Diana Aller: «Meteosat fue un experimento de marketing y una promesa infantil»

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Diana Aller: «Meteosat fue un experimento de marketing y una promesa infantil»

diana-allerMuchos de vosotros leísteis la primera parte de la entrevista con la periodista, escritora, largo etcétera, Diana Aller que os ofrecíamos hace unos días y pedíais ya la segunda parte. Pues no os hacemos esperar más. En este bloque mostramos nuestra conversación con ella sobre feminismo, familia, música, su papel en el indie de finales de los 90 y primeros 00 al frente de Meteosat (que nadie se pierda la intrahistoria sobre el grupo, por favor) y su visión sobre el underground estatal. Foto: Kacho Cano.

El año pasado apareciste en el disco de Los Koplowitz, como estrella invitada. ¿Cómo te convencieron y cómo te sentiste?
Los conocí, me parecieron majísimos, listísimos y les dije que lo que quisieran, claro. Me sentí una estrella de cuarta en un país pobre, reconocida por cuatro matados. Es decir: maravilloso todo. Me encanta lo poco conscientes que somos de la cultura del precariado en la que vivimos. Y pasa mucho en música, es todo tan ombliguista y tan bochornoso… Me mola, me mola mucho el verdadero underground.

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Pero ¿existe el verdadero underground? ¿No crees que hay también bastante ombliguismo en ello?
Síííí… Hay un empeño brutal en privilegiar el malditismo, lo underground como baluarte de calidad. Y no. No todo vale a la hora de hacer un grupo, peinarte raro y decir «cuánto sufro”.

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Me interesa saber qué es para ti ese underground que te flipa. ¿A qué estás enganchada en este momento?
Ahora mismo escucho mucho lo nuevo de Lidia Damunt. Para mí lo underground es lo que no entra en circuitos comerciales. Y hay cosas buenas y cosas malas, claro. Lo que me flipa es la falta de complejos. Si además se da en el underground, pues ya maravilloso todo. Detesto el rollo atormentado. La gente que lo practica, o bien no sabe lo que es sufrir, o bien detecta que es la forma idónea de llamar la atención. Esto pasa mucho en el pop y en el rock. El rap en este sentido tiene menos prejuicios.

Te quería hacer alguna pregunta sobre Meteosat. ¿Qué tal?
[Risas] Perfecto, no reniego de mi pasado para nada, al contrario.

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¿Sientes que hay ya jovencillos que valoran lo que hicisteis en Meteosat? ¿O aún no ha llegado el momento de la reivindicación?
No creo que sea un grupo a reivindicar. Hay gente que me lo dice en privado, en plan «yo era muy fan». Pero como algo del pasado, no creo que ahora nadie lo reivindique.

Entonces, ¿qué fue? ¿Un divertimento que se salió de madre?
No, fue un experimento de marketing y una promesa infantil. Empiezo por el principio: yo siempre he tenido muy mal oído, soy incapaz de llevar el ritmo o tocar un instrumento. Desafino incluso hablando. Sin embargo siempre he sido muy entusiasta musical. Desde pequeña la música me causaba efectos de tristeza o felicidad máxima, y he sido siempre extremadamente sensible a ella. Cuando tenía 8 ó 9 años, me ponía delante del espejo con una raqueta de bádminton a hacer playbacks de mis canciones favoritas. Escuchando el ‘Bote de Colón’ de Alaska y los Pegamoides, me miré al espejo y me hice un juramento a mí misma: cuando fuera mayor, haría un grupo y la primera versión iba a ser el ‘Bote de Colón’.

Tras varios intentos de grupos y vicisitudes varias, hice un grupo de música, con un pedal de distorsión conectado a un Casiotone. Se llamaba Skylab. Envié una foto con colegas al concurso de maquetas del Rockdelux y quedamos finalistas. Ahí tuve que contar con más gente, claro. Fuimos haciendo más canciones, pero el grupo tomaba una dirección que no me gustaba, básicamente por la gente. Para deshacerme de los elementos que no me gustaban, creé otro grupo con nombre de satélite, Meteosat. Entonces me concedieron una beca para hacer un postgrado de estética filosófica en Italia. En mi ausencia, entró en el grupo el elemento que yo había esquivado al crearlo. Y la formación finalmente fue de 2 ex novios (Edu y Nacho –Ndr: Escolar, hoy director de eldiario.es–), mi novio de entonces, Borja (Ndr: Prieto, director del blog y la agencia de comunicación Está Pasando) y yo. Estuvimos buscando cantante. A mí de siempre me han gustado más las voces femeninas, pero al ser yo incapaz de entonar, buscamos una chica. Recuerdo poner anuncios en Discos Delsur, la mítica tienda de discos… Venían amigas y conocidas, tías raras… pero ninguna molaba.

