De hecho, la sensación es que toda esa repercusión que han logrado les incomoda y que por eso este ‘Shaking The Habitual’, su ansiado cuarto álbum de estudio propiamente dicho, muestra expresamente su desinterés por las melodías, teniendo como fin huir del éxito comercial y el dinero que este puede generar, algo que consideran pervierte el espíritu de la creación artística, según han plasmado en un alucinado manifiesto. Por si fuera poco, estas nuevas canciones versan en gran parte sobre las convenciones de géneros, inspirándose y citando expresamente a escritoras, filósofas, directoras de cine e intelectuales especialmente comprometidas con el lesbianismo, el travestismo y la androginia (también recurren a citas de personalidades tan dispares como Ian Mckaye −Fugazi−, Agnetha Fältskog −ABBA− o las raperas Salt-N-Pepa), que han expresado en los visuales que han acompañado sus singles. Más aún, los personajes de un cómic cargado de humor (creado por Liv Strömquist y disponible en su web) que habla de erradicar la extrema riqueza del mundo, repleto de ironía, sirven para ilustrar todo el artwork del álbum. Todo esto conforma un mazacote intelectual de considerables proporciones del que no resulta fácil salir ileso.
Y no lo logran, a mi juicio, The Knife. La historia del pop, de ‘What’s Going On’ a ‘Anarchy In The UK’ pasando por ‘Fight The Power’ o ‘Imagine’, está llena de canciones que han logrado agitar la conciencia y el pensamiento del oyente. Y precisamente esas canciones, el poder instantáneo del pop y su melodía, eran el mejor vehículo para lograr transmitir una idea o cuestionarse sobre ella. Por eso, ¿es acertado crear un álbum tan denso, brumoso, confuso y esquivo como ‘Shaking The Habitual’? La respuesta es que no, eso no beneficia en absoluto el mensaje que quieres transmitir. Numerosos momentos de ‘Shaking The Habitual’, de los que hablaremos después, parecen buscar enervar, irritar o emocionar, pero su único resultado es el más absoluto y espantoso tedio. Quizá me equivoque, pero supongo que cualquier buena escuela de comunicación del mundo desaconsejará el aburrimiento como una herramienta para expresar con contundencia una idea.
Esa incoherencia pesa a la hora de ponderar el álbum, por supuesto, especialmente por la insistencia del grupo de Estocolmo en la conceptualidad del disco y en sus pretensiones trascendentes (estoy convencido que les hubiera ido mucho mejor con un poquito de sutileza). Así las cosas, invitan a pensar que les ha pesado más su propia autocomplacencia, la necesidad de epatar y transgredir para satisfacer a sus fans más acérrimos que, quizá, les habrían dado la espalda de haber usado el pop como arma comunicativa. Y, desde ese punto de vista, ‘Shaking The Habitual’ resulta fallido, incluso aunque así logren su objetivo de no ganar dinero con él, cosa que no tengo nada clara.
Ciñéndonos a lo estrictamente musical, por contra, no estamos ante un mal disco en absoluto. De hecho, su gran virtud es que los cortes que no alcanzan la brillantez del single ‘A Tooth For An Eye‘, la emocionante ‘Wrap Your Armas Around Me’ (que recuerda poderosamente a los míticos Dead Can Dance), la vibrante ‘Without You My Life Would Be Boring’ (el destartalado uso de las flautas resulta mágico) o una subyugante ‘Raging Lung’ que justifica plenamente sus casi diez minutos de sinuosa duración, destacan, como mínimo, por resultar magnéticos y misteriosos, adictivos. Así ocurre con la extraña y sobrecogedora ‘A Cherry On Top’, con la rendición a la EBM de ‘Stay Out Here’ (co-escrita junto a Shannon Funchess de los emergentes Light Asylum y la artista visual Emily Roysdon), con la loca rítmica de la instrumental ‘Networking’ y con el emotivo número final ‘Ready To Lose’, toda una declaración de intenciones. Además, un vistazo a sus letras, tan alucinadas como de costumbre, nos reconcilian y alejan esa pátina de intelectualidad tan impostada: escatológicas y explícitas líneas como «A handful of elf pee, That’s my soul, Spray it all over, Fill the bowl» o «Not a vagina, It’s an option, The cock, Had it coming» resultarán imborrables.
La magia lograda en esos cortes no hace sino preguntarnos con aún más insistencia qué se les pasaba por la cabeza a estos dos hermanos cuando decidieron malograr la primera buena mitad de ‘Full Of Fire‘ con cuatro innecesarios minutos más, o que era una buena idea completar el álbum con el vacuo drone de veinte minutazos ‘Old Dreams Waiting To Be Realized’ (al que ellos mismos restan peso dejándolo fuera de la versión CD), la irritantemente absurda (o viceversa) ‘Fracking Fluid Injection’ o dos odiosos interludios como ‘Oryx’ o ‘Crake’ que no hacen sino interrumpir innecesariamente. Lo peor es que, escuchándolos, lejos de lograr su probable objetivo de despertar algún tipo de sensación en nosotros, lo más que logran es hacernos recordar que se nos ha terminado el champú, o que tienes que pedirle a tu amigo el teléfono de aquel restaurante tan bueno que te recomendó.
‘Shaking The Habitual’ es, como imagino ha quedado claro, un disco complejo, a veces lúcido y deslumbrante, a veces tonto e insoportable. Su secuenciación, evidentemente fallida, invita a lanzar a nuestros lectores y foreros un reto: ¿alguien sería capaz de dar con el orden adecuado para convencernos de que se trata de una obra maestra? Mientras llega ese momento, resulta difícil dar una calificación tipo siete coma nueve para este álbum, porque dadas las sensaciones tan confusas y contradictorias que nos despierta el disco, podría pasar de todo: que no nos lo volvamos a poner nunca más, o que acabe situado en el Top 10 de nuestros discos del año. Lo único evidente es que la escucha de ‘Shaking The Habitual’ sí es recomendada, obligada para cualquier aficionado a la cultura pop de hoy.
Lo mejor: ‘A Tooth For An Eye’, ‘Wrap Your Arms Around Me’, ‘Raging Lung’, ‘Without You My Life Would Be Boring’
Te gustará si te gustan: Björk, Radiohead y otros artistas que dudas si te maravillan o se burlan de ti.
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