El Guincho / HiperAsia

Mi primer acercamiento al complicado tercer disco de El Guincho, el primero en seis años, ‘HiperAsia’, fue hace unos meses en uno de los dos cines del país donde se presentó la película de Canada, a razón de vídeo por canción. Mi primera preocupación fue si este delirio de egocentrismo en el que el único protagonista que vemos es Pablo Díaz-Reixa -hasta Mariah Carey y Eminem tuvieron el detalle de rodearse de otros personajes en sus films- estaba hecho de broma o en serio. El primer acercamiento de la mayor parte del público a ‘HiperAsia’ ha sido a través de Spotify o Deezer en el mejor de los casos o de una filtración en el peor de ellos. Parecen minoría los que se han molestado en ver la película a la que se accede mediante sudadera o pulsera, y la primera preocupación del respetable ha sido sin duda la sobredosis de Melodyne (en Rockdelux ha desmentido que sea AutoTune) y la desaparición total de las melodías cálidas de ‘Alegranza‘.

En el primer caso, el artista explica en las entrevistas que «el humor está en todo lo que hace» y que «en todos los discos» que ha hecho ha buscado un «giro cómico». ‘HiperAsia’ está plagado de las contradicciones habituales en la música pop, sobre todo en el rap, con el victimismo («son tan pocos los que no me fallan») enfrentado cara a cara contra un egocentrismo de igual tamaño («¿Cómo llegó tan lejos ese canario?”, pregunta una voz tratada. «Soy de Las Palmas y fue con mi imaginario», responde él raudo y veloz). Pero al menos sabemos que su autorretrato aparece expuesto de esta manera porque su carrera le parece «interesante como material cómico». En el segundo, el uso de la manipulación vocal ejerce claramente de hilo conductor en un álbum que no para de dar volantazos intencionadamente, con el objetivo deliberado, según sus propias palabras, de «molestarte», «renovar la escucha dentro de la canción» y «añadir cosas que no tienen el favor del público». Él mismo lo ha llamado «autoboicot». ¡Si dice que el pop es un género que le es «ajeno»!

Bien, ya tenemos la teoría, ¿ahora qué pasa con la práctica? Porque no hay nada más molesto que un artista explicando en actos promocionales lo que su música y sus letras no han conseguido transmitir. ‘HiperAsia’ es un álbum interesante, complicado, irregular, marcado tanto por sus aciertos como por sus defectos. Por un lado, la voluntad del artista de desagradar y descolocar está perfectamente conseguida y ya la conocíamos antes de sus explicaciones: el contraste con ‘Bombay’ es brutal. Por otro, sus intentos no resultan siempre igual de excitantes o, si se prefiere, odiosos.

Una de las canciones más conseguidas es ‘Mis hits‘, que comienza con un sample de un breaker chileno hablando sobre su éxito y su retiro. Los bpm’s de la canción dicen «báilame», su estribillo es tarareable, pero sus ritmos entrecortados te impiden meterte de lleno como en otras ocasiones; su letra repite «todo lo que quiero es más dinero», y su producción deja el mensaje exactamente opuesto. A continuación, ‘Zona Wi-fi’ cierra el disco primero pareciendo uno de los momentos más locos de la carrera de The Streets, pero su ritmo hipnotizante empieza a ceder hacia los terrenos de Todd Terje o Max Tundra para al final entregarse a la locura pseudo-eléctrica. No da ni tiempo a que se haga pesada, la canción no dura ni dos minutos, dejándote con ganas de volver a escuchar el disco, cosa que unos minutos antes parecía bastante improbable.

‘Stena Drillmax’ sería otra de las pistas más destacadas, con ritmos urban salpicados de discretísimos arreglos de jazz e incluso un coro femenino entre el soul, el góspel y el R&B latino. O cómo hacernos pensar en Dirty Projectors, Timbaland, Dënver y Gloria Estefan en unos pocos segundos. En ‘Abdi’ contrastan varios falsos finales con más atractivos coros femeninos y la melodía que ha puesto justo en frases como «escuchando hardcore». Los sonidos introducidos en sus últimos segundos harán que ni te des cuenta de que ya estás escuchando la siguiente pista ‘Muchos boys’, con un punto post-dubstep a lo Jamie xx que enseguida pasa a otra cosa. Está el perreo tratadísimo de ‘De Bugas’. Y bueno, después está la canción más pura del disco, ‘Comix‘, en la que Mala Rodríguez llega para dejar el momento más pop, aunque podría haber sido de otra forma.

