Fisher, que tenía 60 años en el momento de su muerte, había expuesto públicamente, tanto en sus célebres monólogos en clave de humor como en sus libros, sus recurrentes problemas con las adicciones, derivados en parte de los problemas mentales que padecía desde su juventud, como la depresión o el trastorno bipolar. De hecho, miembros de su familia tan cercanos como su hermano Todd
o su hija, la también actriz Billie Lourd, han manifestado no estar sorprendidos por esta circunstancia y reconocen que, de algún modo, sus adicciones y sus enfermedades (también tenía problemas de corazón) acabaron con ella.La muerte de Carrie Fisher causó una enorme consternación entre sus compañeros de profesión y fans de la saga Star Wars, en la que Fisher interpretaba a la Princesa Leia, uno de sus personajes principales. De hecho, no solo estará en el Episodio VIII de la saga, ‘Los últimos Jedi’, que se estrenará a finales de este año y que fue su último trabajo interpretativo, sino que también aparecerá en el Episodio IX, como confirmó hace meses su hermano Todd.