?
Alejandro: «Quizá sí es cierto que es el más difícil. Bueno, el difícil es el primero porque es cuando no eres nadie. Con el segundo tienes una cuota de público asegurada. Haces un poco mejor lo que ya has hecho antes. Pero ahora cualquier decisión se mira con lupa. Se dice que o te reiteras o que no arriesgas demasiado. Inseguridad la vas a tener siempre».
Si el primer disco es para convencer y el segundo para consolidarse, ¿el tercero para qué es?
A: «El de la madurez no es, ese será el cuarto. El quinto será el directo en algún lugar de Tokio y el sexto es el doble, pero el tercero…»
Marina: «A lo mejor es el de permitirte algunas licencias porque ya has mostrado todas tus cartas».
A: «Hombre, supongo que si conseguimos hacer un tercer disco a un nivel aceptable no hace falta convencer de que algo de calidad en la voluntad que tienes, hay. Al primer disco es muy clásico catalogarlo como hype y todo el mundo espera a ver si aguantas el segundo porque como el segundo sea una mierda, es que el primero salió bien de casualidad».
¿Cómo calificaríais este nuevo álbum?
Alejandro: «Este disco es más lineal, menos disperso. En general los grupos empiezan siendo lineales y luego se van dispersando. Nosotros, al revés. Hemos empezado dispersos y luego nos hemos centrado en el sonido que somos nosotros. Por eso este disco es menos ecléctico. Bueno, entre comillas. Para nosotros la música de por sí es variada. Pero los contrastes ahora son menos extremos. El principio del disco anterior estaba pensado para contrastar. Por el contrario, en este las tres primeras son más electrónicas: todas empiezan con un arpegio de sintetizador».
También hay canciones orgánicas…
A: «Lo que quería decir es que la forma de trabajar es electrónica. Hay canciones orgánicas pero son una minoría. Nuestra forma de trabajar es bastante compleja y se parece más a un productor de electrónica que al típico grupo de cuatro tíos. La gente cuando viene a vernos se piensa que está todo grabado, pero hay una arquitectura a la hora de sacar los sonidos muy compleja».
M: «Los teclados están automatizados, de manera que se van mezclando más alto o más bajo, van cambiando los tipos de sonidos…».
A: «Los discos son muy variados, no somos como Wave Pictures, que son muy guay, pero lo nuestro es más exuberante. Llevamos a un tío con varios tipos de sintetizadores y toca dos cosas a la vez, con una mano, una; y con otra, otra. Además, controla un sample aparte con las cosas que yo he metido previamente. Es una locura de trabajo. No es como Madonna bailando con un karaoke detrás. Además de llevar un violín en directo, el teclista ha doblado antes las cuerdas con un efecto rollo mellotron, para emular una sección orquestal. Son trucos de producción. Es muy pesado de hacer previamente».
En el disco también hay guitarras más fuertes y más cuerdas…
A: «Quizá se hacen las cosas pensando que las vas a tocar en directo. La parte rítmica es todo programación, las guitarras tienen mucho delay, usamos muchos sintes, tenemos una voz lánguida que canta flojito… Usas lo que tienes en el estudio sabiendo que vas a girar. Estás condicionado por lo que tienes».
Parece claro que tenéis a Pilar a las cuerdas, ‘La duda ofende’ parece hecha para ella…
A: «Hay mucha cuerda en el disco por todas partes. Hay algunas más protagonistas y hay otras más empastadas, más mezcladas con otros instrumentos que parece que no están pero están ahí».
¿Los sonidos electrónicos han influido en la portada del disco?
M: «No, la portada la pensé en función del nombre. Quería darle un rollo «soviet». Es bastante obvio el rollo proletario. Seguro que mis profesores me hubieran dicho: «esfuérzate un poco más», aunque a mí me gusta mucho».
A: «Tiene reminiscencias ideológicas, el yunque flamenco, el golpe, el drama… Herreros y fatigas es una calle de Murcia, pero tiene connotaciones poéticas interesantes. Remite a algo añejo, costumbrista…».
M: «Fatiga es una técnica de herrería».
A: «Es una forma de moldear el metal».
M: «Yo no lo sabía».
La canción de ‘Contrato’ parece la que más casa con la portada.
M: «Sí, pero es una relación casual. Ahora que lo dices, lo pienso y sí, porque habla del sometimiento, pero no estaba pensando en ‘Contrato’ cuando la hice».
A: «Él lo dirá por las portadas de Stereolab, el minimalismo…»
Ponéis 14 canciones siempre, ¿es por alguna razón?
A: «No, de hecho hemos hecho descartes, hemos materializado un par de temas más, pero al final dijimos: «vamos a dejarlo en 14 otra vez, ¿qué más da?». Hay algunas que casi se han terminado, pero no se ha grabado la voz».
