Núria Graham / Does It Ring A Bell?

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Núria Graham / Does It Ring A Bell?

nuria graham ring a bellHay dos Núrias Graham. Una diurna y otra nocturna. Una, dispuesta a abrazar el desastre, su propio caos; la otra, pasional y luminosa. Una es la que aparece en la portada: inmaculada, clara y rodeada de flores, fruta y un vaso de agua; la otra es la que habla de noches de bar, drogas, alcohol y amores que se acaban. Superados ya los 21 años, y con una trayectoria que llega al lustro, la guitarrista, compositora y cantante vigitana publica hoy ‘Does It Ring A Bell?’, su segundo álbum: un trabajo de pop-rock personal, equilibrado y sincero a través del cual ha analizado, combinado, separado y enfrentado a sus dos yos. Y lo hace mediante una serie de confesiones teñidas de autocrítica que le sirven, primero para purgarse, y luego para perdonarse a sí misma por sus pecados.

Esa dualidad marca la lírica general de todo el álbum, pero se ejemplifica sobre todo en ‘Marianne’, un elegante y despreocupado tema en el que Núria se desdobla en Mariana –que es su segundo nombre– para reconocerse en su vertiente más oscura: “Marianne is only alive at the night time”; o, como dice en ‘Lucifer Sam’, cuyo ritmo marcial y dirección de tono recuerda ligeramente a St.Vincent, en su peor versión: “And I have seen the worse version of us: Drunk! Pretending! And laughing”. Lo dicho: un disco confesional.

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Desde el punto de vista formal, sin embargo, no hay mucha variación entre ‘Does It Ring A Bell?’ y ‘Bird Eyes’, su primer álbum. De hecho, Graham suena cada vez más a sí misma: con melodías muy suyas y una manera concreta de tocar la guitarra, cuyo sonido, según ella, “es más sincero que mis propias palabras”. En ese sentido, su estilo se hace reconocible por la construcción a fuego lento de una espacialidad siempre abierta –ya sea diurna o nocturna, siempre es diáfana– y por la delicadeza y la seguridad de su tacto en las cuerdas. Es ligera como una mariposa, pero cuando se posa lo hace muy consciente de donde pisa. Mucho tendrá que ver también el hecho de que su banda, compuesta por Jordi Casadesús al bajo, Aleix Bou a la batería y Artur Tort –nueva incorporación– al teclado, está cada vez más compenetrada; así como el trabajo de producción de Joan Pons (El Petit de Cal Eril), con quien Graham se embarcó conjuntamente en la búsqueda de un sonido concreto.

Donde sí ha cambiado, más allá de las nuevas experiencias emocionales que nutren ahora sus historias, es en la ambientación: más equilibrada entre noche y día, cuando en ‘Bird Eyes’ eran fundamentalmente composiciones noctámbulas. Por un lado hay canciones como ‘Bird Hits Its Head Against The Wall’, tenue y cristalina, ‘Sinner’, lenta, acuosa e íntima –hola, Mac DeMarco–, ‘Does It Ring A Bell?’ o ‘Hide Your Emotions (Somewhere Safe)’, un elegante y nostálgico corte con alma de blues, que entrarían de maravilla en un viaje en coche al ponerse el sol. Por otro, piezas con energía casi matinal, luminosas, como ‘Cloud Fifteen’, casi cegadoras como ‘Lucifer Sam’ –“I need to get away from the sun before he reaches me”– o simplemente optimistas, como ‘Smile On The Grass’, donde puede olerse el frescor de la hierba y oírse la risa caer despreocupada. Un equilibrio logrado a través de ser natural: el mismo modus operandi de artistas como Courtney Barnett o Angel Olsen, de quienes se respira cierta influencia. Un equilibrio que también es fruto, por otra parte, de un proceso de autoanálisis y de enfrentar sus dos mitades.

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Con todo, puede que algunos esperásemos cierta evolución morfológica por su parte, más acorde a lo que ella misma reconoce como su forma más actual de expresión: más encrespada y envuelta en distorsión. En la línea de su EP ‘In The Cave‘ y de sus últimas actuaciones, ya como cuarteto. Por ese camino solo se adentra un par de veces: en ‘Peaceful Party People From Heaven’, un monumental y desgarrado tema que supera los cinco minutos, y en ‘Morphine’, canción concebida ya como cierre, donde más que garra lo que muestra es carácter. Dos inmersiones en distorsión donde vemos a la catalana realmente cómoda. Su futuro es el de una artista cada vez más dueña de su sonido, con la inteligencia, el interés y la habilidad necesarias para acabar dominando todo el proceso de creación, grabación y producción musical. Tiempo al tiempo. Por el momento, este nuevo paso que ha dado, aunque no muy arriesgado, sí es firme y seguro: una confirmación en toda regla.

Calificación: 7,9/10
Lo mejor: ‘Peaceful Party People From Heaven’, ‘Morphine’, ‘Hide Your Emotions (Somewhere Safe)’ y la delicadeza de su tacto.
Te gustará si te gustan: Angel Olsen, Courtney Barnett, St. Vincent, Mac DeMarco, Julien Baker.
Escúchalo: Spotify

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