«Llamaba al contestador de Siglo XXI, de Radio 3, poniendo a parir a Meteosat, diciendo que eran unos niñatos pijos, pedía la maqueta a revistas y programas de radio…»

Finalmente apareció Verónica, que tenía la voz perfecta. Aunque ella no se interesaba demasiado por la música, lo hacía fenomenal. En esa época mi novio de entonces y yo fumábamos muchos porros, y un día decidimos qué y cómo hacer para tener cierta repercusión: yo estaba estudiando en publicidad el impacto de la comunicación negativa, y decidí ponerlo en práctica. Llamaba al contestador de Siglo XXI, de Radio 3, poniendo a parir a Meteosat, diciendo que eran unos niñatos pijos, pedía la maqueta a revistas y programas de radio… creamos una mínima expectación antes siquiera de tener canciones. Como Borja y yo hacíamos un fanzine, Yoyo, nos invitó un día Jesús Ordovás a su programa. Así que nos estudiamos una entrevista que le habían hecho en Mondo Brutto, y nos fumamos unos porros antes de ir al programa.

Le llevamos una botella de vino y todo, y allí, ciegos como piojos le dijimos todo lo que quería oír (que además, no difería en nada de nuestro discurso). Fue una especie de flechazo. Supongo que él vio frescura en nosotros, pero es que Ordovás es una de las personas más elegantes y con un cerebro mejor dispuesto que he conocido nunca. Salimos fascinados de allí. A partir de entonces él nos apoyó a muerte. Y bueno, el grupo siguió adelante hasta que yo me independicé. Necesitaba trabajar, y dado que no tenía aptitudes musicales y que el experimento había ido más lejos de lo que pudiera imaginar, se acabó la historia. Estuvimos en dos compañías, sacamos singles, un LP e hicimos varias giras. Una experiencia increíble todo, la verdad, porque cuando tienes 24 años, todo es nuevo, no hay pasado ni futuro. Era compatible con estudiar, con probar cosas nuevas, viajar, conocer gente increíble… Todavía conservo muy buenos amigos de esa época.

Wow. Vaya pedazo de historia. O sea, ¿que el runrún hater en torno a Meteosat lo generasteis vosotros mismos? Qué fuerte…
Ya te digo que yo estaba muy flipada con los impactos subliminales y el efecto inconsciente de la comunicación negativa. El cerebro retiene antes los impactos negativos que los positivos. Si te dicen que un grupo es muy bueno, tu cerebro lo procesará como un dato más. Si te dicen que son unos pijos, la memoria lo retiene más fácilmente. Siempre me ha gustado el punk, como actitud, como filosofía nihilista. Y en esa época de experimentación, yo era más intelectual que ahora (me flipaba Chomsky, por ejemplo) y a la vez era muy punkarra y muy tímida. Así que era un cóctel explosivo.

En esa época tomábamos muchos tripis y salíamos mucho. Pero también leíamos, comprábamos discos y estábamos en continua efervescencia. A mí no me gustaban el 90% de los grupos indies, y creo que lo que hice fue crearme un mundo a mi medida. De ahí el fanzine, el grupo y las drogas. Para qué iba a protestar. Que la gente haga cosas es estupendo. Nunca criticaría la labor de otro. Si critico algo que sea el inmovilismo, el vacío… Pero la mejor forma de combatir las cosas es creando otras en las que creemos.

Empezamos a pinchar en la Vía Láctea Borja y yo, horario de tarde, de 20.00 a 0.00. Fue una época estupenda… Aprendí a pinchar porque nuestro primer mánager montó un bar con otros socios, todo blanco, en la calle Segovia, que pretendían que estuviera regentado por tías. Las camareras, la portera y la DJ debían ser mujeres. Así que el técnico de sonido del bar me explicó cómo funcionaba una mesa de mezclas, y yo ponía a la Human League y Echo and the Bunnymen y cosas así, y tan contenta.

