¿Qué nos ha dado realmente la era ‘Rebel Heart’ de Madonna?

Fin de una era. Ayer mismo Madonna concluía su Rebel Heart Tour en Sydney (y sin cameo de Kylie Minogue) poniendo punto y final a una gira de 82 fechas que la ha mantenido ocupada durante algo más de siete meses. Sin duda, esta última tourneé ha sido la de la reconciliación, en gran medida un regalo para los más nostálgicos y la base sobre la que la diva sustentará de aquí en adelante sus próximas presentaciones en vivo. Puede que sus coreografías ya no sean tan técnicamente complejas, sí, pero este recién acabado tour ha humanizado como nunca a la artista y la ha acercado a su fiel legión de fans de una manera insospechada por todos hace pocos años. Corren nuevos tiempos para ella, aunque lo mejor será comprobar si lo que hay en ciernes es en realidad una nueva reinvención.

Seamos claros: a pesar de las críticas más que aceptables que recibió ‘Rebel Heart‘, el álbum no ha conectado en condiciones con el fan casual. A duras penas sus tres singles oficiales (‘Living for Love’, ‘Ghosttown’ y ‘Bitch I’m Madonna’) han calado en las calles, y el hecho de que el disco se presentara en tres ediciones diferentes tampoco ayudó mucho que digamos a que la gente se lanzase en masa a comprarlo. Tras las sonadas filtraciones, la accidental caída en los Brits y una estrategia de márketing que tuvo que improvisarse in extremis, ni ella ni su equipo quisieron esmerarse en lo que a videoclips se refiere. A sabiendas de que no iba a vivir en sus carnes un renacimiento mediático como el que por ejemplo tuvo con ‘Hung Up’, las fuerzas se han focalizado en lo que realmente le aporta beneficios millonarios: los conciertos.

En su día ya hablamos del arma de doble filo que representa su cuenta de Instagram (de ser una estrella «intocable» ha pasado a compartir con todos cualquier chorrada que se le asoma por la cabeza), pero ha sido en los conciertos donde se ha mostrado de una forma inusitada una nueva Madonna cercana con el público, una Madonna relajadísima que tanto te recuperaba ‘True Blue’ por primera vez en décadas como te soltaba chistes creyéndose una monologuista. ¿Quién podía imaginarse que en cada fecha sacaría a un fan (o un amiguito famoso) a modo de «Unapologetic Bitch» con lo distante que tradicionalmente se ha mostrado con su público?

Aunque mención aparte merece su ‘Tears of a Clown‘, ese show especial que el 10 de marzo realizó ante una reducida audiencia en Melbourne. Más allá de ese outfit de payasa que fue lo único que tristemente llamó la atención de los medios generalistas, la gracia de ese mini concierto estuvo realmente en su setlist (recuperar tantos temas de ‘American Life’ a estas alturas es toda una declaración de intenciones) y su propia concepción. Sin atrezzos ni ningún atisbo de coreografía, la Madonna madura se presentaba en las distancias cortas como una especie de crooner y show-woman extra musical. Y teniendo presente lo que cantó está claro que ella sabe perfectamente qué joyitas espera su público. Tras recuperar buena parte de sus éxitos de los ochentas en el Rebel Heart Tour, futuramente debería hacer lo propio con su cancionero de ‘Ray of Light’ en adelante. Y que deje descansar ‘Candy Shop’ de una vez, ya puestos.

Está por ver si volverá a repetirse un ‘Tears of a Clown’ en los próximos meses (puestos a pedir, nos encantaría que se embarcara en una especie de Anti Tour como el que Kylie hizo en 2012 interpretando exclusivamente caras b y rarezas de su discografía) y, sobre todo, cómo le va a afectar ese drama personal que está viviendo con su hijo Rocco en estos momentos. De las lágrimas siempre han surgido álbumes igual de sentidos que creativamente memorables (ahí está el ‘Vulnicura’ de Björk como referente más reciente), por lo que no sería tan descabellado que en un futuro nos sorprendiera con un largo de corte más intimista, una colección de canciones en las que se abra en canal y supongan su enésima reinvención musical. Todos firmaríamos por una segunda parte de ‘Ray of Light’, por supuesto, y ahora no sería un mal momento para ello. Desde la era ‘Hard Candy’ ella ha dejado de ser una trendsetter y se ha limitado a seguir las modas, no a crearlas. De modo que ya va siendo hora de que plante cara a sus detractores y vuelva con algo que unánimemente pille por sorpresa a diestro y siniestro. ¿Debería sacar del ostracismo a Mirwais? ¿Quizás volver a llamar a William Orbit? ¿O directamente apostar por productores semi desconocidos? Si uno tuviera la oportunidad de poder charlar con ella le animaría a que hiciera esto último.

Aunque haya gente que se mete gratuitamente con ella por querer parecer eternamente joven, no hay que obviar que Madonna está sola en esa guerra del «ageism» allanando el terreno para que dentro de unas décadas nadie se escandalice por ver a unas cincuentonas Katy Perry, Lady Gaga o Rihanna sobre un escenario haciendo lo que mejor saben hacer. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, pero más temprano que tarde se acabarán aplaudiendo todos los esfuerzos que la Ciccone está haciendo al respecto. Si su hoja de ruta no cambia lo próximo que vendrá será una nueva película dirigida por ella, pero lo interesante ocurrirá cuando vuelva a encerrarse en un estudio de grabación. Veamos con qué nos sale.

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Publicado por
Sergio del Amo
Tags: madonna