Superorganism tienen tres canciones publicadas y el beneplácito de Ezra Koenig de Vampire Weekend y Frank Ocean, pero aunque ‘Something for Your M.I.N.D.’ es pegadiza, no hace justicia al frikismo que desprende el directo del grupo. Ocho músicos subidos al escenario se reparten el trabajo así: tres de ellos tocan medio escondidos tras grandes paneles blancos; la vocalista principal, una adolescente de 17 años que aparenta ocho menos, canta las canciones y sus tres coristas, además de cantar ejecutan movimientos coreografiados durante el concierto, incluso cuando no suena música, como si fueran robots (mención aparte merecen sus llamativos “outifts”). Mientras se emiten tras los miembros del grupo proyecciones en 3D rudimentario de ballenas y advertencias sobre el peligro de las gambas. Las canciones del grupo, entre las que destacan ‘Nobody Cares’ y ‘Everybody Wants to be Famous’, son ultra pop y replican el sonido preciso, ajustado y medido de las producciones de radiofórmula, lo cual se traslada a un directo milimetrado de principio a fin. Un “superorganismo” de músicos que busca (y encuentra) la autenticidad en la teatralidad y artificialidad de un concierto de pop en mayúsculas. Entre el WTF y el puro entretenimiento.
La dosis de punk de Primavera Club ha sido intensa este año con las actuaciones de Starcrawler el viernes y de Cocaine Piss el domingo. Por un lado, el primer grupo, de Philadelphia, que cuenta con el beneplácito de Elton John y Ryan Adams, quien ha producido su single ‘Ants’, dio un verdadero conciertazo de punk y rock n roll puro, gracias a la energía de Arrow de Wilde, una vocalista flipadísima que es la versión femenina del primer Marilyn Manson y que iba vestida poco más que con un sujetador y con un suspensorio y un copa protectora. Su imponente presencia se saldaba con una mancha de sangre falsa en todos los morros y con ella saltando hacia el público, por poco pegándose una buena. Por otro lado, los belgas Cocaine Piss (gran nombre) se sumergieron en el punk más todavía, ofreciendo un concierto implacable, bruto y caótico que terminó con su también carismática vocalista interpretando varios temas en la pista, entre el público, totalmente extasiada y obligando al pobre guarda de seguridad a seguirla por toda sala tras el cable del micrófono. Dos conciertos que demuestran que el punk y el rock’ n roll no ha muerto, que está vivito y coleando y que todavía puede darnos buenas sorpresas.
Low Island daba el domingo su primer concierto en el extranjero (según afirmó uno de sus integrantes), rebosando ambición, motivado por supuesto por el potencial comercial de sus canciones, totalmente en la vena de Coldplay, cuando no en la de Wild Beasts, y que pueden llegar a sonar a Radiohead o apostar por ritmos discotequeros según la canción. Low Island ejecuta esta mezcla de influencias en directo con profesionalidad, demostrándose como verdaderos músicos y como verdaderos compositores de melodías y cantantes (atención a ‘Holding It Down’ y ‘That Kind of Love’). De los grupos que más pueden dar que hablar en el futuro, y no solo a nivel Primavera.
El autor de ‘Jardín’ actuó completamente solo, ante el teclado y acompañado de bases programadas, las mismas que él ha compuesto meticulosamente en su debut. La “performance” de Garzón-Montano estuvo bien, pero la tremenda austeridad de su puesta en escena, que por poco replicaba la de un ensayo, contrastó con la complejidad y la riqueza instrumental de sus bases, que sin duda se aprecian mejor en disco. No puede decirse que Garzón-Montano no exhume confianza y fuerza en el escenario, y cada una de sus canciones las presentó con la energía y el amor que merecen, pero para que canciones tan buenas como ‘Sour Mango’, ‘Crawl’ o ‘Bombo Fabrica’ calen en el público -y se supone que ese es el objetivo de las giras-, Garzón-Montano tendrá que presentar un directo un poco más interesante, quizá menos enfocado en los pregrabados, y con un poco más de alegría y fantasía en cuanto a “atrezzo”.
La estadounidense Amber Coffman, que actuaba en directo sola por segunda vez (es ex integrante de Dirty Projectors), desgranó su bonito debut ‘City of No Reply’ con profesionalidad, destacando un material lleno de buenas melodías y tan bien interpretado como en disco, que no se sabe cómo atrajo a tan poca gente a las primeras filas. Notable la interpretación llena de fuerza de ‘Under the Sun’. Otro “crooner” anclado en el pasado (en el mejor de los sentidos), Yellow Days, se confirmó como una promesa a la que seguir, gracias a una presencia escénica innegable, una voz magnética y unas canciones de dream soul en la onda de King Krule o Mac DeMarco que flotan como humo en el espacio. También ofreció un concierto memorable el turco Jakuzi, en la vena de Future Islands.
El viernes, DBFC fueron el alma de la fiesta con su divertidísimo “french disco” (con pedigrí, por cierto), tan bien resuelto en canciones como ‘Autonomic’ o ‘Leave My Room’, que son, y perdonadme el cliché, absolutamente irresistibles. Además, ellos se lo pasan igual de buen tocando que su público bailando o más, conque es un gusto simplemente verlos en acción. Y después, el italiano Clap! Clap! ofrecieron un espectáculo delicioso de su electrónica bailable con influencias de los ritmos latinos y africanos. Uno de esos directos que hipnotizan y envuelven. El sábado, Blanck Mass presentó su apisonador noise electrónico, a través del que levantó brutales paredes de sonido capaces de hundir un edificio. Una bestia. Tampoco estuvo nada mal el electro-pop de Smerz.
Primavera Club se plantea como un festival de descubrimientos, sin cabeza de cartel. Pero la organización se sacó de la manga a última hora un concierto sorpresa de The Breeders, que se celebró en Ochoymedio de Madrid el pasado viernes pasadas las doce de la noche, una vez hubo terminado el show previo de The New Raemon junto a McEnroe y se hubo desalojado la sala. No hubo llenazo ni mucho menos en este lugar con capacidad para 1000 personas, quizá porque mucha gente no se enteró, quizá porque The Breeders en verdad nunca fueron tan populares, quizá porque necesitan un lanzamiento nuevo con el que presentarse a las nuevas generaciones. En cualquier caso, simpático show de excelente sonido y abundante nostalgia, comenzando con ‘No Aloha’, soltando hacia la segunda mitad su mayor baza ‘Cannonball’ (tan imperecedera como siempre) y dejando por el camino temas tan monos y breves como ‘Fortunately Gone’, además de alguno en acústico como ‘Off You’. Hubo espacio para la versión de los Beatles antes de que los de la ex Pixies Kim Deal se despidieran con ‘Do You Love Me Now?’, si bien la banda, encantada de estar en Madrid con este concierto sorpresa y con tiempo para bromear sobre la rivalidad de la ciudad con Barcelona, realizara un bis con un par de temas encabezados por ‘Saints’. Sebas E. Alonso
Fotos de The Breeders y Amber Coffman en Madrid, obra de Dani Cantó; foto de Starcrawler en Barcelona, de Alba Rupérez. Todas, cedidas por Primavera Club.