¿Y cómo fue cuando os oísteis en Los 40? ¿Fue como «esto se ha acabado» o era la meta?
En realidad no había meta. Era un poco a ver dónde nos llevaba todo eso. Nunca he estado en contra del mainstream, aunque Los 40 no me gustaran. Me daba igual. Era poco relevante en realidad. A mi madre por ejemplo le hacía gracia verme en la tele, porque en esa época había todo un circuito de actuaciones (generalmente en playback) en los programas de tv… Pero nada más. No era importante entonces, era un pasatiempo. Creo que hice todo lo que pude y llegué lo más lejos que podía teniendo en cuenta mi manifiesta imposibilidad musical.

«A mis hijos les he enseñado vídeos y les da vergüenza ajena. Normal, por otro lado: ¡son sus padres haciendo el idiota!»

¿Y vuestros hijos saben esa historia? ¿Te preguntan? ¿O están a otras cosas?
A mis hijos les da igual. Les he enseñado vídeos y les da vergüenza ajena. Normal, por otro lado: ¡son sus padres haciendo el idiota! [Risas]

¿Te has planteado volver a hacer música de alguna manera? ¿No te ha picado ya más el gusanillo? ¿O con pinchar te das por satisfecha?
Me ha llegado alguna que otra propuesta para cantar, pero evidentemente no es lo mío, ni creo que tenga gracia para hacerlo. Yo ya canté, ya tuve un grupo, ya lo hice… No me gusta ser protagonista, pero sí que subir a un escenario me produce una agradable descarga de adrenalina. Ahora doy charlas de consumo sostenible, y en parte siento cierta emoción… pero no es lo mismo. [Risas]

Me gusta pinchar, escuchar música en casa, ir a festivales, descubrir grupos nuevos… Eso me hace bastante feliz. De hecho me da mucha lastimita la gente que en su momento no tuvo demasiada repercusión, y viven abonados a la idea de un éxito fugaz. Y a la mínima hacen un comeback, ya totalmente fuera de su momento. No sé…

Ahora parece remoto pero… ¿Confías en que vuelva el electropop? Me refiero a que le toque el ciclo del revival. No es que se haya ido, pero sí de la radiofórmula…
No creo que haya un revival como tal, pero sí una revisitación, sana y necesaria. ¿Sabes qué pasa? Antes las modas iban y volvían cada x tiempo, que cada vez era un periodo más corto. La democratización de la cultura y la singularidad tecnológica han propiciado que todo vaya tan rápido que la cultura se queda en un centrifugado de ideas, en una cultura líquida, que no se asimila del todo, pero se consume vorazmente. Entonces, no hay revivals como tales. Igual que ya no tienen sentido los «se lleva» y «no se lleva», porque están incluidos los unos en los otros, dada la velocidad de las tendencias. Me parece que todo esto es apasionante desde muchos puntos de vista, incluido el musical. A mí me encanta el tecnopop, el synthpop… y, aunque no vuelvan como tales, hay cosas en todo el mundo y en todas las épocas con reminiscencias synth, totalmente descontextualizadas y únicas. Supongo que es la idea que se tenía a finales del siglo pasado de «Aldea Global». Pues resulta que era esto.

¿Tú crees que hay movimientos culturales? Me refiero a tribus amparadas por la música, la estética…

Yo creo que hay, pero más difusas y organizadas en torno a otras cosas, no puramente estéticas.
Exacto. Todo está como diluido…

Sí, es verdad. Me parece tan fascinante como inaccesible. Soy incapaz de ver un vídeo completo del Rubius, por ejemplo. Entiendo mejor todo lo del trap, por ejemplo, pero soy consciente de que no puedo acceder a sus códigos.
¿Te gusta el trap? A mí me cuesta entrar en según qué cosas. Supongo que me hago mayor…

Sí, me gusta, pero lo que te decía: me veo incapaz de conectar con según qué cosas. Estética y musicalmente me atrae mucho, veo la efervescencia y me llama… pero sé que no puedo estar ahí, que no me corresponde. ¿Sabes lo que digo?
Perfectamente: no habla de ti. Yo siento que hay demasiados discursos que ya no son el mío, y me parece muy honesto reconocerlo, no pasa nada.

