Coldplay han sido los últimos protagonistas musicales del descanso de la Super Bowl. Más o menos. El grupo estaba agobiado porque como banda de rock no podía dar el espectáculo de una Madonna, de una Katy Perry, y ciertamente puede decirse que han sido Beyoncé y sobre todo Bruno Mars quienes han salvado sus 13 minutos del hastío.
La banda -británica, para más inri- tiene repertorio de sobra para llenar este cuarto de hora escaso, pero el formato popurrí, que parece obligatorio en estos casos, no ha beneficiado mucho a una ‘Yellow’ que sólo ha sonado durante unos segundos, a una ‘Viva la Vida’ que ya intentaba estar de subidón antes de empezar, a una ‘Paradise’ que a todas luces sobraba, ni a una ‘Adventure of a Lifetime’ -su éxito actual- a la que se podía haber sacado más brillo.
Las malas decisiones artísticas, lo poco que pasaba en el escenario, lo flojo que iba Chris Martin de voz incluso sin terminar las frases y la cara de no saber dónde estaba de su banda ha provocado que el verdadero subidón de la actuación se produjera durante la aceleradísima ‘Uptown Funk’ de Bruno Mars y Mark Ronson. Beyoncé, por su parte, imponía su canción nueva, ‘Formation’, por alguna razón, antes de un nuevo cierre con forma de popurrí en el que costaba diferenciar ‘Clocks’ de ‘Fix You’ y del tema nuevo de Coldplay ‘Up&Up’. ¿Lo mejor? La guerra de sexos entre Mars y Beyoncé… en la que los de Chris Martin no pintaron nada.