Me dijeron de vuestro sello que llegasteis a manejar como 30.
A: «30 no sé, ideas empezadas quizá más de 20. Igual hay cuatro o cinco que empiezas pero no llegas a terminar».
¿De qué depende que no sigas adelante con una canción?
A: «Lo vas viendo por el camino. A veces se estancan. Nosotros no maquetamos, pero a veces Marina graba las voces, vemos cómo queda y les coge rabia. A veces hemos dejado fuera canciones que igual eran mejores. Lógicamente nos podemos equivocar».
El tracklist a veces parece lleno de guiños a discos anteriores. Por ejemplo, ‘Sobria y serena’, que era la canción friqui del disco anterior, ocupa casi el mismo lugar que ‘Cumbres profundas’, muy metalera. ‘Carne de Bakunin’ era la 5 y ahora la 5 es ‘Poderoso caballero’. El pasodoble y el bolero eran la 4, que ahora es ‘Soneto’. ¿Todo esto es consciente?
A: «No lo había pensado. El final del disco suele ser cuesta abajo. El principio va de menos a más. Hacia la mitad hay cierta dispersión, con géneros menos ortodoxos y luego se vuelve a subir. ‘Cumbres profundas’ no la veo friqui, la veo muy My Bloody Valentine, aunque luego se desarrollara por otro lado».
¿Incluís conscientemente autorreferencias, por ejemplo en ‘El día de los embalsamados’ a ‘Muerte en Plasencia’?
A: «En ese caso no. Igual en otra canción… Lo que sí repetimos son cuestiones de producción o sonidos, casi como libro de estilo y con ciertos límites, que sabes que tendrás que cambiar en el futuro, pero que te puedes permitir en un tercer disco. Para el cuarto disco, no sé si quizá ya tienes que dar un giro para no repetirte».
¿Hay algún género que no estaríais dispuestos a abordar o con el que no os atreváis?
M: «Yo no me atrevería a hacer lírico así muy ortodoxo porque no lo haría bien. A lo mejor Alejandro no está de acuerdo».
A: «A priori ningún género tiene nada de malo. Lo que nos puede resultar sonrojante es la ideología que hay detrás, y con ello me refiero al mensaje, a la estupidez, a que no haya nada detrás diciendo algo interesante. Puedo escuchar un disco de Bisbal y si está haciendo un tema con arreglos de bachata, pues me parece bien, pero luego escuchas que está cantando tonterías y ya no me gusta».
M: «Y no es sólo lo que digas, sino lo que transmitas. La música es como un objeto, y no es lo mismo comprarte un exprimidor del chino que uno de Philippe Starck. Hay un lenguaje subyacente que dice cosas, y en el caso de Bisbal, dice caspa».
¿Y no os asusta resultar demasiado cultos para la masa? Me refiero a que utilizáis referencias de la cultura clásica o históricas que, según qué círculos, no se entenderán.
A: «Pues no lo sé, porque otras veces nos acusan de lo contrario, de ser demasiado chanantes y humorísticos. Ya no sabemos a quién hacer caso».
Hay una cita en ‘Dos males tienes’ a ‘Dos gardenias’. Supongo que os gusta en serio y que no es irónico, ¿verdad?
M: «Sí».
A: «Hombre, claro».
¿Por qué parece tan raro reivindicar el folclore español o latino?
A: «Es una cuestión conceptual que tenemos aquí. En España escuchamos música del folclore anglosajón, pero es perfectamente lícito utilizar otras formas de música popular. Así que nosotros hacemos esto simplemente porque nos gusta el folclore español, aunque hay muchas cosas que nos gustan que obviamente no meteríamos en el grupo porque no tendrían nada que ver, como la música renacentista, aunque me gusta la música clásica. Es decir, me puede gustar el flamenco y cierta música folclórica latinoamericana y como es música popular del siglo XX digo: “¿Por qué no la podemos meter en un disco? ¿Por qué tiene que ser todo anglosajon? ¿Qué tiene de malo?”. En nuestros discos sí puede tener sentido por ejemplo, el vodevil o la música melódica italiana. La música popular es la que antes era de transmisión oral y ahora se convierte en música de masas que transmiten la radio y la televisión. Y no toda es anglosajona. A saber cómo será la música tradicional dentro de 30 años cuando Estados Unidos no sea la primera potencia».
El nombre del grupo, la inclusión de figuras clave de su historia, citas expresas… ¿Vuestra fascinación por la cultura alemana a qué se debe?
M: «A Alejandro le gusta mucho la historia y la literatura».
A: «Es un poco casualidad, pero es cierto que hay muchas referencias alemanas. Lo de Goethe es porque era un chiste un poco lerdo pero nos venía muy bien para ilustrar esta canción que queríamos hacer romántica, pero como se entiende el romanticismo de verdad, el literario».
