‘Joanne’ pretende ser un desnudo emocional (Joanne es su segundo nombre) post-ruptura (la de Gaga con su ya-no-más prometido, el actor Taylor Kinney), a la vez que una nueva pirueta estilística en su carrera. Esta vez, Germanotta ha optado por alejarse de los delirios de arte pop y ha bajado a la tierra. Pero claro, ella no hace las cosas a medias. Si baja a la tierra, se revuelca por ella y se mancha la (poca) ropa que lleve, como hacía literalmente en el vídeo de su single ‘Perfect Illusion’. Así que se marca un disco basado en sonidos clásicos como el country, el rock, el doo wop o el ska.
Dejar de hacer «pop normal» no parece una mala jugada en absoluto. De hecho, si algo ha demostrado a lo largo de los años, es que posee la versatilidad y la gran capacidad vocal para abordar esos estilos sin quedar mal. Además, si algo hay elogiable en ‘Joanne’, es que ha sabido mantener cierta contención en casi cada interpretación, lo cual es de agradecer teniendo en cuenta los desvaríos de los que es capaz. También ha acertado al rodearse de buenos compositores de renombre como Florence Welch, Mark Ronson, Josh Homme (Queens Of The Stone Age), Josh Tillman (Father John Misty) o Beck, que contribuyen a solidificar la credibilidad de este trabajo.
Todo pinta bien en la teoría, pero eso no es suficiente y hay que concretarlo en un buen álbum. Desde luego ‘Joanne’ no es un mal disco, pero sí algo decepcionante. Una vez más, Gaga parece haber patinado con algunos detalles. Para empezar, ha querido tocar tantos palos que el resultado es un conjunto poco centrado, que difícilmente dejará completamente satisfecho a todo el mundo. Y eso que, afortunadamente, es un disco corto, y por eso se digiere bien. Pero sus singles no son, ni de lejos, representativos de lo que podemos encontrar en este disco. El rock agitado de ‘Perfect Illusion’, que se mantiene tan adictiva como el primer día, apenas tendría más representación aquí de no ser por ‘Diamond Heart’, el corte inicial, que muestra esa querencia tan Springsteen que Gaga ha demostrado siempre. Los aires de blues pasados por la túrmix contemporánea de Ronson en ‘A-Yo’ tampoco tienen mucha respuesta, salvo por los aires early Motown de una poco excitante ‘Come To Mama’ (como single navideño lo petaría, eso sí).
Sí que hay, en cambio, más baladas como ‘Million Reasons’, que termina por convertirse en la gran canción del álbum. De hecho, en ese apartado es en el que la artista sale mejor parada: tanto esta, escrita junto a la compositora country Hillary Lindsey, como la titular, compuesta con Ronson, son realmente bonitas, de un clasicismo bien entendido que Stefani corona con dos interpretaciones sólidas y contenidas. ‘Angel Down’ (dedicada al adolescente asesinado por la policía en 2012, Trayvon Martin) no está mal tampoco, aunque es claramente más random
.Entre unas cosas y otras, ‘Joanne’ se caracteriza por una diversidad difusa y un poco sin sentido. Así, encontramos buenos temas que acaban perdiéndose un poco en esa deriva confusa. Vamos de un estilo a otro como vaca sin cencerro. De la aparentemente ineludible cuota dancehall de ‘Dancin’ In Circles (el tema sobre la masturbación femenina en el que participa Beck y que tendría cabida en el último disco de Gwen Stefani, por ejemplo) al country ‘Sinner’s Prayer’ (el tema co-escrito por Father John Misty) y de ahí al medio tiempo de soul setentero ‘Hey Girl’ (el dueto con Florence Welch), sin ton ni son, sin un mínimo de coherencia que nos haga sentir que unas tienen algo que ver con las otras. Por momentos, ni siquiera parece que pertenezcan a la misma artista.
Pero el mayor problema de este álbum es que se pretende dar cohesión a ese teórico eclecticismo a través de una producción que aporte una pátina de contemporaneidad, que conecte con esa parte del público de Lady Gaga que espera de ella que sea la más transgresora de las divas pop. Y el equipo de producción, compuesto por Ronson y Bloodpop pero encabezado por ella misma, parece haberse dejado devorar por el espíritu de la vieja Gaga y, en lugar de hacerlo de una manera sutil, más bien embadurna todo con una brocha bastante gruesa, con detalles muy forzados que lo que hacen es revestirlo de impostura. Especialmente molestos, por ejemplo, son los tics que imitan con descaro el «debut» de Lana del Rey, que parecen haber propiciado con la presencia de Emile Haynie y Jeff Bhasker en el asunto. Si ‘ARTPOP’ la cagaba, entre otras cosas, porque sonaba como los primeros Justice años después, tampoco soluciona mucho pretender sonar a 2011 en 2016.
En cualquier caso, esto sería excusable si, al menos, ‘Joanne’ rebosara ya no notables sino buenas canciones. Y tampoco es el caso. En ese aspecto destaca negativamente ‘A-yo’, que pese a tener uno de los mejores acabados del álbum es melódicamente bastante hueca. Aunque no tanto como ‘John Wayne’, que resulta particularmente irritante por su sonido chirriante y el scat de su estribillo. Por tanto, ‘Joanne’ puede ser más o menos un disco aceptable, pero está lejos de ser el disco que reconduzca la carrera de Lady Gaga. Quizá eso ocurra cuando sea realmente valiente y corte del todo los hilos con el personaje esperpéntico en el que se convirtió y que le exige seguir pareciendo moderna (con lo poco moderno que es intentar parecerlo). A pesar de todo, un buen intento que deja ver que, si un día llega a ganar la confianza suficiente para dejar atrás la presión de ser una estrella del pop, será capaz de hacer discos notables.
Calificación: 5,9/10
Lo mejor: ‘Million Reasons’, ‘Hey Girl’, ‘Joanne’, ‘Perfect Illusion’
Te gustará si te gusta: tanto ‘Born To Die’ de Lana del Rey como la Taylor Swift country-pop.
Escúchalo: Spotify
Cómpralo: Amazon