«Todos vemos actitudes machistas en Bertín Osborne. Es lo fácil. Pero lee cualquier crítica musical, siéntate en cualquier cafetería…»

Justo. Pero no por eso no puedes disfrutarlo. Simplemente observas. Es otra forma de disfrutarlo. Y luego está el tema del machismo. Me molesta, sobre todo que cale ese mensaje en los chavales más jóvenes.
Pero el machismo está en todas partes… y más nocivo cuanto más escondido. Estoy hasta la rajeta del coño de que la gente hable de micromachismos. De micro nada, chavales… Todos vemos actitudes machistas en Bertín Osborne. Es lo fácil. Pero lee cualquier crítica musical, siéntate en cualquier cafetería… Estamos invadidos por un machismo feroz, cada vez más perverso y enrevesado. Hay una condescendencia paternalista y absurda en el mundo de la música que flipo. Tíos que no entienden absolutamente nada y encima vienen a explicarnos lo que es el feminismo. Tíos que no saben ceder el protagonismo ni son conscientes del privilegio.

O sea que, en cierto modo, ¿crees que es más «sano» que ese machismo sea obsceno, que se vea venir de lejos?
No creo que ninguna actitud machista sea más sana. Sí que es verdad que cada una es nociva de una forma diferente más exterior o más epidérmica…

Por eso lo he entrecomillado, no quería ofender… Lo siento, ha sido desafortunado ese adjetivo. Yo pregunto esto del paternalismo en el pop casi en cada entrevista que hago a chicas que están en la música. Sorprendentemente, hay chicas que me dicen que nunca se han sentido menospreciadas.
Claro, vivimos en un sistema patriarcal. Todos, hombres y mujeres. Esto no es una guerra de unos contra otras, es un sistema que nos oprime a todos. Por eso la gente (mujeres, hombres…) no lo ven, porque todos formamos parte de ello. Y hay mucha ignorancia, muchos clichés muy dañinos que hacen que no veamos las cosas.

El feminismo es muy guay, entre otras cosas porque enseña a reírte, a disfrutar… Es todo tan injusto, que de forma natural creamos estrategias de subsistencia emocional. Y aflora una creatividad que flipas, una capacidad de elaborar estrategias y alianzas de lo más productivo.

Las niñas de ahora lo tienen crudísimo. Se les vende la igualdad, y a la vez se las sexualiza desde niñas. Alienación desde niñas. Cosificación y mercadotecnia. Es todo retorcido, sibilino, pérfido. Es tan perverso todo… Yo defiendo la noción de libertad sexual, rechazo la monogamia. Y desde ciertos sectores son conceptos muy aplaudidos, porque son guays, pero claro, hay muchas chicas que no creen en ello, y sin embargo se ven forzadas a aceptarlo por la no exclusión, por la pertenencia. Joder, no hay un discurso empoderante nunca. Es como la falsa liberación sexual. En realidad estaba orquestada para la obtención de placer masculino, no por el bien de las mujeres. Y crear ese camino es vivir en la disidencia. La exigencia se amplía sobre las mujeres.

«Estaríamos incurriendo en el mismo error que criticamos: juzgar a una mujer por el hecho de ser mujer. Pues mira, no. Que Beyoncé haga lo que le salga de su negro coño»

Por eso yo abogo por un feminismo «triunfal». Yo no me crezco en la derrota ni en el victimismo, porque eso perpetúa el estereotipo patriarcal y revictimiza a las mujeres. Por supuesto que hay injusticia. ¡Vivo en ella! Pero disfruto de mi lucha, y hago cosas que la cultura imperante considera nocivas, pero encima las disfruto: me reúno a conspirar con varios aquelarres de mujeres (mención especial al Colectivo ZAS, un grupo no mixto de lucha feminista que son maravillosas). Vivo sola, practico la libertad sexual, me acuesto con mujeres, he tenido hijos y no lo vivo como un drama pese a que la sociedad entera pretende hacérmelo ver. La maternidad la entiendo desde la esfera sexual: embarazo, parto, lactancia… Es parte de mi vida sexual, donde no intervienen los varones… y es absolutamente placentero, por mucho que se empeñen en decirme que no.