Por el contrario, hay otros momentos menos brillantes, o si se prefiere, que más que molestos resultan incluso lineales o monótonos, más planos y aburridos que desconcertantes. No termino de ver la gracia en esa ‘Pizza’ que quizá se redescubra cuando se estrene su vídeo, y no deja de ser un fracaso lo que cuesta diferenciar algunas pistas de otras incluso después de 367 escuchas y el manejo de 48 subgéneros distintos: al final no salimos ni entramos tantas veces del disco porque paradójicamente este está muy bien cerrado como un todo. Igualmente, no evoluciona demasiado en lo lírico el autor de «no te vayas a China / que allí no tienen cortinas» y sorprende que continúe dando a las letras tanto protagonismo cuando muchas veces a duras penas se entienden, otras carecen de imaginación y otras impiden entrar en el fondo de este disco inspirado en un bazar chino de Madrid llamado Hiper Asia. ¿Crítica al capitalismo, alabanza… nada?

Sea este o no, seguro que el Hiper Asia original es un espacio colorido, kitsch y más moderno de lo que parece en el que seguro que terminas exclamando, ante el objeto más improbable: «Hostia, ¿has visto esto?». Como con este disco. Un peldaño por debajo de su ambición -sería mejor si no existieran precedentes como ‘808s & Heartbreak’, aunque ojo, ha sabido reírse de que el último álbum de West se llame justo ‘The Life of PABLO‘- y un peldaño por encima de lo que parecen estar interpretando crítica y público, ‘HiperAsia’ es ante todo un álbum que representa perfectamente lo que es este 2016. Quizá el disco nacional más 2016 que escuchemos este año.

Lo es, principalmente, porque usa diferentes lenguajes como el trap, el rap, el dubstep, el jungle, el lounge, el reggaetón o el neo-soul sin que apenas te des cuenta de que lo está haciendo, sin oportunismos, al propio servicio de las comentadas intenciones de El Guincho. Cuando menos te lo esperas te viene a la mente un arreglo… que a lo mejor ha durado 1 segundo. Y lo es también por lo innovador de su formato. No es la primera vez que vemos un intento parecido. El contenedor es lo de menos: el álbum de Bel Bee Bee se repartió en USB’s, HEALTH vendieron una camiseta con CD, Beyoncé o R.E.M. ya hicieron un vídeo para cada una de las canciones de sus últimos discos… Pero es curioso que en un momento en que mucha gente ha asumido que los álbumes nos llegan más que nada a través de Spotify o en vinilo, este tan «moderno» llegue en un formato de pulsera o sudadera «wearable» con acceso a la película y a canciones futuras complementando el mismo producto. Puede estar influido por su experiencia con Björk en ‘Biophilia’, pero lo gracioso es que pocas veces tuvo tan poco sentido escuchar un disco en Spotify o en vinilo. Si escoges lo primero, estás renunciando a vídeos tan chulos como ‘Parte virtual’. Si escoges lo segundo… ¿qué haces escuchando un LP que tarde o temprano tendrás que completar en la red?

Habrá algún despistado que piense que ‘HiperAsia’ forma parte de nuestros Discos Recomendados porque El Guincho es un artista nacional y le debemos una por estar tan infravalorado dentro de nuestras fronteras. Podría ser: ¿somos conscientes de que Björk le ha llamado? No, en serio, dediquemos dos minutos a recapacitar sobre por qué esta persona no es multimillonaria ni la entrevistan en la tele. Pero no estamos siendo benevolentes con El Guincho. Su caso me recuerda mucho, salvando las distancias porque Lily Allen no se autoproduce, al de ‘Sheezus‘. Era este un álbum mucho menos ambicioso y mucho más modesto, pero también, por otras razones, increíblemente representativo de lo que fue su año. Cuando llegó el momento de cerrar las listas de 2014 no lo tuvimos en cuenta y me arrepentí el primer día. Stereogum le hizo justicia en un artículo que me habría encantado firmar: «No es un gran álbum, pero es muy bueno, pocos discos han sido más raros este año. ‘Sheezus’ ha sido tanto intencionada como accidentalmente el disco más relevante de 2014», escribía Chris DeVille mientras algunos aplaudíamos. El álbum era imperfecto, pero muchos lo habíamos quemado. Lily mezclaba modas para reflexionar sobre los vaivenes de la industria y la importancia de la mujer en el pop, a veces contradiciéndose o equivocándose en los detalles. El Guincho se merienda toda moda para reflexionar sobre sí mismo, su carrera y el devenir de los géneros, a veces contradiciéndose o equivocándose en los detalles… y dejando intencionada o accidentalmente uno de los discos más relevantes de 2016. Cuando dentro de 15 años alguien quiera sonar a 2016, seguro que ‘HiperAsia’ se parece un poquito. E igualmente, cuando nos encontremos la pulsera o veamos su portada en 2031, seguro que recordaremos inmediatamente cómo fue este año.

Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Comix’, ‘Mis hits’, ‘Stena Drillmax’, ‘De Bugas’
Te gustará si te gustan: Max Tundra, Kanye West, PXXR GVNG y tienes tiempo de escuchar música.
Escúchalo: Spotify
Cómpralo: Amazon, web de HiperAsia

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: El guincho