M: «Claro, con sus suicidios, su tuberculosis, sus paseos por el cementerio».
A: «Lo que es un romántico de verdad, no Jennifer Lopez ni Meg Ryan ni Tom Hanks. Y Goethe es un precursor de ese movimiento y la excusa perfecta para hacer el chiste. El nombre de Klaus & Kinski es porque nos fascinaba su locura, lo de Mengele es porque es una historia lo suficientemente sórdida como para trenzar una historia que partiendo de lo casual llegara a lo universal. Mi estilo es refugiarme mucho en el humor y en el sarcasmo, en lo tétrico… Lo de Hitler es lo mismo, es que es un personaje fascinante, de los más fascinantes del siglo XX. Si hubiera vivido en la Alemania de 1933 evidentemente no habría caído en su discurso, pero entiendes que hipnotizara».
¿Grabáis en un estudio en casa?
A: «Sí, el 95% en todos los discos los he grabado en casa. Luego también trabajamos con nuestro técnico, las voces las hacemos con él, algún instrumento… Para mí es cómodo: puedo hacer la mayoría en casa y luego tengo una persona de confianza para contrastar cosas».
El estudio tiene que ser apañado, porque no tenéis el sonido clásico de lo-fi habitual de los grupos que graba en casa.
M: «Es un trastero con ventanas».
A: «Es Palestina, minúsculo».
M: «Al principio era el estudio de los dos, había un armario, una cama… La cama ahora es una litera donde poner cosas y mi mesa ha desaparecido».
Bueno, nena, pero el grupo es de los dos…
A: «Es que para ella cuando estoy en el estudio es como si no estuviera trabajando, es como si estuviera en el Facebook».
M: «Yo casi tengo prohibida la entrada. Ahora tengo que hacer las portadas en el salón».
¿Cómo vas pasándole las canciones a Marina? ¿En grupos o una a una?
A: «Ella inevitablemente lo va escuchando todo porque enciendo los monitores».
M: «Pero oigo el mismo bucle de 7 segundos 60 veces. La versión completa de la canción la escucho casi cuando el resto. Él tiene una canción pensada, me la enseña, la canto, me dice que «sí se puede», «no se puede», graba sus cosas y…»
A: «Y entonces es cuando ella dice: «no me gusta», «no está a la altura», «esto es una mierda»».
Marina, ¿nunca cambias cosas de las letras? Hay cosas muy tuyas, para cualquier persona que te lea en Twitter o Facebook, como lo de Ángel Cristo.
A: «Sí las cambia, lo que pasa es que tenemos el humor en común, muchas frases hechas…»
M: «Lo de ‘Deja el odio para después de comer’ por ejemplo era mío».
A: «Tira muchas letras para atrás».
M: «Yo soy muy brusca. Sé que él se exige mucho y está mal que lo diga yo, pero es que a mí me parece que el nivel está muy alto, por eso cuando veo que algo no está a su altura se lo digo».
A: «A veces repito letras y luego lo he agradecido porque ella es como un editor exigente».
M: «Hay un toma y daca. Hay canciones que han tenido tres letras, como ‘Daño cerebral'».
A: «‘Daño cerebral’ desde el principio tenía esa. Tú dices ‘La pensión'».
M: «Partamos de que no soy cantante. Hay cosas que me salen, como ‘Daño cerebral’, pero hay veces que me cuesta hacerle entender que yo no puedo cantar ciertas cosas porque yo no estoy al nivel de ellos».
Pusiste en Facebook que había un tema que te costaba cantar, ¿cuál era?
M: «‘Sacrificio’. Hay una parte que es muy aguda y tendría que ganar mucho en confianza para hacerla en directo».
A: «Igual en los acústicos».
M: «Es una canción para ponerme delante del espejo, como se ensaya la lírica».
A: «La llevamos ensayada. Quedaba bien con el violín y la guitarra española, pero reconocemos que era un hueso salir en Radio 3, cuando te está oyendo tanta gente, cantando eso».
M: «‘In The Goethe’, que es más difícil también, me resultaba más asequible».
A: «Lo que vemos claro es que podemos tener dos tipos de concierto distintos. Si quieren que sea algo sencillo podemos actuar en un formato que no sea tan ruidoso aunque llevemos alguna base. Y por otro, hay otro directo más de sala, con guitarras eléctricas, bases más fuertes. No tiene nada que ver uno con otro».
¿Cuál es la canción favorita del resto de músicos?
M: «De Paco es ‘La duda ofende'».
A y M: «A Antonio le gusta ‘Cumbres profundas’. Antonio es muy importante en el grupo, hace todo lo complicado, al ser teclista y tener dos manos, da mucho juego. La gente se piensa que lo que hace es muy fácil, pero él es pianista, toca la guitarra y el ukelele. Lo que pasa es como es tan tranquilo… Él destaca más por guapo».
