Música

Las claves visuales de los vídeos de Björk, MGMT, St. Vincent, Vetusta Morla y Fever Ray

Elegimos cinco videos de entre la avalancha de estrenos de estas últimas semanas. Una nueva tanda de clips musicales para diseccionar como un psicópata con un cuchillo de cocina en Halloween.

The Gate (Björk)

La égloga es una composición poética de tema amoroso caracterizada por una idealización de la vida campestre que suele estar protagonizada por pastores que expresan su amor en entornos bucólicos. El nuevo vídeo de Björk se puede ver casi como una reinterpretación en clave fantástica de este viejo género en desuso. La cantante, ataviada como una pastorcilla, toca la flauta en lo alto de una colina mientras una suave brisa acaricia la hierba y sus cabellos. Tras esta introducción, que podría haber firmado el pintor François Boucher, pasamos a un entorno más abstracto, en la línea de los vídeos que ilustraron el anterior ‘Vulnicura’. El contexto cambia, pero el texto se mantiene: un diálogo amoroso, neoplatónico (como el género pastoril), que, por medio de largos planos-secuencia, establecen un grupo de lepidópteros que parecen danzar en medio de una aurora boreal. Björk expande su amor cósmico e iridiscente vestida de Gucci y cubierta con sus habituales máscaras diseñadas por James Ferry.

Little Dark Age (MGMT)

No parece casualidad que el vídeo de ‘Little Dark Age’ se haya publicado justo antes de Halloween. David MacNutt -que ya colaboró en anteriores trabajos con MGMT- y Nathaniel Axel dirigen esta fantasía gótico-surrealista que parece una fiesta de disfraces de la noche de difuntos. El video, rodado con mucho plano corto y zoom, está articulado a través de algo parecido a tres líneas argumentales. La primera tiene como protagonista a una especie de azafata de congresos despistada que al entrar en un viejo caserón “despierta” a los fantasmas que allí habitan. En la segunda aparece el teclista Ben Goldwasser ataviado como un poeta maldito, a quien su afición por la absenta le hace ver a la Muerte como si fuera el protagonista de ‘El séptimo sello’ (1957). La tercera introduce un giro metalingüístico en el que vemos el rodaje del propio vídeo con el cantante Andrew VanWyngarden homenajeando a Robert Smith. Las tres líneas argumentales serpentean durante todo el vídeo para ofrecernos un catálogo de imaginería gótica, salpicaduras de fetichismo y un explícito tributo al célebre ‘The Golden Days’, de Balthus.

Los Ageless (St. Vincent)

El quirófano como la nueva peluquería. St. Vincent ironiza en su nuevo vídeo sobre la obsesión por la belleza y el culto a la perfección física. Con una estética colorista y perturbadora, que remite a las fotografías de Guy Bourdin, el director Willo Perron (autor también del vídeo ‘Birth In Reverse’) presenta a Annie Clark interpretando varios roles de “angelinas sin edad”. A las distintas St. Vincent les estiran la cara como en la famosa escena de ‘Brazil’ (1984), aparecen vendadas como en ‘Los ojos sin rostro’ (1960), con trajes de tigre como en ‘La piel que habito

’ (2011) o viendo la “televisión real” de ‘Videodrome’ (1983). La filosofía de la “Nueva carne” que alumbró David Cronenberg aparece convenientemente plastificada y embasada al vacío. Una distopía cosida en cuerpos sin edad, que se alimentan de sushi “orgánico”, se ejercitan como una masa sin rostro, y cuya posibilidad de rebelarse acaba como un gran “No” hecho trizas en una trituradora.

Te lo digo a ti (Vetusta Morla)

Tras ‘Go back to Spain’ (Bravo Fisher) y ‘Planilandia’ (Lori Meyers), Nacho Vigalondo vuelve a dirigir un vídeo musical. ‘Te lo digo a ti’ juega con el estribillo de la canción para narrar un interrogatorio que se desarrolla bajo una inquietante luz de fluorescente averiado, y fluctúa entre la pesadilla kafkiana y la comedia dadaísta. Vigalondo, travestido a lo Ed Wood en ‘Glen or Glenda’ (o a lo Millán de Martes y Trece), recibe las acusaciones de dos policías: la “poli buena”, Lolita, cuyos brazos acusadores se estiran como en una fantasía de Michel Gondry; y el “poli malo”, Nacho Vegas, cuya elocuencia como cantante se ve reducida en la ficción a una sonora bofetada. El director contrapone persona y personaje, realidad y ficción, para añadir desconcierto a la narración y descontextualizar una secuencia típica del cine policiaco. El vídeo ilustra con humor una historia de terror: el miedo a ser señalado, el temor, tan hitchcockiano, a ser culpado de algo que no has hecho o no recuerdas haber hecho. Algo así como el reverso cómico de la aterradora ‘The Night Of’.

To The Moon And Back (Fever Ray)

Otro vídeo que podría proyectarse durante una fiesta de Halloween… de hace algunos años (junto a los de Marilyn Manson). El estilizado ‘To The Moon And Back’ comienza con una figura rubia platino (que podría ser Nacho Vigalondo con peluca), llegando, como si fuera un Renfield posmoderno, hasta la tumba de una Nosferatu ciberpunk. Fever Ray despierta entre tiritonas y destellos lumínicos, y comienza a andar por lo que podría ser el extrarradio de una ciudad cualquiera de ‘Blade Runner’. La aparición de un grupo de mujeres, que parecen recién salidas de un club de fetichismo, transforma el paseo nocturno de la cantante-vampiresa en una tea party que reinterpreta, en clave BDSM, el clásico eufemismo lésbico. Karin Dreijer se bebe el té que le escancia una de sus amigas y, como en una orgía vampírica, descansa saciada de deseo. Luego vuelve Nacho Vigalondo y la recoge como quien recoge a una borracha tras una despedida de soltera en Magaluf.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Joric