¿Tienes alguna opinión sobre el último disco de Beyoncé? Teóricamente, es un disco de empoderamiento de la mujer negra, pero se critica que trate sobre la infidelidad de su marido y que ella le haya perdonado. Es decir, su feminismo es una impostura, para sus críticos. Pero ¿juzgarla así no es también machista? ¿No es mejor celebrar que haya hecho ese disco y lo haya contado porque le haya salido del coño, como decías?
Es lo que siempre decimos las ZAS: ¿quién reparte los carnets de feminista? Porque yo desde luego no estoy acreditada para decir si Beyoncé, con la que no he salido de juerga (todavía) es más o menos feminista. Al final estaríamos incurriendo en el mismo error que criticamos: juzgar a una mujer por el hecho de ser mujer. Pues mira, no. Que Beyoncé haga lo que le salga de su negro coño. Y bueno, claro, luego tenemos todo el elenco de feminismos. Yo si se habla de feminismos afro, me tengo que retirar a escuchar, porque lo veo desde el privilegio de europea blanca. ¿Mi opinión? Me gusta, pero no me pongo su disco así para fregar los platos, por ejemplo.

Te caracterizas por no cortarte un pelo con tus opiniones. Supongo que esto, viendo lo que hay en el mundo y en Internet, te habrá traído algún disgustillo, ¿no?
He tenido horribles ataques de ansiedad por culpa de gente amargada y sin vida que se dedica a hundir a otros sin fundamento. De hecho, es lo único que me tira para atrás con respecto a una entrevista. Yo he tenido trolls de todo tipo. Incluso uno denunciado en comisaría, donde no harán nada hasta que me agreda físicamente. Es desesperante, de verdad.

Me pasa en las facetas de activismo. Estoy muy metida en plataformas de consumo sostenible y en feminismo, y recibo muchísimos insultos por ello. Bloqueo a la gente sin miramientos, porque son actividades que desempeño por conciencia ética, por justicia. Sin embargo, si se meten con mi trabajo, lo entiendo: yo también me meto con él, es un intercambio de tiempo por dinero. Trabajo donde más puedo maximizar el dinero y minimizar el tiempo. Punto. Pero hostia, las actividades que ejerzo por luchas sociales… Mira, no. Me da mucha rabia tener miedo. Porque es lo que coarta nuestra libertad, el miedo.

[En este punto, la conversación se interrumpe por un asunto personal y deriva hacia la familia, los hijos y la sociedad.]

«Unas semanas tengo niños, y soy una supermamá, y otras tengo perro, y soy una adolescente borracha»

Yo no sé cómo lo hacéis la gente que tenéis hijos todos los días. Yo los tengo en semanas alternas y creo que es la forma perfecta de mantener la adolescencia y una maternidad subversivamente feliz. Tengo la custodia compartida de perro y niños. Los niños tienen alergia al pelo de perro y no pueden convivir. Cuando me separé mi madre decía que diera en adopción al perro, pero yo tenía muy claro que antes daría a los niños, que llegaron después y daban más la lata… Y desde que son bebés, cuando me separé, unas semanas tengo niños, y soy una súper mamá, y otras tengo perro, y soy una adolescente borracha. [Risas]

Vivimos en una cultura cada vez más parcelada y difícil, donde la responsabilidad recae en el individuo y en el Estado, sin filtros intermedios. La paternidad no se concibe desde la sociedad, es una labor individual. Y necesitamos la noción de tribu, recuperar los espacios públicos y hacerlos nuestros. Responsabilizarnos en comunidad. Cuando una pareja se separa, viven separados y se turnan los hijos, cuando lo lógico sería irse a un clan más grande, que reparta derechos y deberes. Cada vez más gente vive sola. Joder, a mí me encanta estar sola, pero no sabemos relacionarnos… nos olvidamos de lo básico, de crear estructuras que sustenten.

Admiro mucho las relaciones estables, y más con hijos. Yo me veo incapaz. No creo en la monogamia, aunque la pongo en práctica cuando tengo pareja. Pero me admira, de verdad. Además ahora vivimos todo con una urgencia apabullante, no nos queremos perder nada, y claro, una relación de años, se vuelve un monstruo pesado.

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