Este año JENESAISPOP ha vuelto a la localidad francesa de Marmande, al norte de Burdeos, para asistir a la vigésimo primera edición del festival Garorock, que esta vez se ha enfangado de lo lindo con la lluvia y ha contado con la presencia de nombres tan atractivos como M.I.A., Phoenix, MØ, Justice, Diplo, Royal Blood o Michael Kiwanuka. Este es un repaso de lo mejor, lo peor y los grises de en medio de Garorock 2017.
El descubrimiento recomendado de Garorock de este año es HO9909, un dúo de hardcore punk y hip-hop grimoso de Los Ángeles cuyo estilo recuerda por momentos tanto a Marilyn Manson circa 1996 que de hecho uno de sus integrantes predica la androginia y lleva una camiseta de Marilyn Manson a modo de vestido y una chaquetita turquesa… como si fuera Marilyn Manson circa 1996. Para más inri, la música de HO9909 retrotrae precisamente a ‘Antichrist Superstar’ y casi por defecto a Ministry… cuando no a Death Grips. Es decir, en directo es una implacable apisonadora de hardcore colérico con unos rebotes y unos prontos capaz de volar a uno los sesos. Mi concierto favorito del festival.
¿Cómo se las trae el grupo número uno en Reino Unido? Los chicos de Royal Blood presentan su nuevo disco, ‘How Did We Get So Dark?’ y su concierto es adrenalítico. Temas como ‘Lights Out’ justifican por sí solos la pasión de los asistentes en las primeras filas. El grupo propone así un concierto de rock arrasador, con guitarrazos bravucones puro Queens of the Stone Age, pero perfectamente asequible para el público pop, el mismo, claro, que ha comprado su disco en masa en UK.
Phoenix congregan a masas como si fueran Muse, con la diferencia de que ellos sí han sacado un buen disco para sacarlas partido, un seductor ‘Ti amo’ iluminado por el sol de la Toscana que contiene al menos un clásico ya equiparable a los más emblemáticos del grupo, ‘J-Boy’. Por supuesto Phoenix presentan el mismo directo que el día anterior en Vida Festival, en el que alternan temas de su nuevo disco con hits tipo ‘Lisztomania’ y que presenta una puesta en escena impecable compuesta por un espejo de techo que refleja al grupo y, a su vez, las hermosas proyecciones digitales que decoran el suelo del escenario. Puramente Phoenix en su llamativa elegancia.
Una enorme valla fronteriza se levanta en el escenario de Maya Arulpragasam. What’s up with that? Un claro mensaje político con más fuerza que su propio directo. M.I.A mola, eso ya lo sabemos, pero sus canciones hacen todo el trabajo por ella, que actúa con el piloto automático puesto (cuando no ahogada). No se entiende el destrozo de ‘Paper Planes’ o que a nadie se le haya ocurrido una mejor idea para ‘Bad Girls’ que subir a chicas del público al escenario. A una de ellas, que se dispone a hacerse un selfie con M.I.A., la artista le retira el brazo de mala manera. Chica, pues no subas a nadie… Y sí, los temazos a la tamil no se los quita nadie, pero la tontería tampoco.
Cómo han cambiado las cosas para MØ tras ‘Lean On’. Si la danesa ya molaba en directo antes de ella, hoy es toda una estrella con las tablas ganadísimas y un repertorio sólido entre los hits que se sabe todo el mundo (‘Lean On’, ‘Final Song’), los medio hits que se saben unos sí y otros no (‘Kamikaze’, ‘Drum’) y las “fan favorites” de eterno recorrido (‘Slow Love’): un concierto en definitiva nutrido de grandes canciones pop y comandado por una MØ en estado de gracia y con ganas de ofrecer lo mejor de sí.
Con la salvedad de algunas canciones como ‘Strong’, las torch ballads de London Grammar no me transmiten gran cosa, pero no hay duda de que el grupo es popular. Por eso asisto a su concierto con intención de encontrar el secreto a su éxito y salgo igual de confundido. De hecho, el set se me antoja soporífero. Una pena porque su cantante Hannah Reid es una verdadera dama, una vocalista mágica en la onda de Lorena McKennitt, que no termina de crecerse en London Grammar. ¿Será que Reid está por encima de su propias canciones?
A pesar de las piscinas de lodo que se han formado en Garorock, el público del festival se engorila en cuanto llega la noche sobre todo gracias a su propuesta electrónica: Diplo por un lado el viernes, Vitalic por el otro el sábado (sin La Bien Querida) y Justice para terminar el domingo ofrecieron tres espectáculos de EDM de nivel donde primó la brutalidad y el maquinote desbocado con su punto de sofisticación, perfectos para terminar los tres días con buen sabor de boca, aunque duros de seguir hasta el final.
Kiwanuka es autor de uno de los discos mas bonitos de 2016, ‘Love and Hate’, y el inglés se merecía un público mas atento y menos distraído que el que congregó en Garorock, que por cierto solo empezó a masificarse en cuanto terminó su set el francés Petit Biscuit, que repite por segundo año consecutivo con su electrónica playera. Kiwanuka enamoró con algunas de sus mejores canciones, incluidas las emocionantes ‘Cold Little Heart’ y ‘Love and Hate’, pero la version rápida de ‘Black Man in a White World’ sigue desfavoreciendo completamente a la canción y se echó en falta algo más de contacto de Kiwanuka con su público.
El del Nortnord fue probablemente, por horario y ubicación (el diminuto Garoclub a eso de las siete de la tarde), uno de los conciertos con menos asistencia de Garorock: sinceramente, su público daba pena y no solo porque estuviera enfangado hasta los pelos de la nariz. Pero qué bonita la música de este chico de Burdeos, Gabriel Carraire: electrónica preciosista, melódica, voladora, salida de un sueño. Para seguir muy de cerca, sobre todo fans del primer Four Tet.
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