Además de una de las voces más fascinantes de los últimos tiempos, Josephine Foster es también una cantautora deliciosamente versátil. A su noveno disco de estudio, ‘Rushing Blood’, le precede un par de trabajos de flamenco en colaboración con su marido, el guitarrista Víctor Herrero, un disco basado en poemas de Emily Dickinson, otro de Lieder alemán e incluso uno de canciones infantiles. En cualquier caso, Foster siempre se ha mostrado interesada por el folklore y, en esta ocasión, ‘Rushing Blood’ la devuelve a su tierra natal, Colorado, para indagar en las profundidades de la tradición musical americana y sumar a su repertorio otra bonita colección de canciones.
La idea detrás de ‘Rushing Blood’ es la de una “historia dentro de una historia” contada a través de la experiencia de Blushing, alter-ego de Foster que se presenta al oyente nada más empezar la quinta pista del disco, que lo titula. Al final, sin embargo, no importa tanto el concepto, descrito por Foster como “ballet chanté”, como las canciones y, en este caso, Foster ofrece una especie de continuación lógica de su anterior trabajo de material inédito, ‘This Coming Gladness’ (no os perdáis su portada) pero impregnado a su vez de la mágica sencillez que la llevó a presentar uno de los discos de folk más recomendables de la pasada década, su debut oficial ‘Hazel Eyes, I Will Lead You’. ‘Rushing Blood’ es casi igual de crudo pero muchísimo más evocador y sorprendente en su variedad.
Producido, efectivamente, en Colorado, por Andrija Tokic (‘Boys & Girls’ de Alabama Shakes) el nuevo álbum de estudio de Josephine Foster cuenta con una banda de acompañamiento integrada por su esposo, quien, como ella, toca la guitarra; la miembro de A Hawk and a Hawkshaw Heather Trost (violines, guimbarda); Paz Lenchantin (flauta, bajo, violín) y Ben Trimble (percusión de piel). Por supuesto, es Josephine quien destaca por encima del resto gracias a su idiosincrático estilo de canto, derivado de sus estudios para la ópera, pero el precioso espíritu de unión y libertad creativa que desprende ‘Rushing Blood’ solo puede haber resultado de un impecable trabajo en equipo.
Una de las composiciones más logradas en ese sentido es ‘Sacred Is The Star’, gracias tanto a la hermosa melodía de los violines como a la crudeza de la percusión. Por otra parte, tanto ‘Panorama Wide’ como ‘Rushing Blood’ ponen en primer plano las habilidades vocales de Josephine, mientras el folk-rock de ‘Child of God’ y el corpulento acercamiento de ‘Geyser’ al rock psicodélico suponen las sorpresas más interesantes del disco. Sin embargo, son las piezas más sencillas las que nos recuerdan por qué Josephine Foster tiene un lugar asegurado en la historia del nuevo folk. Ahí están ‘The Wave of Love’ o la mística ‘Underwater Daughter’ para corroborar tal consideración.
La flauta de origen nativo-americano de la bella ‘O Stars’ o el sonido luminoso del tema que abre el álbum, ‘Waterfall’, son también detalles a destacar dentro de un trabajo que, en su conjunto, no podría ser más evocador de la magia del más temprano folklore norteamericano. Pero lo mejor de todo es que Josephine Foster sigue sin decepcionar a aquellos que buscan en sus composiciones la brutal honestidad del sonido más primitivo.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Sacred Is The Star’, ‘Blood Rushing’, ‘The Wave of Love’, ‘Underwater Daughter’
Te gustará si te gusta: Vetiver, Joanna Newsom, Alela Diane
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