M: «Pili no lo sé. Es muy educada y positiva, le parece todo bien».
¿Habéis conseguido vivir de la música?
Marina: «No, qué va. Tenemos trabajos normales».
Alejandro: «Ese es un poco nuestro drama. Ahora estamos bien porque con la salida del disco tenemos algunos conciertos, pero el verano ha sido dramático. Mucha gente se sorprendía porque se pensaban que nos iba genial. Pero estamos agobiados como media España. Bueno, menos, porque yo tenía trabajo. Igual los meses que estás tocando puedes vivir, pero los cuatro siguientes no».
M: «La vida útil de un disco en cuanto a conciertos son ocho meses o un año, a lo sumo».
A: «Si ganas mucha pasta, pues puedes ahorrar. Pero nuestro caché no es tan grande como para dejar nuestros otros trabajos».
Pero se presenta una buena perspectiva: gira, festivales…
A: «Sí, pero ahora ni se venden discos y con la crisis casi no se dan conciertos y se toca cada vez menos. Sí, hay festivales, pero los consolidados. Y la gente te dice: “¿Que no vivís de esto? Pero si habéis salido en Radio 3 y en todos los lados. Si vosotros no vivís de esto, entonces ¿quién vive?”. Y dices: «pues chico…»»
M: «Algún Fran Perea, o La Oreja de Van Gogh…»
A: «Es que la gente no sabe cómo están las cosas. La gente ve a Pau Donés y a Alejandro Sanz, y se piensa que así estamos todos, pero no es así…»
Entonces no estáis de acuerdo con esa justificación de la gente que dice: «yo me descargo el disco, que ya pago bastante en los conciertos». ¿Hasta qué punto es eso verdad?
A: «Es que para vivir bien de la música de los conciertos tienes que tener un estatus alto y tocar mucho, aunque no hayas vendido nada».
M: «Pero bueno, normalmente viene todo junto. Piensa por ejemplo en Russian Red, que vende mogollón de discos y eso le ha llevado a dar muchos conciertos siempre llenos y a aumentar su caché con entradas de 30 euros. Nosotros no sé cuántos discos hemos vendido, pero puede que 2.000, no sé».
Marina, ¿cómo fue cantar ‘Recuerdo de Zamora’ de Anntona? Y a ti, Alejandro, ¿te gusta verla cantar con otros?
M: «Me gusta un montón, me alegré de que él pensara en mí. A Manu le quiero mucho, que cuente conmigo para mí era muy guay. Si no me lo hubiera dicho él, yo le habría dicho: «Ay, payo, yo quiero cantar». De su disco es la que más me gusta».
A: «A mí la canción me gusta mucho, además todo lo que canta por ahí me toca editarlo a mí, como lo de Pumuky».
¿Tenéis claro qué canciones no vais a tocar en esta gira, teniendo ya tres discos?
A: «Tocaremos este disco entero prácticamente, igual unas 12».
M: «De las viejas hay canciones que me quedan mal. Hay canciones que aunque molan, como ‘La mano de Santa Teresa’, ‘Por qué no me das tu dinero’ o ‘Nunca estás a la altura’, yo destaco demasiado. Renunciaría a ellas no porque no me salgan bien, sino porque tengo demasiado protagonismo y nos hace más mal que bien tocarlas».
A: «‘Nunca estás a la altura’ es de las que tenemos que tocar siempre, la gente la está esperando… Aunque en realidad el primer disco es una recopilación de canciones que habíamos ido grabando a lo largo de años. Se convirtió en disco pero no estaba pensado para ser tocado».
M: «También hay canciones que nos gustan pero que al técnico le dan mucho trabajo, tipo ‘Ley y moral’. Las que tienen mucho ruido no nos favorecen porque dan problemas de sonido…»
A: «Bueno, el otro día me decía lo contrario: «¿No vais a tocar ‘Ley y moral’?».
Si se siguieran haciendo las galas de ‘Murcia, qué hermosa eres’, ¿os llamarían para actuar como embajadores de la región?
M: «No creo, aunque con el dinero con el que se hacía la gala esa ahora se hace el SOS, así que en realidad sí que cuentan con nosotros».
A: «Claro, es que un día se dieron cuenta de que aquello no servía de mucha promoción para Murcia y que lo que cortaba la pana ahora en España son los festivales de grupos raros que meten a 40.000 personas en la ciudad unas fechas en las que de otra forma no iría nadie».
A: «No somos embajadores de Murcia, porque si hubiera nacido en Cuenca amaría a Cuenca, pero eso no se puede evitar, quieres a tu madre porque es tu madre. Pero ya». Sebas / Claudio.