Jorge Drexler prosigue con su -por mucho que a algunos les cueste creerlo– interesante carrera, que en su caso no se limita a los parámetros habituales del entorno cantautor y ahora expone un nueva imaginativa idea. ’Salvavidas de hielo’, el disco que publica este otoño, ha sido grabado únicamente con guitarras. Y claro, no se ha ceñido ni mucho menos a hacer canciones acústicas, intimistas y melosas. Drexler es también un talentoso músico y productor y, sin que el disco se aleje en ningún momento de lo asequible, constituye un variado y original experimento.
’Salvavidas de hielo’ entra a la primera como gran parte de la discografía de este ganador de un Oscar. Pero es de lo más reseñable que el álbum, partiendo de su concepto, no se haya ceñido al sentimentalismo (bien entendido) del corte titular, que cierra con la compañía de Natalia Lafourcade. Antes de él y tirando solo de guitarra y complementos (las cuerdas, la caja de madera, la piel de un banjo, el metal de un dobro), podemos atender a una canción de elegantes ritmos latinos como ‘Estalactitas’, a medio camino entre la melancolía de fin de verano (esos “na-na-na”) y el baile; a una pequeña bossa junto a Julieta Venegas llamada ‘Abracadabras’ en la que emergen unos deliciosos silbidos de banda sonora sixties; a un tema de áspero rhythm and blues como es ‘Asilo’; a una respuesta a Sabina por la vía de Chavela Vargas como es ‘Pongamos que hablo de Martínez’; y muy especialmente a la fascinante ‘Silencio’, que, por acordes y estilo podrían cantar perfectamente los Single más teatrales. Hace muchas cosquillas su juego de guitarras, ecos, desarrollos y por supuesto… silencios.
De la misma manera que Jorge Drexler tiene corazón para las texturas más suaves del folk y la bossa y para otras más rugosas, también lo tiene para la canción social. Si ‘Asilo’ junto a Mon Laferte puede ser una canción abierta a interpretaciones, no lo es tanto el tema que abre el álbum, ‘Movimiento’, con frases tan expresas sobre la inmigración -posiblemente sobre la nueva política al respecto de Estados Unidos- como “somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes”, “somos una especie en viaje / no tenemos pertenencias sino equipaje” o, la mejor: “es más mío lo que sueño que lo que toco / yo no soy de aquí… pero tú tampoco”.
A esta sensación contribuye ese emerger de la percusión en la propia guitarra y los coros -de los que no abusa pese al concepto del álbum- acentuando el toque social de la composición. Y es que Jorge Drexler ha vuelto a demostrar que es un hombre de detalles. A la empatía que genera la entrañable canción dedicada a todas las formas de vieja y nueva ’Telefonía’ (“perdona que insista en elogiar las telecomunicaciones aunque todos creen que han inventado algo / y siguen siendo las mismas las canciones”), hay que sumar el lirismo de ‘Despedir a los glaciares’ o la buena secuencia de un álbum en el que apenas ‘Mandato’ y ‘Quimera’ palidecen un poquito junto al resto.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Silencio’, ‘Abracadabras’, ‘Estalactitas’, ‘Telefonía’
Te gustará si te gustan: Kiko Veneno, Chavela Vargas, Joaquín Sabina, Juana Molina