Pero ‘Currents’ no es solo un disco de transición. El tercer álbum de Kevin Parker es también un disco sobre la transición enraizado en la idea de que el ser humano cambia de manera natural, que a veces lo hace hacia direcciones inesperadas, y que la misma persona que uno era hace cinco años no es la misma que es hoy. El álbum, en palabras de su autor, «traza la evolución de alguien que siente que está convirtiéndose en otra persona» y encarna en sus exploraciones estilísticas la evolución de un músico interesado en ser lo más honesto posible consigo mismo, aunque eso interfiera con los deseos de sus seguidores más conservadores.
«Si logro convencer a un fan de que un sintetizador de los ochenta puede ir bien con una base rítmica de los setenta», ha declarado Parker recientemente a Pitchfork, «entonces habré conseguido algo». Lo que está claro es que Parker ya ha logrado con su sonido satisfacer a millones de personas y eso es algo que el australiano está dispuesto a explotar a toda costa en ‘Currents’: si ya decía que ‘Feels Like We Only Go Backwards’ es en esencia una canción de Backstreet Boys, que su colaboradora soñada es Britney Spears y que tiene terminado un disco entero para Kylie Minogue, a nadie debería extrañarle que Parker, que encima viene de colaborar con Mark Ronson, haya aprovechado la ocasión de su nuevo disco para perfeccionar su talento para escribir canciones pop en lugar de ponerse obtuso o, lo que es peor, hacer el mismo disco otra vez. ¿Quién quiere otro ‘Lonerism’ existiendo ya ‘Lonerism’?
El primer par de adelantos de ‘Currents’ ejemplifican perfectamente este cambio. En ‘Let It Happen‘ no hay guitarras y sí muchos teclados melodiosos y paisajes sintéticos robustos (además de vocoders muy, pero que muy Daft Punk). En él, Parker experimenta con varias texturas electrónicas en una composición de estructura sólida y desarrollo impredecible en la que el músico halla, y le da tiempo en sus ocho minutos de duración, algunas de las melodías más inmediatas, bellas y evocadoras que ha escrito. Es una canción espectacular: una absoluta odisea. Por su parte, ‘Cause I’m A Man‘ envuelve en sus paisajes oníricos una canción que suena a balada R&B perdida de los ochenta. «Soy patético», lamenta Parker en su letra; «y es que solo soy un hombre, mujer / no siempre pienso cuando actúo». La letra es cuestionable, desde luego, pero la canción es portentosa y un clásico instantáneo.
La clave es que este es un disco sobre aceptar el cambio como seres humanos que somos. En ese sentido, ‘Yes I’m Changing’ es fundamental: «sí, estoy cambiando / sí, voy hacia adelante», canta Parker. «Y si no piensas que es un crimen puedes venir conmigo». Una preciosa balada que suena más o menos como George Michael versionando a los Bee Gees y en la que Parker teje probablemente los paisajes más nostálgicos de todo el disco. «Pero nena / ahora que no hay nada que pueda hacer / no estés triste / existe otro futuro esperándote», concluye Parker. Su interpretación es escalofriante.
Y la nostalgia es clave, también, en un disco que basa parte de su material lírico en la ruptura de su autor con la cantante de Melody Echo Chamber. Dos canciones en particular exceden en ‘Currents’ en este aspecto, ‘Eventually‘ y ‘The Less I Know The Better’, ambas absolutamente imprescindibles. La primera es un número devastador sobre la certeza del fin de una relación. «Ojalá pudiera convertirte en una extraña», plañe el australiano entre guitarras rugientes y teclados mareados y melancólicos capaz de angustiar a cualquier alma viva. La segunda, por su parte, es una infecciosa a la par que agridulce composición disco-funk en la que Parker ofrece una de sus mejores y más emocionantes melodías vocales.
‘Currents’, sin embargo, flojea por varios motivos y no, el brevérrimo y pegajoso número arielpinkiano ‘Disciples‘ no es uno de ellos. El primer problema es una secuencia un tanto errática donde el interludio ‘Nangs’ sucede a ‘Let It Happen’ (?) y precede a la eufórica ‘The Moment’, y luego están las tres últimas pistas del álbum, lejos de calidad de las mejores. Tampoco le hace ningún favor al álbum ese interludio llamado ‘Gossip’ metido con calzador antes de ‘The Less I Know the Better’ ni le hacía falta al mismo una canción tan redundante en el sonido ‘Lonerism’ como ‘Reality In Motion’, que es buena pero no aporta nada al conjunto, ni mucho menos ese olvidable experimento titulado ‘Past Life’ del que no consigo extraer nada interesante ni en la décima escucha.
Pero los discos de transición son, por definición, imperfectos y, por suerte, ‘New Person, Same Old Mistakes’ logra cerrar el álbum no por todo lo alto, pero sí dignamente, entre sitares y guitarras vigorosas. En ella, el australiano canta: «me siento como una persona totalmente nueva / al fin sé lo que se siente». No es un final feliz del todo pero sí uno lleno de esperanza y que sirve de perfecta conclusión para este disco notable, irregular en alguna fase pero rebosante de grandes momentos. Un álbum que dividirá pero que quienes disfruten escucharán, reirán y llorarán hasta el agotamiento. Es el poder de Tame Impala.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Let It Happen’, ‘Cause I’m A Man’, ‘Eventually’, ‘The Less I Know the Better’
Te gustará si te gusta: Bee Gees, The Flaming Lips, Beach House, Unknown Mortal Orchestra
Escúchalo: NPR