En su interesante entrevista con Under the Radar de 2010, Newsom rememoraba los primeros años de su carrera con cierta amargura por un motivo concreto, que la crítica y el público definiesen su música y estilo como venido de una elfa o de un hada de los bosques. «Había en aquel entonces un concepto erróneo en relación a mis canciones. Me decían que eran como cuentos de hadas o canciones infantiles, recibía comentarios de que mi música era como muy jovial e inocente, y no me sentía nada identificada con eso ni creía que mi música lo fuera». «Supongo que ahora, con el tiempo, sí lo veo más», indicaba, «pero en aquel momento recuerdo sentirme muy sorprendida, es decir, sabía que hacía algo bastante raro o que yo misma sería percibida como una persona un poco rara, pero para nada me identificaba con muchas de las palabras que la gente usaba para describirme».
En la misma entrevista: «soy una chica, y soy humana, y probablemente lo que más me ofende es cuando se escriben cosas del tipo «esta chica es fea» o es «estúpida» o que su música es «basura de parvulario». Eso es lo que más energía me consume. Todo lo que tenga que ver con el trabajo es algo que más o menos puedo aceptar. He leído críticas horribles de mi música y otras que eran más o menos buenas y bien escritas o que eran hasta graciosas. Recuerdo una de ‘Ys’ con la que me partía de risa, ponía el disco a parir pero usaba muy buenos argumentos. Eso no hiere mis sentimientos, pero hay un tipo de insulto que no puedes entender y del que no te puedes defender en absoluto y que te llega dentro. Puedo estar hablando de este asunto y alguien indicar: «¿pero por qué malgastas un solo segundo de tu tiempo preocupándote de lo que un tontaina en algún estado lejano ha escrito sobre ti de manera anónima en un blog que leen cinco personas?». Pero esas son las cosas que me molestan». No extraña que Newsom dejara de leer lo que se escribe sobre ella en internet a partir de 2009, indicando que incluso lo positivo le resultaba raro y le dejaba «mal sabor de boca».
En su reciente entrevista con The Guardian, Newsom habla sobre el cuestionable vocabulario que algunos medios emplean para hablar de su música. En concreto, critica que se hable de ella con machismo en comparación con artistas masculinos de su estilo como Devendra Banhart. «Es una ocurrencia infantilizante», indica. «El lenguaje minimiza y reduce la posibilidad de una profundidad narrativa». Newsom cree que cuando no se escribe sobre ella con machismo se hace a través de «códigos de feminización de las cosas» y recuerda cómo se hablaba de Banhart en comparación con ella durante los primeros años de su carrera: «[Banhart] y yo nos parecíamos en lo estético», apunta, «pero mientras de él se hablaba con términos como «excéntrico» o «psicodélico» para mí se usaban palabras como «cuentos de hadas» o «unicornios»».
Si hay una entrevista que Joanna Newsom recordará para mal toda su vida es la que concedió a The Guardian en 2010 en promoción de su tercer disco, ‘Have One On Me‘. En ella, aparte de meterse con Lady Gaga por varios motivos que recordaremos en un instante, llamaba «tonta del culo» a Madonna para rectificar poco después en un correo electrónico, arrepentida de sus vehementes palabras contra la cantante: «no debí llamarla “tonta del culo”, escribía. «Su música y ella me han aburrido durante la última década. Creo que ella no ha sabido mantenerse de la misma manera que hay gente que no sabe mantener su bebida, pero desde luego tonta no es”. Suponemos que de ‘Rebel Heart‘ no ha oído ni el nombre.
Newsom no tiene Twitter, ni Instagram, ni Facebook. En definitiva, no está en las redes sociales y esto se debe a que, sencillamente, cree que con ellas malgastaría su tiempo. Y si ya en 2010 aseguraba que uno de los motivos de su rechazo a las redes sociales es que había «mucha basura» en ellas, lo cual es verdad hasta cierto punto, hoy es un poco más cauta y, ante la cuestión de si su música es una forma para ella de escapar del mundo moderno, responde que no es una persona tan contraria como la gente pueda creer. «No me ha resultado tan difícil no estar en Twitter o Instagram. Lo único que has de hacer es no estar y ya está. Eso no significa que lleve un saco de arpillera y que camine por los bosques y hable con los animales. Estoy en el mundo real. Trabajo muy despacio, sin embargo, y no dispongo de horas suficientes en el día como para hacer esas cosas y ser productiva al mismo tiempo. Me hubiera tomado no cinco sino diez años terminar este disco [de haber estado en las redes sociales]». Ya podrían tomar nota otros y otras, ¿verdad, Azealia Banks?
