El cine de Berlanga en 5 películas

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El cine de Berlanga en 5 películas

El verdugo y su mujer disfrutan de sus vacaciones en el interior de las cuevas del Drac. Una barca se desliza por el lago Martel, mientras una orquesta toca la ‘Bacarola’ de Offenbach. Detrás, como la barca de Caronte, una segunda embarcación con dos guardias civiles a bordo reclama la presencia del verdugo. Esta antológica secuencia de ‘El verdugo’ (1963) resume como ninguna la filosofía que anida en el cine de Berlanga: en el momento de mayor felicidad, siempre hay alguien o algo que introduce la tragedia.


A modo de obituario, proponemos un top 5 con las mejores y más representativas películas del último de “las tres B”: Buñuel, Bardem… Berlanga.

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1.-‘Plácido’ (1961): ‘Siente a un pobre a su mesa’, como se iba a titular si la censura no hubiera actuado, es la culminación de la gramática berlanguiana. Una celebración del plano-secuencia invisible, de precisa caligrafía y coreografía, donde consigue transmitir de manera inteligible el caos espacial y dialogal de unas escenas donde todo el mundo parece que habla a la vez (ver vídeo). Además, supone la primera colaboración con Azcona. El resultado de esta unión de talentos es una feroz crítica a la moral católico-franquista y a la caridad entendida de manera social, enmascarada bajo los estilemas de la comedieta intrascendente. A pesar de lo difícil que es subtitular el cine de Berlanga, ‘Plácido’ traspasó fronteras y fue nominada a los Oscars como mejor película extranjera (ganado por Bergman con ‘Como en un espejo’).

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2.-‘El verdugo’ (1963): La otra gran obra maestra de Berlanga tiene la mejor secuencia de la historia del cine español (ver vídeo): un plano con grúa donde, en un sórdido y desangelado espacio vacío, vemos cómo unos funcionarios de la prisión llevan al reo al patíbulo mientras otros arrastran al verdugo para que cumpla con su labor. Un plano antológico, pleno de significados, que sirve como colofón a la comedia más negra de Berlanga y a uno de los más lúcidos alegatos contra la pena de muerte jamás pronunciados.

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3.-‘Bienvenido Mister Marshall’ (1953): La película más icónica del cine español, con secuencias míticas como el discurso desde el ayuntamiento o el desfile de bienvenida cantando ‘Americanos’, es una comedia que, bajo su bata de cola costumbrista, esconde todo un arsenal de cargas de profundidad. No sólo es una crítica soterrada a la situación política, social y económica del país, también es una bofetada en plena cara al cine español sainetero y folclórico que se hacía y apoyaba en la época.

4.-‘La escopeta nacional’ (1978): Cuenta Berlanga que la idea de su primera película tras la muerte de Franco se le ocurrió cuando se enteró de que, durante una cacería, Fraga había disparado por accidente un perdigonazo en el culo de la hija del Generalísimo. Este corrosivo retrato de la clase empresarial y política del tardofranquismo, que inicia la exitosa “saga de los Leguineche” (‘Patrimonio nacional’, 1981, y ‘Nacional III’, 1982), es un ejemplo perfecto del llamado “arco dramático berlanguiano”: la exposición de una situación y un problema (representado en este caso por el personaje del industrial que encarna Saza), seguido de un momento de euforia donde parece que se va a resolver, para acabar con una resolución desfavorable y una situación igual o peor que la del arranque.

5.-‘Vivan los novios’ (1970): Para terminar, una reivindicación. La primera película en color de Berlanga siempre ha sido injustamente (mal)tratada por crítica y público. Sin embargo, ‘Vivan los novios’ es una estupenda tragicomedia, algo así como el reverso tenebroso de la comedia landista, con un inmenso López Vázquez como gris y conmovedor “señor de Burgos” perdido en las calles de un Sitges lleno de inalcanzables “suecas”. Frente al triunfalismo desarrollista promocionado durante los años 60, Berlanga opone el subdesarrollo miserabilista de una sociedad que seguía estando muy muy lejos de Europa.

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