El sencillo vídeo, en el que la figura de Rosalía como cantaora va emergiendo, ha sido dirigido por Ignasi Monreal y producido por Pink Salt & Collateral Films. El concepto es “utilizar la noche como metáfora de lo desconocido y pretende ser una celebración de la muerte como parte de la vida”. Las superposiciones cromáticas del final no hacen sino acentuar el desenlace, dibujando por ejemplo lágrimas en el rostro de Rosalía.
Cabe preguntarse por qué esta canción impresiona tantísimo desde la primera escucha. Y es que además de que Rosalía suena en su mejor momento en su interpretación, la original de Enrique Morente, que abría el disco ‘Cruz y luna’, de 1983, planteada en plan «tango», ya era alucinante. Rosalía la ha reducido a lo mínimo, quitándole algo de ritmo en principio, pero recalcando los momentos más pasionales de la letra en la búsqueda de un clímax que no existía. Claramente una de las mejores canciones del momento y del año.