Nacho, has vuelto a hacerlo… bien

Nacho Vegas, como osamos aventurar antes de que se editara ‘El Manifiesto Desastre’, quiere dejar de ser un indie pobre, si es que alguna vez ha sido alguna de esas dos cosas. Tras haber llenado en Barcelona durante dos días consecutivos, y en Madrid la sala Joy Eslava el pasado sábado y ayer por la noche, el próximo día 12 de febrero ocurrirá presumiblemente lo mismo. Eso, entre los grupos indies nacionales, está al alcance de poquitos. Major League, que dicen los guiris.

Hace no tantos años, un concierto de Nacho era para gafapastas only y en él había que guardar las formas. Hoy en día, el público de sus conciertos es del todo heterogéneo, de todas las edades, un multitudinario coro que recita de memoria cada letra de cada canción. Y yo me alegro. No es mi concierto soñado de Nacho Vegas, pero él merece este éxito. Y sí, es posible que dentro de un par de décadas él sea lo que hoy día es para nosotros Sabina, pero ¿es eso tan malo?

Por otra parte, sería un poco absurdo que la popularidad del asturiano sirva como excusa para perderse la gira de ‘El Manifiesto Desastre’. Nacho se muestra sobrio y seguro, cantando bien, sin concesiones populistas y sin perder la compostura (sólo en la final ‘Nuevos planes, idénticas estrategias’ se permitió hacer una coreo de coña con Luis Rodríguez y Xel Pereda), y tiene una de las mejores bandas en directo del país: Pereda, Rodríguez, Abraham Boba y Manu Molina son sus particulares Bad Seeds, que creo que es el mayor elogio posible para un grupo de rock. Y eso que estoy seguro que han tenido noches mejores que la de ayer, con continuos problemas de Pereda con la afinación y el volumen, que incluso llegaron a arruinar el crescendo final de ‘Morir o matar’. Fue una pena, porque era uno de los momentos más esperados, pero con las enormes versiones de ‘Monduber’, ‘El tercer día’ o ‘Perdimos el control’ no hubo lugar a ningún paliativo.

El repertorio está centrado en ‘El Manifiesto Desastre’, que sonó casi al completo, y en ‘Desaparezca Aquí’, pero en las cerca de dos horas de concierto hubo espacio para ‘Cajas de música…’ y algunas sorpresas: sonó ‘Añada de Ana la Friolera’ (incluida en el EP ‘Miedo al zumbido de los mosquitos’) y hasta dos temas de su disco con Bunbury, que fueron sin duda de las más celebradas por la audiencia, lo que confirma eso que decíamos en aquel artículo

. Se echó de menos algún número más de ‘Actos inexplicables’ (apenas cayó ‘Miss Carrusel’), pero hay que ser conscientes de que hablamos de un cancionero tan amplio que es difícil quedar totalmente satisfecho. Es complicado destacar un momento, pero además de las más populares y divertidas ‘Dry Martini, S.A.’ y ‘Michi Punkero’ (como la bautizan en su setlist), me quedo con la espectacular interpretación de ‘Ocho y medio’, que arranca con Nacho solo a la acústica y acaba con la banda uniéndose y rematando de forma espectacular. Bien, Nacho, bien. 9
En la entrada del concierto ni siquiera mencionaba que hubiera un telonero, así que menudo sorpresón fue entrar y encontrarse a Alondra Bentley con su guitarra subida al escenario. No sé si alguien la mirará con recelo ahora que cada sello parece buscar su Russian Red particular (absurdo, lo sé, pero parece que es así), pero si lo hace se estará perdiendo una de las voces femeninas más espectaculares y bonitas que he escuchado en los últimos tiempos. Sin ningún reparo podríamos estar ante una dura competencia para Marissa Nadler o Alela Diane. Esta británica afincada en Murcia (qué hermosa eres), sola con su guitarra y con ese increíble torrente que nace de su garganta, sobrecogió puntualmente con ‘Dot dot dot’ o ‘Of all living creatures, why a human being?’, pero no pudo (ni quiso) luchar contra las numerosas e interesantes charlas que mantenía el respetable (paradójico tópico) mientras tanto. Esperamos poder disfrutar más y mejor de ella cuando se edite su primer álbum el próximo marzo. 6,5

Foto: Agredecemos el préstamo, tomada del flickr de mrpunch del concierto del día 31 de enero en Joy Eslava.

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Publicado por
Raúl Guillén