La joven de 18 años, originaria de Pamplona, es en algunos sentidos la “nueva Virginia Maestro”. Su voz es delicada y su gusto musical profundiza más allá del mainstream actual, yéndose a los Beatles y a David Bowie (e incluso, de manera más sorprendente e inesperada, a grupos alternativos como Neutral Milk Hotel o El Mató A Un Policía Motorizado) donde Maestro se iba a Radiohead y Cardigans. En la gala cero, Amaia se presentó con una versión de ‘Starman’ de Bowie que, lejos de hacérsele grande, adaptó a su estilo sin restarle la emoción original. Amaia, que ha sido favorita del público dos veces consecutivas, es mucho más que carisma y naturalidad, por mucho que al público le fascine su personalidad a veces un tanto bizarra.
El éxito de Amaia demuestra que el público no es tonto y que no se deja impresionar por los talentos dramáticos de concursos como La Voz, donde las voces grandes y acrobáticas carecen de “cara”… y no solo literalmente. Amaia emociona sin estridencias, gracias a un registro vocal dulce que no posee gran fuerza pero sí rango y expresividad suficientes para resultar versátil en diversos géneros, como ha demostrado en sus estupendas versiones de ‘Starman’, la reciente ‘Con las ganas’
o la viral ‘City of Stars’, tres canciones muy diferentes que Amaia ha sabido apropiarse, casi haciéndonos olvidar las originales. La voz de Amaia es clásica, atemporal y su bonito vibrato remite a Cecilia, cuando no a Connie Stevens: no hace falta decir que escucharla cantar ‘Un ramito de violetas’ o ‘Blame it on My Youth’ sería otra maravilla para OT.Y más allá del repertorio que Amaia está obligada a interpretar en las galas, como Maestro, la navarra también toca instrumentos y aunque no es compositora -que se sepa-, las canciones que versiona en la Academia, al piano o a la guitarra, apuntan hacia un futuro comercial en la dirección de “singer songwriters” como Zahara, L.A., Anni B Sweet, Vega, Virginia Maestro o por supuesto de ese El Kanka al que Amaia ha versionado en un par de ocasiones, una de ellas popularmente al piano (‘Lo mal que estoy y lo poco que quejo’). A un futuro, en definitiva, más allá de Operación Triunfo y de la tele en general. A nadie puede olvidársele que Amaia ya concursó en ‘El número uno’ en 2012, siendo rechazada por la misma Mónica Naranjo que hoy la juzga desde el panel de OT, y no por lo que hiciera mal, sino precisamente porque lo hizo demasiado bien. Naranjo ya entendió en su momento que a Amaia los concursos televisivos se le quedaban pequeños.
Gane Amaia OT o no, en cuanto salga de la Academia y se proponga sacar un disco es muy probable que se tomen decisiones erróneas en cuanto al manejo de su carrera. Por suerte no está Risto Mejide por el medio para producirle un disco mediocre que solo le guste a él. Pero ojalá Amaia disponga de la libertad creativa que necesite y, sobre todo, en caso de que los necesite, de buenos compositores que sepan sacar lo mejor de ella ofreciéndole buenas melodías y buenas letras. A estas alturas del programa, está claro que Amaia es la mejor concursante de Operación Triunfo, y su objetivo ahora mismo es superarse a sí misma.