El tercer álbum de Crystal Fighters se abre con una pista hablada que han llamado ‘Simplecito’. Se trata de un discurso traducido del castellano al inglés de un «sabio costarricense» que habla sobre la selección de espermatozoides de su padre, la que le ha llevado a ser persona. «Entréguese a la experiencia, si vienen momentos difíciles, dele un abracito, un besito y después suéltelo. Simplecito». Con esta metáfora, el trío formado por el cantante Sebastian «Bast» Pringle, el guitarrista Graham Dickson (también a la txalaparta) y el multiinstrumentista Gilbert Vierich retratan su filosofía de vida.
Cuentan que en estos años después de que perdieran al batería Andrea Marongiu, fallecido de manera repentina en 2014, «explorar el mundo por separado» les ha ayudado a salir adelante. Bast ha estado en el País Vasco, Canarias y Centroamérica, y Graham en una montaña de Maine (Norteamérica). Ahí han querido «unirse a la naturaleza sin las distracciones de tantas pantallas e inventos de la sociedad moderna» para sentir «el poder y la sabiduría de las viejas tradiciones» de «generaciones y generaciones durante miles de años». Esto puede sonar a sus inspiraciones de siempre a juzgar por los singles principales que hemos escuchado extraídos de este disco, si bien ahora matizan que si el disco anterior, ‘Cave Rave‘, «se preguntaba sobre la existencia, este es más sobre darse cuenta de que las respuestas que buscamos pueden estar fuera de nuestro control. Estas canciones son menos sobre preguntas y más sobre entregarse a la experiencia». Que es lo que venía a decir ‘Simplecito’.
La música de Crystal Fighters siempre ha sido sobre «entregarse a la experiencia», lo que traducido a canciones, significa efectivamente todo un «más de lo mismo» que percibimos en singles como ‘All Night‘, efectivo a más no poder en su «party all night / party all day / hey hey», y ya un pequeño éxito en emisoras británicas (está en la playlist de Radio 1 de la BBC, y Crystal Fighters no son especialmente famosos en Reino Unido) y españolas (está entre las canciones más radiadas); ‘Good Girls’, la muy Phoenix ‘Ways I Can’t Tell’ y también en la contagiosa ‘Yellow Sun’ o en la canción de hoguera y coral ‘Lay Low’. Vuelven a ser pistas tropicales, festivales y frescas, con Crystal Fighters viviendo en un perpetuo anuncio de cervecita.
Funciona por más que uno quiera resistirse, pero lo bueno es que el grupo no lo ha mantenido todo tan «simplecito» y hay unos cuantos experimentos en el álbum que confirman que sí, que como avanzaban, este es «su disco más todo«. ‘In Your Arms’ y ‘Live for You’ suenan un poco artificiosas y forzadas a abrazar las modas británicas, hasta el punto de que a duras penas parecen canciones de Crystal Fighters. Sin embargo, ‘Fly East’ y sobre todo ‘The Moondog’ son sendos interesantes viaje de prog con un poso pop a lo MGMT que lo cierto es que les va como un guante. Correcto en su zona de confort, al grupo solo le queda adivinar qué camino de la experimentación le sienta bien y cuál no.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘All Night’, ‘The Moondog’, ‘Yellow Sun’
Te gustará si te gustan: los anteriores y estás abierto a otros estilos
Escúchalo: Spotify
Cómpralo: Amazon