En 2010, en pleno apogeo Gaga, todo el mundo tenía una opinión sobre la autora de ‘The Fame Monster‘, lo que incluye a Joanna Newsom, que raramente daba entrevistas entonces y menos para hablar mal de nadie. Probablemente cuestionada por ella, no obstante, Newsom se quedó a gusto opinando sobre Gaga, a la que se refería como la Spice Girl «artística»: «me fascina lo vaga que es la gente admirando el modo en que [Gaga] se presenta ante el mundo, asumiendo por ello que hay un alto nivel de inteligencia en su manera de componer». La cantante indicaba que la imagen de Lady Gaga es interesante pero que «no hay nada en su música que se diferencie de otra música pop de radiofórmula», añadiendo que «simplemente usa ropa un poco más rara que la de Britney Spears, pero que ni siquiera es tan rara, sino más que nada escasa». Newsom concluía, en el correo de rectificación mencionado anteriormente: «[Gaga] vende su cuerpo y su sexualidad pero no hay nada realmente lascivo o provocador en ello a diferencia de lo que hace Peaches o incluso Grace Jones. ¡Es la Spice «arty»! Y para colmo se toma a sí misma tan en serio, hablando de sí misma en tercera persona como si fuera [Bertol] Brecht o algo así. Me hace echar de menos a Cyndi Lauper».
La autora de ‘Ys‘ repudia los plátanos. Así lo admitía en su última charla con Los Angeles Times. «Me he tenido que ir de supermercados porque huelo de lejos que hay una banana pudriéndose de esas que se quedan debajo de las cestas. Esa banana ha estado ahí durante varios días, es marrón y desprende este gas. Lo huelo nada más entrar en la tienda». A continuación, Newsom comparaba su odio de las bananas con Spotify, apuntando que también algo huele sospechoso en la conocida plataforma de streaming. «Spotify es la banana de la industria de la música», señalaba. «Emite un humo. Puedes oler que hay algo raro». Y tan a gustito.
«Spotify es como la más vil maquinación de los grandes sellos», apuntaba Newsom en la mencionada entrevista. Newsom acepta a regañadientes que la industria de la música esté cambiando en dirección al streaming pero critica duramente a Spotify por su trato de favor a los sellos. «Los sellos pueden sacar dinero de los anuncios y de la suscripción y no tienen que pagar a los artistas por nada de eso», señalaba. «[Spotify] está pensado de manera que pueda robar a los artistas y los artistas no tienen manera de luchar contra eso porque contractualmente están obligados a permanecer en el sello durante una cantidad concreta de tiempo. Es un sistema basura». Spotify respondía poco después a estos comentarios, invitando a Newsom a sentarse con ellos para hablar sobre este asunto y aclarar «algunos malentendidos sobre cómo Spotify trabaja con los artistas». ¿Se producirá este encuentro?
Como icono cultural que es, Newsom es objeto de admiración e incluso de obsesión y, en su última entrevista con Rolling Stone, la cantante recuerda que varios seguidores llegaron a acosarla cuando vivía en Nevada. «He tenido alguna experiencia horrible de gente presentándose en mi casa, sobre todo antes en Nevada, y no quiero que eso ocurra aquí [en Los Ángeles] otra vez. Es muy desagradable. Existe cierto autoengaño e inestabilidad emocional [en este tipo de comportamiento] por los que probablemente debería mostrar más compasión, pero mi reacción normalmente es una ira absoluta. No soy buena cuando pasan estas cosas».
«De lo popular, creo que me gusta más el rap que gran parte del indie. No tengo ningún problema con la música que está compuesta con un instrumento sintético o electrónico, pero sin ninguna duda odio la mierda absoluta que es gran parte de la música EDM. No podría ser peor ni aunque se desviara de su camino para intentarlo». Poco más que añadir.
«Me encanta que haya gente que escuche en ese nivel [de atención]», apunta Joanna Newsom en The Fader. «Es algo que ayuda a mi terror existencial y que me da confianza creativa. Pero no hay una interpretación buena o mala». La cantante asegura que le incomoda que alguien necesite entender sus canciones para que le gusten y que no le gusta la idea de tener que dar una versión definitiva de lo que sus composiciones significan en realidad.
Cuando, por otro lado, The Guardian le informa de un curioso comentario dejado en el vídeo de ‘Sapokanikan’ en Youtube que lee «no entiendo nada pero me flipa», ella contesta que oír eso le «llena de alegría». «Es maravilloso. Son canciones, de modo que la prioridad para mí es que la melodía sea buena y que la instrumentación sea emocionante e interesante y nueva y que resuene con la gente a ese nivel. Si dicen que les encanta entonces he conseguido lo que querían […] Hay un montón de canciones que no entiendo, por ejemplo, sinceramente no tengo ni la más remota idea de lo que significa «I Am the Walrus» («yo soy la morsa») como expresión, pero no me enfado con los Beatles por no explicármelo».
En su charla con Gigs In Paris, Joanna Newsom daba a entender que no le hacía mucha gracia explicar sus canciones porque, dice, nunca termina de hacerles justicia. “Cuando explico de qué van mis canciones siempre termino arrepintiéndome de cada palabra que he dicho, porque siento que he hecho un mal trabajo intentando expresar lo que quería expresar”. Entonces… ¿de qué decías que iba ‘Sadie’?